9 hábitos para convertirte en el ojito derecho de tus jefes

9 hábitos para convertirte en el ojito derecho de tus jefes

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9 hábitos para convertirte en el ojito derecho de tus jefes

No hace falta ser el pelota de la oficina o calentar el banquillo innumerables horas extras para conseguir la admiración de tu jefe. Te contamos una serie de trucos, algunos de cajón de madera de pino, para que la próxima vez que les pidas un aumento de sueldo tengas a tus jefes casi comiendo de tu mano.

1.- Sé fiel a tu palabra.

Vamos, no prometas nada que no puedas cumplir. La primera vez que te tiras el pisto en la oficina o te ofreces voluntaria para hacer un trabajo quedarás muy bien, pero si no cumples no servirá de nada. Sin embargo, si sólo te comprometes con lo que verdaderamente puedes hacer te convertirás en un valor activo para tus jefes y contarán contigo siempre. La gente en la que se puede confiar es un valor seguro.

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2.- Ofrece soluciones, no problemas.

Te pagan para eso realmente, para anticiparte a los problemas y pensar en posibles soluciones no para quejarte por cualquier cosa que pase en la oficina. Si detectas algún fallo no vayas directamente a soltar sapos y culebras al despacho de tus jefes, mejor piensa en cómo lo solucionarías y cuéntaselo.

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3.- Ten en mente los objetivos de tus jefes.

Sí, tú tienes los propios, pero no olvides que estás realmente para apoyar los objetivos de tu departamento y que si tienes en cuenta los objetivos de tus jefes, te interesas por ellos y les apoyas para conseguir cerrar esos proyectos, alcanzar las cifras o llegar a tiempo para esa presentación estarás haciendo aquello por lo que te contrataron. Y cumpliendo los tuyos propios.

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4.- Ponte en su piel.

Todos somos diferentes y nos gusta hacer las cosas a nuestro modo. Averiguar qué es lo que prefiere cada uno de tus jefes y cómo les gusta trabajar es importante. ¿Es fan del Power Point? ¿Prefiere gráficos a cifras? ¿No le gusta adelantar acontecimientos? Conocer bien a cada uno de ellos y sus preferencias te ayudará a entregar la información que necesita cuando la necesite y en su formato favorito. ¿Y quién no adora a un empleado así?

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5.- No le entretengas con temas personales.

Sí, seguro que tu jefe o tu jefa sabe dónde está el azúcar y a quién le tienes que entregar las facturas de los taxis que has tomado. Pero es mucho mejor buscar esa información en otro lugar y no molestarle con nimiedades. A no ser que trabajes en una empresa muy, muy pequeña… o se ofrezca a ayudarte.

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6.- No les ocultes cosas.

No hace falta que confieses absolutamente todo lo que pasa en tu día a día, como la cantidad de horas que pasas en Facebook, pero si te enteras de algo que pueda ser de importancia para vuestro trabajo no dudes en contarlo. Si un cliente está dando problemas, si ves en peligro algún proyecto, si has notado algo raro en las cifras del último mes, etc. Mejor tenerles preparados antes de que el marrón estalle y que puedan dar la cara con toda la información.

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7.- No seas cotilla.

La tentación de mantener a los jefes al día sobre lo que pasó en la fiesta de Navidad es muy grande, pero no te dejará en muy buen lugar si lo que buscas es que te tomen en serio.

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8.- No pierdas de vista el mundo real.

Estar al día sobre las noticias, no sólo de tu área de trabajo sino del mundo en general, te convierten en una persona más capacitada, más abierta a nuevas ideas, con más recursos y preparado para enfrentarse a casi cualquier cosa.

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9.- Ve contento a trabajar.

Recuerdo perfectamente que una vez un compañero me dijo que trabajar conmigo era como trabajar con Mary Poppins. ¡Como si fuera algo malo! Un empleado que es la alegría de la huerta, que crea buen ambiente en la oficina, entiende mucho mejor las relaciones y la importancia de que el clima de trabajo sea apropiado. Y es un empleado más motivado.

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Foto: Bureau of IPP

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