Ayer Gisele Bündchen volvió a subirse a una pasarela, quizás una de las más importantes de su vida sobre todo cuando ocurre después de su retirada definitiva en el 2015. Con cerca de 70.000 espectadores la modelo cruzó el estadio de Maracaná al ritmo de una de las canciones más famosas de Brasil, 'Garota de Ipanema' de Tom Jobim que interpretó su nieto Daniel Jobim. Sin duda fue uno de los momentos más especiales de la noche en una ceremonia de apertura bastante breve y algo insulsa.
Gisele apareció sola, en la pasarela más larga de su vida (según ha afirmado a la revista 'People'). Algunos hemos echado de menos la participación de otras top brasileñas como Alessandra Ambrosio, Adriana Lima o Iza Goulart (las tres participaron en el traslado de la llama olímpica por Rio de Janeiro en las últimas horas). A pesar de la soledad brilló como siempre y desfiló como nunca, durante más de un minuto cuando en las grandes pasarelas tan sólo se hace pocos segundos. Eligió un vestido obvio pero razonable, el tejido de lentejuelas era fundamental para que el público viera que alguien se estaba moviendo por la pista. El corte también es bastante monótono y aburrido pero a ella le sienta como un guante. Alexandre Herchcovitch diseñó una pieza que le favorecía tremendamente sin demasiadas florituras pero quizás era lo que pedía la austera ceremonia.
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