Macarena Gómez se codea con Carlota de Mónaco y con Hugh Jackman, y luego dicen que no es importante con quien te casas y al cole al que vas

Montblanc está de celebraciones. Resulta que este año cumple su 110º aniversario, y para festejarlo por todo lo alto ha aprovechado su tradicional participación el el Salón Internacional de Alta Relojería (SIHH) para ofrecer una cena VIP en el Hotel des Eaux-Vives de Ginebra, un elegante espacio con vistas al Lago Leman.

A la cita acudieron como es lógico y natural Hugh Jackman y Carlota Casiraghi quienes, como ya sabéis, son embajadores de la marca. Pero también Macarena Gómez con su marido el instructor de vuelo y paracaidista reconvertido en cantante Aldo Comas. Si ya lo decía mi abuela, que era importante ir a un buen colegio para aprender mucho ¡claro!, pero también para codearse con lo más granado de la sociedad por aquello de hacer maripandi, y que luego te invitasen a sus casas y a sus fiestas.

Sin quitarle méritos a nuestra querida Macarena, está claro que la relación que Aldo mantiene con los príncipes de Mónaco probablemente haya tenido mucho que ver con la decisión del CEO de la Maison, Jérôme Lambert, a la hora de fijarse en esta actriz española para nombrarla también embajadora de la marca.

Macarena, que estaba guapísima vestida con un fourreau negro con cola, mangas asimétricas y un bordado de plumas negras a lo Sinsajo, llegó a la fiesta cubierta con una estola de renard argenté que le favorecía un montón.

Tanto ella como Aldo, Carlota, Hugh, Pierre Niney (el actor que interpretó a YSL), y los otros invitados a la fiesta se lo pasaron pipa rodeados de brillantes farolas mientras escuchaban a un trío musical que interpretó las piezas que escucharon los viajeros del Titanic antes de que éste se hundiera en el mar mientras disfrutaban también del clásico menú que se solían servir en estos magníficos transatlánticos cuando realizaban largas travesías entre Europa y América.

Todo para presentar también los nuevos relojes de la Colección 4810, inspirada en la edad de oro de los viajes. Antes de cenar, los invitados al evento también tuvieron la oportunidad de poder charlar y ver como trabajaban los maestros artesanos relojeros a los que habían colocado no en un corner sino en un lugar presidencial para que todos pudieran verlos bien.