Desde que en 1960 se lanzara Alfa, la primera lámpara diseñada por Artemide, muchas son las luces que decoran lujosamente las casas más estilosas.
Con su personal concepto the Human light, el foco de atención es el hombre y el sistema de iluminación está a su servicio y no al contrario.
Siempre intentamos adaptar la lámpara a nuestro espacio pero, como bien dice la filosofía de la marca, la experiencia del hombre es la que hace nacer objetos para cubrir sus necesidades.
La lista de premios recibidos por su labor de diseño y avanzada tecnología son tantos a lo largo de su trayectoria que mejor los leeis vosotros mismos aquí. En los Red.dot design award está como en su casa.
Y atendiendo el debate que tenemos con Laura y algunos comentaristas sobre lámparas en Embelezzia, aquí descargo la artillería pesada de Artemide.
Para honrar el minimalismo del que hablábamos con Sparrow, las bolas de vidrio soplado al ácido que veis en la foto arriba se llaman Dioscuri tavolo, diseño de Michele De Lucchi (no es broma). Una forma sencilla y atractiva por su luz difusa que da calidez en cualquiera de sus cuatro tamaños disponibles.
Las lámparas de pie de la abuela, recíclalas pero en el contenedor. Y para convercerte de ello, es tal la variedad de esta firma italiana que no sabrás cuál escoger. Mi preferida es Cabildo terra: ese anillo de luz difusa me ha cautivado. Realizada en pie de acero y anillo en aluminio fundido a presión. Otra elección acertada es la Cadmo (galería de imágenes).
Vamos a por las lámparas de sobremesa. Aquí sí me acabo liando siempre y escojo modelos de los más raritos. Por suerte, en su catálogo encontré Aqua cil, también en acero y aluminio, con una luz más directa. Esas ondas en color cromo me recuerdan la orilla del mar en donde vivo. Disponible en cromo mate o brillante y metalizado naranja o azul. Lo mejor del cromo es que no importa cuántas veces redecores la estancia, siempre quedará integrada perfectamente.
Lo que nunca me ha gustado escoger son los apliques, puede que porque el único pasillo que he tenido era demasiado corto y uno era poco, dos eran demasiados. En fín, las luces de pared no son lo mío. Espero que mis lectores les parezca bien el modelo que he elegido por su sencillez, y porque odio cuando se ve la bombilla: Surf es perfecto.
He dejado mi gran descubrimiento para el final: la lámpara de techo más bonita que he visto en mucho tiempo, la Mercury soffitto en versión plafón (foto principal). Si la belleza cae un día del cielo será de mano de esas grandes piedras flotantes de superficies biomórficas lisas. Se reflejan las unas en las otras y proyectan, de día, la luz natural y las formas de la gente que pasa debajo.
La quiero para el techo de la casa de mis sueños.
Sitio oficial | Artemide
En Embelezzia | Casas de lujo