Hemos tenido que esperar diez años para que el Premio Princesa de Asturias de las Letras recayera de nuevo en una escritora. La última vez (aún con la denominación Príncipe de Asturias) fue en 2008, cuando lo ganó la escritora canadiense Margaret Atwood. Con el reconocimiento de este año a Fred Vargas, se premia a la reina de la novela negra francesa. El jurado se acuerda así de un género tantas veces olvidado y reconoce en su acta el mérito de la autora para combinar «la intriga, la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica de la buena prosa en francés».
Fred Vargas, de sesenta años, arqueóloga e historiadora de profesión, debutó en la literatura en 1986, con Los juegos del amor y de la muerte, aunque su popularidad en todo el mundo llegó con la serie del comisario Adamsberg, que alcanza ya los doce volúmenes publicados. El último, Cuando sale la reclusa, vio la luz el año pasado. A la calidad de sus letras y la intriga de sus tramas, se une el cariz culto que le aporta su propia formación y una visión femenina y feminista que no pasa desapercibida al lector.
Vargas es la séptima mujer que obtiene el Princesa de Asturias de las Letras desde la creación del galardón, en 1981. La primera fue Carmen Martín-Gaite (1988, compartido), y desde entonces lo han ganado Doris Lessing (2001), Fatima Mernissi y Susan Sontag (compartido en 2003), Nélida Piñón (2005) y la propia Margaret Atwood.
Imágenes | Ediciones Siruela, Amazon.
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sakurahime
Como apasionada por la literatura francesa me alegro de que este año se hayan reconocido los méritos de Fred Vargas, cuya obra está prácticamente toda traducida al español. Y ya que en este post se menciona a otra ganadora del premio, la escritora Carmen Matín Gaite, aprovecho para recomendaron tres de sus libros: "Entre visillos" (1957), novela con la que ganó el premio Nadal; "Usos amorosos del dieciocho en España", una adaptación de su Tesis Doctoral que publicó en 1972, el mismo año en el que obtuvo su título de Doctora a los 46 años, cuando ya había escrito mucho y era una autora consagrada con una activa vida profesional y social y no necesitaba el Doctorado para nada. Pero Carmen era así, tenaz, curiosa
y cojonuda. Y por último, el ensayo "Usos amorosos de la postguerra española" (1987). Tres títulos imprescindibles para que las mujeres españolas sepamos de dónde venimos, reflexionemos sobre nuestra situación actual y pensemos en cómo queremos que sea nuestro futuro.