Cuando nos enteramos que Janelle Monáe (Moonlight), Diane Kruger (Infiltrado), Merritt Wever (The Walking Dead), Gwendoline Christie (Juego de tronos) y Leslie Mann (#SexPact) iban a acompañar a Steve Carell en la nueva aventura de Robert Zemeckis (Aliados) lo teníamos claro: había que verla. Una historia que mezcla animación por captura de movimiento y escenas reales y que nos prometió mucho con el tráiler.
Basada en una historia real
Mark Hogancamp (Steve Carell) es un ilustrador especialista en la Segunda Guerra Mundial. Una noche, le dan una paliza al salir de un bar que le deja en coma durante nueve días. Al despertar no recuerda nada de su vida. Le sacaron los recuerdos a golpes. Ya no puede dibujar, ni recuerda quién es, así que como terapia, decide construir Marwen, un pueblo belga ambientado en la Segunda Guerra Mundial donde recrea un mundo en el que se mezclan su fantasía y su propia realidad.
Lo más impresionante de la historia de la película Bienvenidos a Marwen, es que está basada en hechos reales. Mark Hogancamp es un americano de 49 años que tras un accidente no supo volver a vivir en la realidad debido a sus daños cerebrales. Y cuando su vida parecía abocada a un triste final, encontró una salida que le permitió seguir adelante. Con G.I.Joe y Barbies creo Marwen, una ciudad inventada donde dio rienda suelta a su imaginación y a los pocos recuerdos que le quedaron.
Tan importante es Marwen para él, que vive a través de sus muñecos, fotografiando escenas que imagina en su cabeza. Creando un mundo solo para él. Y la película trata de reflejar todo ese mundo entre animación y realidad, como en un espejo en el que el protagonista se mira, pero que solo está formado por muñecos a los que él mismo da vida a través de sus historias.
Ellas, protectoras pero no protagonistas
Las mujeres de Marwen protegen al protagonista y son parte fundamental de la trama. Mark las crea a imagen y semejanza de las mujeres que le rodean. Wendy (Stefanie von Pfetten) por ejemplo, es la camarera que le encontró tras la paliza; GI Julie (Janelle Monáe) es una veterana que perdió una pierna en Irak y que le ayudó durante la rehabilitación; Carlala (Eliza Gonzalez) es la cocinera del bar donde ahora trabaja; Roberta (Merritt Wever) es dependienta en la tienda de compra sus muñecos; Anna (Gwendoline Christie) es la enfermera que le visita mensualmente para controlar su evolución y Nicol (Leslie Mann) es su nueva y amable vecina.
Y en el mundo de Marwen, son ellas las que salvan al héroe una y otra vez ante el ataque de los nazis. Estos avatares cobran vida en la película y realmente forman la parte más importante de la trama, y también la más intensa. Los miedos, los deseos y hasta el amor se reflejan en el mundo de fantasía porque en la vida real, Mark no puede.
Revive una y otra vez un ataque que se repite en bucle y ellas, sin ser las protagonistas de la película, consiguen un papel más que vital, el de salvarle de su propia imaginación.
Cuando las expectativas son demasiado altas
Es cierto que el tráiler nos enamoró, y que la película tenía una pinta maravillosa. Ellas parecían poderosas, él dolorosamente herido. Y juntos, creaban una magia que nos enganchó.
Pero también es cierto que la película es lenta, que hay demasiada diferencia entre las partes brillantes en animación por captura de movimiento y las reales (a pesar de un genial Steve Carrell) y que el final resulta un poco desconcertante.
La historia del fotógrafo Mark Hogancamp es tan maravillosa que quizá el problema es que esperaba mucho más. No es solo que el reparto nos enamorara, que lo hizo, sino que la historia parecía tener una magia especial que nos impulsó a seguirle la pista hasta las salas de cine, confiando en volver a encontrarnos con el talento que derrochó Zemeckis en Regreso al futuro o el Forrest Gump. Lástima que lo único que haya conseguido brillar aparte de Carrell haya sido un mundo de animación protegido por mujeres.
Foto| Bienvenidos a Marwen
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