Aunque al momento de adelgazar lo primero que solemos mirar son las calorías de lo que comemos, otros factores también son importantes y eso lo demostramos a continuación contándote que el sodio no aporta calorías pero puede favorecer el aumento de peso.
Cómo un exceso de sodio puede hacerte engordar
El sodio es un mineral presente en la sal de mesa común, en diferentes aditivos y como conservante natural en variedad de alimentos procesados y ultraprocesados. Y si bien no aporta calorías, su exceso puede ser un gran enemigo al momento de lograr un cuerpo en forma.
Un consumo de sal por encima de los 5 gramos diarios o de sodio superior a los 2,3 gramos por día es desaconsejado por la OMS, pero muy habitual en la población actual debido en gran parte a la presencia de productos de origen industrial en la mesa diaria.
Un exceso de sal no sólo puede incrementar el riesgo de sufrir hipertensión arterial y una mala circulación sanguínea que perjudica la salud cardiovascular, sino también, puede ser junto a los azúcares, las harinas refinadas y otros factores alimenticios, responsable del aumento de peso de la población mundial.
El exceso de sodio te hace comer más
Aunque el sodio no aporta calorias, su ingesta en cantidades apreciables está asociada a un incremento de la energía consumida, quizá porque estimula el ingreso de alimentos y nos sacia menos.
Un claro ejemplo es el glutamato monosódico, un aditivo muy usado para saborizar alimentos que contiene sodio y que estimula el apetito.
Como si fuera poco, el sodio tiene poder adictivo y puede estimularnos a un consumo cada vez superior, por lo que si buscamos alimentos ricos en sodio de seguro caeremos en productos o alimentos industrializados que son precisamente, los que peor calidad nutricional posee y así, también el sodio favorece el aumento de peso.
El exceso de sodio te hace beber menos
Aunque todos creemos que cuanta más sal ingerimos más agua bebemos, la ciencia indica todo lo contrario pues al poder ocasionar retención de líquidos el cuerpo reacciona produciendo menos sed y de forma indirecta esto puede ocasionar una mayor ingesta de alimentos o lo que es igual, un consumo de calorías superior.
Es decir, de forma indirecta también el sodio puede hacernos engordar alterando procesos metabólicos básicos y ocasionando, más hambre, más apetito y más calorías ingeridas.
Claramente, las calorías de lo que comemos no dicen todo, sino que la calidad es más importante y eso queda demostrado con el sodio, que sin aportar energía puede hacernos engordar cuando lo ingerimos en exceso.
Cómo reducir el sodio en la dieta habitual
En primer lugar debemos saber que la principal fuente de sodio de la dieta son los alimentos procesados y ultraprocesados, por lo que, pasarnos a los frescos y reducir la ingesta de productos con etiqueta resulta fundamental.
Asimismo, intentar usar la menor cantidad posible de sal de mesa y recuperar el sabor original de los alimentos (que naturalmente poseen sodio) es de gran ayuda.
Para lograrlo, lo más aconsejable es acudir a hierbas y especias varias que ha sido comprobado que incrementa la sensibilidad por el gusto salado y de esta forma, ayuda a reducir el consumo de sal y sodio por defecto.
Por otro lado, evitar la comida comprada, los snacks comerciales, las salsas industriales y demás alimentos que pueden esconder sal en su interior es clave, pues incluso los que poseen sabor dulce incluyen sodio en su interior como galletas, bollería y otros.
Así, reducir el consumo de sodio puede ser de ayuda para lograr tu objetivo de perder peso de cara al verano, pues como hemos dicho, aunque no aporta calorías, el exceso de sal puede hacerte engordar.
Imagen | iStock
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