Estás esperando estas fiestas con ilusión para reunirte con los tuyos, pasar unos días en familia y cantar “El tamborilero” a dos voces con tu hermano (mientras tu padre le da a la zambomba), pero siempre hay por ahí algún pariente que se emperra en aguarte la fiesta. Los identificamos y te damos estrategias para sobrevivir a su nube tóxica anti-festiva.
No hay ninguna duda: las Navidades son el momento del año para pasar más tiempo con los tuyos. ¿El problema? Que hay algunos “tuyos” que te gustaría que fueran de otros, pero desgraciadamente no hay mucho que puedas hacer ante eso, salvo mandarlo todo a la porra y largarte a las Bahamas (y, créeme, esa no es una opción factible por muchas vueltas que le estés dando al asunto). Pero tenemos una solución: hemos identificado a los parientes que más pueden perjudicar el ambiente festivo y te damos las claves para neutralizarlos en los peores momentos.
Por su expresión, la abuelita gruñona puede dar un poco de miedo, pero en realidad es un ángel.
LA ABUELITA GRUÑONA Nada le hace feliz. Ni la pedrea que le ha tocado en la Lotería de Navidad, ni su nuevo cojín ergonómico ni la falda que has elegido para estrenar en Nochebuena (¡te pensarás que estás guapa con esas pintas!). En el fondo tiene un corazón de oro, pero con la edad (y el marcapasos que le instalaron hace unos años) se ha deteriorado un poco, ella se ha vuelto un poco irascible y tiende a decir lo primero que se le pasa por la cabeza dejando a todo el mundo patidifuso con su sinceridad desbordante.
CÓMO NEUTRALIZARLA: A las abuelas así se les desarma con achuchones y utilizando un montón de niños -con carrillos redondos que besuquear- de parapeto. Pregúntale cómo eran las Navidades en su infancia y se le olvidará criticar toda la comida que sirvas.
Suegra Tipo Dragón preparándose para el ataque.
LA SUEGRA DRAGÓN Lo sentimos. Hagas lo que hagas, nunca le caerás bien porque cometiste el grave error de llevarte a su hijo del alma. Además, no tienes ni idea de cómo hay que cocinar el cordero para que quede jugoso y en su casa las patatas no se hacen así (ni de cualquier manera que se te ocurra. A ti). Y por cierto, el pañuelo que le has regalado de Loewe le encanta, pero es que ese rojo que has elegido no es su color…
CÓMO NEUTRALIZARLA: Repetimos: jamás le caerás bien. Cuanto antes lo aceptes mejor para todos. Deja de obsesionarte con impresionarla y adopta la actitud del embajador de Francia cuando la recibas en tu casa: educada, encantadora, pero tan fría como los langostinos que todavía no se han descongelado. Y la próxima vez, en vez de un pañuelo regálale algo de lo que os beneficéis las dos: un largo viaje muy, muy lejos.
Reunión de Abuelitos Pasotas en el Control de Mandos Central de la cena de Nochebuena.
EL ABUELO PASOTA: Es el director de la orquesta, le encanta dar órdenes como un descosido y es súper fan de que las cosas se hagan como siempre, haciendo hincapié en “que las cosas se hagan”. Sí, es un experto en tradiciones, las suyas propias, pero no esperes que él mueva un dedo para ponerlas en práctica porque es mucho más experto en delegar. ¡Y, ay cómo se os ocurra servir la cena más tarde de lo que él considera apropiado! Estará rezongando media hora...
CÓMO NEUTRALIZARLO: Déjale dormitar en su sillón mientras hace como que está en el panel de control de la fiesta y llévate a los pequeños de la casa a otra habitación a enseñarles tus pinturas de “pintacaras”. Cuando despierte descubrirá que los nietos han estado poniendo en práctica todo lo que les has enseñado y ahora se parece bastante a una versión picassiana de El Increíble Hulk.
A algunos niños no los entretienes ni aunque les des el cuchillo eléctrico para que corten el pavo.
EL NIÑO ENDEMONIADO: Puede ser cualquier niño, incluso el tuyo, pero a ti no te engaña su cara de angelito y su pose de “no he roto un plato en mi vida”. Sabes perfectamente que él es el culpable de que haya una cucaracha de plástico en tu bandeja de canapés y de que todo tu parquet esté pringoso porque ha derramado dos latas de refresco de naranja.
CÓMO NEUTRALIZARLO: Implícale en la organización de la fiesta y asígnale una tarea que parezca muy, muy importante. Ponle una pajarita y dile que va a ser el sumiller. O dale un montón de papelitos para que escriba los nombres de los invitados y dile que él será el encargado de organizar el orden en el que os vais a sentar.
Porque son tus parientes y les quieres mucho, que si no...
Es guapa, lista, simpática y todo lo hace bien. Es normal que no podamos con Doña Perfecta.
LA SUPERWOMAN: Puede ser tu hermana, tu prima, tu cuñada… Competir con ella es como intentar resolver el teorema de Fermat siendo tú de letras. Ella siempre será mejor que tú, sus huevos rellenos tendrán ese je-ne-sais-quoi que los convierte en algo vintage (mientras los tuyos parecen rancios y punto) y su peinado parecerá recién salido de una revista especializada (en cambio, el tuyo no).
CÓMO NEUTRALIZARLA: Si es tan lista que la próxima fiesta sea en su casa. Tú estarás encantada de que se lleve todos los méritos mientras dormitas al lado del Abuelo Pasota. Serás tan feliz de no tener ninguna obligación que hasta te dejarás pintarte la cara a lo Increíble Hulk o en una versión daliniana del Hada de la Navidad.
Pídele a tu cuñado su lista de propósitos de Año Nuevo. Seguro que te vas a reír muchísimo... por no llorar.
EL REY DE LOS CUÑADOS: Lo hemos dejado para el final porque poco hay que decir ya que no se haya dicho sobre los cuñados. En los últimos tiempos se han vuelto tan populares que hasta están a punto de inaugurar su propia especie y tendrán una entrada en la Wikipedia.
CÓMO NEUTRALIZARLO: Siéntate a su lado y rellénale la copa cada vez que abra la boca para decir alguna obviedad. Dale pie para que te explique todas sus teorías. Sí, también las absurdas. Risas aseguradas para toda la noche.
Seguramente se nos ha olvidado algún pariente Grinch en esta lista: el niñato malcriado, la hermana cruel, la madre con aspiraciones a convertirse en madrastra, etc... Hay de muchos tipos y algunos peores que otros, pero en el fondo son tu familia y no podrías pasar estas fiestas sin ellos (ni te dejarían).
Fotos: CordonPress, Tiago Salgado Quinn Dombrowki, Randen Pederson
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