15 imágenes de nuestra infancia millennial para adictxs a la nostalgia

Hola, me llamo Ana y soy adicta a la nostalgia. Ya está, ya lo he dicho. Adoro ver series de cuando tenía la cara llena de granos, ver los juguetes que guardan mis padres en una caja en el trastero y reírme de mi cara de pardilla de mitad de los 90.

Tampoco pienses que soy de esas personas que viven ancladas en el pasado, que farfullan que todo tiempo pasado fue mejor y que piensan que desde que pasamos la infancia todo va en declive.

Tal vez sea culpa de que una niña muy feliz, pero cada vez que veo imágenes de esa época, no puedo evitar sonreír. Por eso hemos seleccionado algunas de ellas que parecen escogidas por la mismísima LalaChus, y que además de al robot Emilio (siempre en nuestros corazones) nos harán recordar muchas cosas que creíamos olvidadas.

Desde luego si después de ver alguna de ellas no sonríes recordando tu infancia, estás muertx por dentro.

Los tazos. Había de Pokémon, de los Looney Tunes, de Bola de Dragón y hasta de Chiquito de la Calzada de dibujos animados. Se me pone la piel de gallina solo de pensarlo (sí, aún tengo algunos guardados). Qué furor en el recreo, cuando los colocábamos en una pila y hacíamos rebotar con otro encima para llevarnos los de los compañeros.

Al igual que los tazos, que salían en las bolsas de Matutano, los muñecos transparentes de Grefusa fueron un must have cuando iba al colegio. Llevábamos estos chupetes colgados al cuello con un cordón negro, o nos hacíamos pulseras como si llenaramos de charms una pulsera de Pandora.

Como si fueran una bola de Navidad, estos vasos llevaban una doble capa con un líquido en el que flotaban estrellitas y figuritas de plástico como en la de la imagen. Júntalo con las pajitas de mil formas de plástico de colores (que venden en Aliexpress, ejem), añade la mezcla de Fanta y Coca-Cola que hacíamos y que empiece la fiesta de cumpleaños.

5 unids/set creativo colorido de loco rizado bucle pajitas de plástico para beber para fiesta de cumpleaños

La primera que tuve me tocó en la feria, en la playa. Se pegaba en el gotele, llenándose de roña y tenías que volverlas a lavar con agua y jabón para que pegara de nuevo, y me acompañó durante toda mi infancia. Si crees que la mano loca es algo solo de los 80 es que no has paseado por Aliexpress (las tienen por un euro, no digo nada…).

Juguete niños divertido clásico de mano loca estiramiento pegajoso

No sé por qué cuando cumples años dejas de usar los jabones que huelen a chicle o la pasta de dientes que sale en forma de estrella y que no sabe para nada a ese mentol al que saben las pastas de adulto.

Cuando tenía unos 7 u 8 años empecé a ir una vez a la semana junto a mis hermanos al videoclub Las Nieves, un pequeño local que estaba al principio de mi calle. Entrábamos, escogíamos una película (en VHS) y yo me convertía en la niña más fácil de mi barrio.

¿Estas preciosas gomas borraban bien? Para nada, era como intentar borrar con tu propio dedo, pero en el estuche de cremallera y gomas quedaban muy cuquis.

Seguro que si eres millennial recuerdas ese rumor que corrió como la espuma y del que solo te daremos tres pistas: Ricky Martin, mermelada y un perro. Sorpresa sorpresa fue uno de los programas de nuestra infancia y adolescencia, pero no el único.

Quizá esto suene a abuela cebolleta, pero cuando yo era jovencita sin estos altavoces no eras nada. Los ponías a los lados de la pantalla del ordenador y los encendías para escuchar cómo iban llegándote los mensajes en el messenger.

Pasamos de que la generación X rebobinara los cassettes con un boli bic a que nosotros preparáramos cds de hits sin parar. Nos bajábamos la música (mal, muy mal) y la metíamos en un cd que llamábamos “Temazos del verano año 2000” que tenía fantasías como “I did it again” de Britney Spears, “Sueño su boca” de Raúl, “Pero me acuerdo de ti” de Christina Aguilera, “Rayando el sol” de Maná y “Let's get loud” de Jennifer Lopez, todo juntito.

Los boomer kilométricos, que cuando llevabas masticando 2 minutos ya no tenía ningún sabor, eran otro must have de nuestra infancia.

Desde el colegio a casa había una pequeña tienda de chucherías a la que hacíamos parada obligada para comprar una de estas dos cosas: las cantimploras (inyectarnos azúcar líquido en vena nos hubiera hecho menos daño) y los pop up de caramelo. Fantasía. Y sino mira el anuncio.

Los bolígrafos con 10 colores en uno (que también puedes comprar aún, adivina dónde) eran un imprescindible. El amarillo ni se veía, pero como molaban.

Fotos | Reddit, todocoleccion, pinterest

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