La diadema es una de las joyas tocado que más nos hacen soñar en un mundo femenino y, porqué no, de fantasía y de cuento de hadas. La maison Chaumet es la reina de estas diademas que forman su particular mundo de princesas.
Las diademas van unidas a la historia de Chaumet desde sus inicios en 1780. Para esta firma de joyas francesa la figura de la princesa es un símbolo de feminidad sin igual y han realizado desde entonces unas 1500 piezas para las monarquías y grandes familias aristocráticas.
El fundador de Chaumet, Nitot, ya recibió numerosos encargos de joyas de parte de Napoleón para adornar la cabeza de sus familares como símbolo de miembros femeninos del Imperio, en forma de diademas, peinetas o cintas.
Una historia de joyas tocado fabulosa en diseño y materiales, todo tipo de piedras preciosas y perlas adornando las diademas, desde la más clásica a la más extravagante con penacho.
Las grandes firmas como Chaumet saben conservar su bagaje histórico clásico y adaptarse a los nuevos tiempos a medida que va evolucionando la sociedad y sus modas. Es algo que respeto y admiro profundamente.
Entre su selecta clientela han contado con nombres de familia como La Rochefoucaultd, Rotschild o Beaumont. Entre la aristocrácia y la realeza de finales del XIX, las duquesas de Doudeauville, de Luynes o de Harcourt.
Como anécdota más reciente, la condesa de Bessborough prestó su diadema Chaumet a Rose Kennedy con la que asistió lujosamente tocada a una recepción en el palacio de Buckingham en 1938.
Si vas a Paris, no dejeis de visitar la tienda Chaumet de la Place Vendôme. Ahí se conservan 700 maquetas de diademas en alpaca como si de un muestratio histórico se tratara. Todo en el mundo del lujo es fascinante.
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