La Maison Harry Winston - uno de los imperios más grandes y prestigiosos en la industria de la joyería de lujo, que se remonta al año 1932 -, acaba de editar un libro, publicado por Edit. Rizzoli, que reproduce una selección de fotos de archivo, a cual más espectacular, que nos ayudarán a descubrir una maravillosa historia de amor entre este visionario diseñador y algunas de sus mejores creaciones.
Muchos son los iconos hollywoodienses que han lucido joyas firmadas por Harry Winston en momentos clave de sus vidas: desde Elizabeth Taylor que recibió de Richard Burton el mítico diamante Taylor-Burton con motivo de su segundo matrimonio, a la actriz Jennifer Jones que fue la primera en lucir joyas firmadas por Harry Winston en la alfombra roja de los premios Oscar concedidos por la Academia del Cine. Gwyneth Paltrow, Halle Berry, Glenn Close, Juliette Binoche, Sharon Stone y Sofía Vergara fueron otras que no dudaron en seguir su ejemplo.
Harry Winston era el hijo de un pequeño joyero de origen ucraniano que se había establecido en Nueva York. Un joven emprendedor y visionario, con mucho talento, que antes de cumplir los treinta años ya era conocido como el “rey de los diamantes”. Su pericia fue quien le animó a incorporar a sus creaciones engarces de platino que permitían una disposición tridimensionales de las piedras preciosas y una gran flexibilidad.
La firma posee sesenta de los trescientos tres diamantes más grandes del mundo, por lo que, desde el año 1949, suele organizar magníficas exposiciones donde presenta sus piezas más sofisticadas y extravagantes para deleite del gran público. La colección "Hope Diamond", por ejemplo, fue un acontecimiento a nivel mundial, ya que recorrió toda América antes de ser donada al Museo Smithsonian de Nueva York.
El primer acierto del fundador de la firma "Harry Winston Joaillerie" fue comprar la colección de joyas de Arabella Huntington, viuda de un magnate del ferrocarril, y volver a montar a aquellas magníficas piedras de gran calidad, de forma menos rígida, en consonancia con las modas imperantes, construyéndose, de este modo, una magnífica reputación. La firma se hizo famosa por su competencia, el savoir-faire de sus artesanos, la calidad de sus piedras preciosas y sus innovadoras creaciones. Desde hace ocho décadas, su nombre evoca glamour, diamantes espectaculares, y piedras de excepción.
El segundo gran acierto de Winston fue darse cuenta de lo importante que era conseguir seducir a las grandes divas del cine de los años cuarenta. En 1943 se le ocurrió prestarle unas valiosas joyas a la actriz Jennifer Jones, para que las luciera en la alfombra roja con motivo de la entrega de los Oscar. El efecto fue increíble. Desde entonces, no ha vuelto a celebrarse ninguna nueva ceremonia de entrega de premios sin la presencia de joyas firmadas por Harry Winston.
Esta maravillosa historia de amor entre las joyas Harry Winston y las actrices de Hollywood queda refrendada en la película "Diamonds are a girl’s best friend" interpretada por Marilyn Monroe, que no duda en pedir - mientras canta enfundad en un fuseau de tafetán color rosa: “Talk me Harry Winston, tell me all about it”.
Los diamantes de Harry Winston, ahora, en un libro para coleccionistas que conseguirá volver a hacer relucir algunos de los quilates más famosos de la historia en todo su esplendor.
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