Estaba cantado, si el recién nombrado presidente copaba la portada de Vanity Fair (del mismo grupo editorial, Condé Nast), Anna Wintour no podía desaprovechar la ocasión y llevar a la portada de su revista, Vogue, a la primera dama que más expectativas ha creado desde Jackie Kennedy: Michelle Obama.
Fotografiada por Annie Leibovitz en los salones interiores del Hay Adams Hotel, donde se alojó la familia al completo en los días previos a la investidura, Michelle es retratada de forma natural y pausada, sin aspavientos propios de primeras planas, con un vestido de corte clásico en color frambuesa obra del diseñador que eligió para el baile de fin de celebración, Jason Wu, demostrando así que es una mujer de costumbres y de palabra, y a pesar de que el titular es de lo más efectista (a la americana), no le falta razón.
Efectivamente, Michelle, es la primera dama que el mundo estaba esperando tener.
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