Cuando llevamos un tiempo entrenando duro y cuidando nuestra dieta con la finalidad de adelgazar o quemar grasas, podemos alcanzar un estado de "tumba metabólica" que no es más que la razón por la cual no conseguimos perder peso ni grasa a pesar de nuestros esfuerzos.
¿Qué es y por qué se produce?
La tumba metabólica es el término que solemos usar para definir un metabolismo dañado que no nos permite avanzar a pesar de nuestros intentos por perder peso y/o grasa corporal.
Muchas veces solemos caer en este estancamiento debido a que alcanzamos la tumba metabólica por acudir a recursos extremos que dañan aun más el funcionamiento del organismo. Por ejemplo: las dietas estrictas que producen una brusca pérdida de peso o que restringen al máximo las calorías que ingresan al organismo pueden ser responsables de alteraciones metabólicas que nos impiden continuar definiendo nuestro cuerpo.
Así, cuando acudimos a recursos "extremos" como reducir drásticamente las calorías de la dieta y/o matarnos en el gimnasio haciendo cardio mientras no ingerimos suficientes calorías, puede dar resultado en un principio, pero al cabo de un corto tiempo, nuestro cuerpo sufre una adaptación metabólica y ya no se obtienen resultados aunque quitemos más calorías o incrementemos el cardio que realizamos.
Estos cambios metabólicos se mostraron en un estudio con participantes del programa televisivo "The Biggest Loser" donde se comprobó que aun seis meses después de haber perdido peso, su cuerpo quemaba menos calorías que antes, es decir, su metabolismo se había reducido drásticamente.
También puede suceder que hemos afectado el funcionamiento de nuestro tejido adiposo, volviéndolo menos eficiente para oxidar grasas pero más propenso a almacenarlas, todo ello a causa de nuestro metabolismo alterado y el efecto de diferentes hormonas en el mismo, tal como ha sido probado en una investigación publicada en la revista Obesity Reviews.
Esto es responsable de alcanzar el estado de tumba metabólica y la razón por la cual no continuamos perdiendo peso o grasa corporal a pesar de nuestros esfuerzos. Y si a causa de este estado decidimos volver a nuestra dieta anterior, nos ganaremos como premio un gran efecto rebote que nos dejará con muchos más kilos de los que teníamos antes de acudir a los recursos extremos que dañaron el metabolismo.
He entrado en tumba metabólica, ¿cómo salgo?
Si te está ocurriendo justamente lo que describimos antes y te encuentras con un metabolismo dañado y alterado que pese a tu esfuerzo, no te permite avanzar ni ver resultados, es momento de prestar atención a tu cuerpo.
Lo peor que podemos hacer si entramos en un estado de tumba metabólica es abandonar todo tipo de cuidado y comenzar a cargarnos de calorías y sillón, pues como dijimos antes, nos ganaremos un gran efecto rebote.
Tampoco es buena opción seguir reduciendo calorías en la dieta o incrementar el gasto calórico, sino que debemos estabilizar el metabolismo y para ello, nada mejor que hacerle entender que no estamos en período de carencia, que hay calorías para gastar y que el gasto no es tan severo sino que lo podemos afrontar.
Es decir, nuestro cuerpo reduce el metabolismo para compensar el gran déficit que enfrenta y así "preservarse" del estado de carencia en el que se encuentra. Entonces, lo ideal una vez que estamos en tumba metabólica, es no dejar de movernos pero quizá, hacerlo con moderación y entrenando músculos además de cardio, pues las pesas ayudan a incrementar el metabolismo.
Por otro lado, sostener el ingreso de calorías para "mantenernos" en la situación un tiempo puede servir para estabilizar el metabolismo y no continuar "asustándolo".
Un par de semanas así es suficiente para que nuestro metabolismo salga de ese estado de tumba y podamos volver a recomenzar con un plan, ahora más sano y no tan extremo.
Lo mejor: prevenir la tumba metabólica
Siempre es mejor prevenir que curar, por ello, lo ideal es no alcanzar nunca el estado de tumba metabólica. Para eso, recomendamos seguir los siguientes consejos:
- Evitar dietas extremas que reducen drásticamente las calorías, pues ello "asusta" a nuestro cuerpo y reduce rápidamente el metabolismo. Lo ideal es quitar 500 o poco más de las calorías que necesitamos a diario, pues con ello es suficiente para perder peso y grasa.
- Entrenar con peso y no sólo cardio, ya que el primero favorece el mantenimiento de la masa muscular y ello, nos permite conservar la actividad del metabolismo intacta. Además, puede ser mejor para quemar grasas.
- Variar la rutina, tanto en dieta como en entrenamiento, pues si siempre damos las mismas y escasas calorías o si siempre entrenamos igual, nuestro metabolismo se adapta fácilmente a ello y deja de ofrecer cambios y resultados.
- Paciencia por sobre todas las cosas, pues la pérdida de peso y grasa en el cuerpo no es algo que podamos lograr rápidamente sin dañar nuestro metabolismo. Lo ideal es acudir a estrategias sanas y no tan bruscas que nos ayuden a perder peso y grasa lentamente pero a largo plazo y siempre, cuidando la salud del organismo.
Ya sabes, las soluciones mágicas pueden pasarnos factura, por ello, conoce y evita la tumba metabólica cuidado siempre la salud de tu cuerpo.
Bibliografía consultada | Obesity (2016) 24, 1612-1619. doi:10.1002/oby.21538 y Obes Rev. 2015 Feb; 16(Suppl 1): 45–54.
Published online 2015 Jan 22. doi: 10.1111/obr.12255
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