La historia de los ex y sus intentos por reaparecer en el momento menos oportuno es un clásico (y si no, que se lo digan a Rosalind Russell en 'His Girl Friday'). Si hay algo que no se puede evitar es que un ex vuelva... pero lo que sí depende de una misma es cómo gestionarlo.
La realidad es que todas podemos poner freno a que un ex se acerque más de lo que estamos dispuestas a tolerar. Así lo explica Lucía Cuesta, psicóloga clínica y educativa, quien advierte de la importancia de poner el foco en una misma, y no en el otro, para afrontar esta situación. Es decir, más que analizar su perfil y centrarnos en él, hemos de identificar qué papel teníamos nosotras en esa relación y cómo cambiar nuestros patrones de conducta para no volver a caer en lo mismo. En definitiva, aprender a poner los límites necesarios y priorizarnos.
Explorar las relaciones con nuestros padres o figuras de apego
Como introducción, y si hay algo que debemos saber para entender nuestro comportamiento dentro de una relación de pareja, es que éstas dependen en gran medida del tipo de relación o interacción que hayamos tenido con nuestros padres o figuras de apego.
"Existen estudios que confirman la importancia que tiene el tipo de apego y la relación establecida con tus progenitores o tutores legales. La manera que en la que te has relacionado con ellos y el tipo de relación que tuviste en la infancia determina e influye en el tipo de relaciones que se tienen con las parejas en la edad adulta", argumenta Cuesta.
La relación que tuvimos en la infancia con nuestras figuras de apego está relacionadísima con la autoestima. "Si desde la infancia estableces una relación positiva con tus figuras de apego (situaciones en las que se te valoran las capacidades, si te dan algún tipo de apoyo), creces sabiendo que tienes un valor y no te conformarás con lo que no te llene. Al contrario, si creces en un ambiente en el que no recibes atención, no tienes figuras que funcionen como modelaje o si te regañan mediante la infravaloración, al final terminas con una seguridad mermada. De esa forma, tenderás a relacionarte desde la sumisión, tolerando humillaciones porque es lo que siempre recibiste".
Al final todos volvemos a repetir en la adultez el patrón de conducta que aprendimos durante nuestro desarrollo vital... Por eso es tan importante curar nuestras heridas de la niñez para dar con una relación de pareja lo más sana posible.
Una proyección clara de nuestros miedos y debilidades
Por regla general, cuando analizamos las parejas que hemos tenido, podemos observar que todas tienen un denominador común. "Las relaciones funcionan como un espejo para recordarte las heridas o carencias con las que has vivido que aún no has sanado", recoge Cuesta.
Es importante identificar qué miedos y heridas arrastramos desde la infancia y entender las carencias emocionales que uno tiene: "En la ruptura sentimental estamos reabriendo esas heridas antiguas que no habían cicatrizado".
Por eso, la experta hablar sobre la importancia de hacer terapia, con el objetivo de ayudarnos a identificar esas carencias. Este tipo de sesiones ayudan muchísimo porque es muy difícil localizar qué te está fallando cuando es aquello a lo que estás acostumbrado", asegura Cuesta.
"Uno de los ejercicios que hacemos cuando los pacientes llegan y concluyen que siempre me pasa lo mismo, siempre me dejan por lo mismo, etc, es analizar qué patrón se está repitiendo o qué denominador común había en las relaciones anteriores (la mayoría de las veces es inconsciente). "Ayuda mucho definir qué rol cumplías tú en la relación, qué rol tenía la otra persona y cómo nombrarías esa relación para poder analizarla", explica.
Recoge que es precisamente ese denominador el que nos ha llevado a romper en situaciones anteriores. Cuando se repite la misma película es porque inconscientemente, como ya hemos toreado en esa plaza y sabemos qué herramientas utilizar para hacer frente a personas que tengan un perfil determinado, volvemos a caer en lo mismo. "Todo esto a nivel inconsciente, claro, porque tú no eliges a una persona que te va a generar un conflicto", advierte.
Cómo gestionar su vuelta
Aunque, como ya hemos recalcado, no podemos evitar que otra persona actúe de determinada manera, sí se puede evitar que esa persona se acerque más de lo que se está dispuesto a tolerar, si es que no queremos volver con nuestro ex.
"Esto se hace poniendo límites y dejando claro que no vas a tolerar más esa noria emocional, que ya no forma parte de tu vida, que te estás oxigenando y estás bien sin esa persona", advierte Cuesta.
Para todo esto, es súper importante el contacto cero, con el fin de no seguir alimentando una relación dañina o disfuncional: "Cuando vuelven, siempre lo hacen con una deuda pendiente (se dejan algo en tu casa, les debes no se qué...) o cuando fracasan en otra relación y empiezan a comparar". Y añade: "Poniendo límites eres tú quien controla la relación (o la no relación) que existe y no la relación la que te controla a ti".
Cuando tenemos una autoestima baja y no tenemos claro que podamos encajar con alguien, solemos conformarnos y hacer cábalas para tratar de encajar en el molde del otro... En vez de ser selectivos y priorizarnos antes de soportar que nos quieran mal.
Por eso, si se sana la herida de abandono, de humillación, o lo que sea que nos ocurra, cuando se conoce a una persona que nos hace sentir lo mismo que vivimos de pequeños, lo tendremos identificado y le rechazaremos porque no querremos eso más en nuestra vida. "Eres tú la que tienes que aprender a elegir y no que te elijan", concluye la experta en terapia emocional sistemática.
Imágenes | 'His Girl Friday', 'El Príncipe de las Mareas', 'Moonrise Kingdom', 'Lost in Translation', 'Her'
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