La agonía de Blanco ha llegado a su fin. Tras 56 años de actividad, la firma española echa el cierre definitivo. Un desenlace muy triste para una caída en picado que lleva ocurriendo desde 2012, concatenando deudas, acreedores y números rojos. Ni los cambios de nombre ni los lavados de cara para mejorar la imagen han sido suficientes. Así, Blanco confirma finalmente la liquidación de la empresa.
Hace un par de días la marca española suspendió "temporalmente" y sin previo aviso la venta online en plena campaña de Navidad. Esto lo anunció vía Instagram, disculpándose ante sus clientes y prometiendo la devolución del dinero. Esa no fue la peor noticia que recibimos ese día: horas más tarde el comité ejecutivo de Blanco confirmaba el cierre definitivo de la compañía.
Fundada en 1960, Blanco fue durante muchos años una de las firmas españoles con más número de ventas. Sin embargo, con la llegada de la crisis en 2012 los números se hundieron. Según Europa Press, en 2015 habían perdido 21,71 millones de euros, un 192% más que el año anterior.
Y las cosas no han hecho más que empeorar. Blanco ha seguido acumulando deudas con sus proveedores, sus locales e incluso sus trabajadores, que se han declarado en huelga en numerosas ocasiones durante el último año. Hace un mes la compañía entró en concurso de acreedores por segunda vez en tres años, pero no lograron encontrar inversores.
Ni siquiera la compra de la firma por parte del grupo saudí Alhokair Fashion Retail ha logrado evitar este fatídico final. Tras cuatro años en la cuerda floja, Blanco se ha declarado insolvente y carente de beneficios. Ahora solo queda repartir el pastel y tratar de minimizar las pérdidas. Para ello, la marca española mantendrá un número reducido de sus tiendas abiertas, con el fin de liberar stock y pasar página.
Fotos | Blanco, @blanco_live.
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