En Mensencia hemos descubierto la mejor forma de eliminar los kilos de más, ahogarlos en el agua. Lo que tienes que tener claro desde un primer momento es que el agua no engorda, y la razón es bien sencilla: el agua no contiene calorías. Por ello puedes beber tanta como quieras.
Además de evitar la deshidratación, te ayudará a eliminar lo que tu cuerpo ya no necesita. Es importante tener en cuenta que los refrescos y bebidas azucaradas elevan nuestro nivel de calorías, es más, se calcula que alrededor de 500 kcal son las que podemos ingerir durante un día bebiendo un par de refrescos a las comidas.
Si consigues sustituir todas esas bebidas cargadas de azúcar, cafeína, gas y alcohol, descubrirás con agrado cómo puede ayudar a evitarte algún kilillo de más. Además el agua produce en tu organismo una sensación de saciedad que logrará que te olvides de los donuts durante un rato, por lo menos perderás ese “gusanillo” hasta la hora de la comida.
El agua es la encargada de arrastrar de tu cuerpo todo aquello que no necesitas, empezando por las fibras residuales de los alimentos, que ayuda a disolver, y acabando con las temidas grasas. Si no bebes lo suficiente tus riñones no podrán rendir al máximo y será tu hígado el encargado de ocuparse de procesar lo que ellos no pueden.
Recuerda que un simple vaso de agua absorbe calorías ya que provoca una disminución de la temperatura corporal. Para recuperar el calor tu organismo quema grasa con lo que el gasto calórico aumenta y el peso corporal disminuye. Así de fácil.
Algunas dietas de adelgazamiento provocan efectos secundarios, tales como el estreñimiento, así que si no bebes la suficiente cantidad de agua tu organismo responde limitando la producción de orina y de sudor para evitar la deshidratación. El siguiente paso es tomar el agua de cualquier parte, por ejemplo del colon. Cuando esto ocurre las heces se vuelven más secas y se produce el estreñimiento. El agua mineral te ayudará a que tus momentos más íntimos del día en el cuarto de baño no se vean arruinados.
El agua también te ayuda a hacer la digestión, está demostrado que la ingesta de este líquido, antes y después de las comidas mejora el tránsito intestinal y favorece la disolucuón de los jugos gástricos, así que ya sabes, durante el día el agua se puede convertir en tu mejor aliada. Siempre es recomendable beberla con moderación, una ingesta excesiva puede provocar daños en tu organismo.
Foto | Mercado calabajío, Blogysalud
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