Existen muchas razones por las que nos desenamoramos y las relaciones de pareja terminan en ruptura, y el sexo es una de ella
Decía Barbra Streisand en El amor tiene dos caras que cuando nos enamoramos escuchamos a Puccini en nuestra mente. Puede que suene un poco cursi (ya lo decía ella), pero lo que sí recalcaba es que, mito o manipulación, todos queremos enamorarnos.
"Cuando empezamos una relación todo es maravilloso, nos encanta lo que hace esa persona, sentimos admiración, ganas de estar con ella continuamente, de contarle, besarle, acariciarle, tener sexo… pero conforme pasa el tiempo esa pasión esa etapa de luna de miel se va desvaneciendo. Es ahí donde empezamos a ver esas pequeñas cositas que antes nos gustaban mucho o no nos molestaban y que ahora nos irritan", nos introduce Laura Martínez Alberola, psicóloga y sexóloga de Mente y Menta.
Pero lo bueno no siempre dura para siempre. De hecho es algo que según la psicología provoca que nos desenamoremos, y que se suma a factores como la rutina que pueden llegar a acabar con la relación de pareja.
Conforme las relaciones avanzan, la experta concluye que la rutina y la monotonía tienden a instalarse en nuestras vidas, provocando roces en la relación que pueden llegar a ser irreparables. "La abstinencia puede fomentar aún más la monotonía y falta de interés en la pareja", advierte la sexóloga. Analizamos de la mano de esta experta el hecho de que la falta de sexo pueda ser una razón de peso para poner fin a tu relación de pareja.
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La disparidad sexual en la pareja
A pesar de lo que muchas personas piensan, la experta recalca que el deseo sexual no es algo innato ni aparece por que sí. El deseo sexual se construye y se alimenta; por eso es importante tenerlo siempre presente (al igual que cuidamos otros puntos de la relación).
"El deseo sexual bajo se trabaja en consulta incluyendo poco a poco esa parte de la sexualidad en tu día a día. Algo tan simple como leer novelas eróticas, ver una película en la que haya escenas de sexo... nos predispone a incluir la sexualidad en nuestro día a día", explica Martínez Alberola.
Por otro lado, expone que conocer nuestros genitales y explorar tocándolos, acariciándolos de forma curiosa para ir identificando lo que más me gusta, también es algo que ayuda a fomentar el deseo y la comunicación en las relaciones sexuales.
En este sentido, Martínez Alberola siempre pone el mismo ejemplo en consulta cuando habla del deseo sexual en terapia de pareja y es que la pareja y el deseo son como un jardín lleno de plantas. "Si no les prestamos atención, lo regamos, vemos las cosas que necesitan para seguir floreciendo y dando frutos, ese jardín acabará muriendo y, por tanto, la ilusión por mantenerlo cada vez será menor", concluye.
Por tanto, si nos preguntamos si hay algo que podamos hacer para que la relación funcione, la respuesta es sí: "Frecuentemente veo parejas con disparidad sexual y trabajamos conjuntamente para llegar a un punto intermedio en el que los dos cedan". Y matiza que no podemos pretender que la persona que tiene muchas ganas siempre pase al extremo de la otra, sino que tratamos de llegar a acuerdos en los que los dos miembros de la pareja queden satisfechos mediante técnicas y actividades que refuercen esa parte de la pareja que quieren mejorar.
No existe una cifra mágica que nos indique la cantidad ideal de sexo estando en pareja, pero es cierto que la intimidad que se genera durante una relación sexual es también una forma de reforzar el vínculo entre ambos. De hecho es tan importante la intimidad y la conexión que se produce durante l sexo, que hasta el chatGPT lo considera imprescindible en su método de cinco pasos para arreglar los problemas de pareja.
No obstante, la sexóloga sostiene que en ocasiones la disparidad sexual es tan grande que la pareja no se puede sostener, y pueden llegar a provocar una ruptura. Si queremos llegar a un punto intermedio, los dos tienen que "perder" para "ganar" ese punto en el que los dos se sientan satisfechos. Para ello, hay factores que influyen en que se puedan dar esos acuerdos; como por ejemplo, el que la relación se sustente con unos pilares de comunicación, respeto y compromiso el uno con el otro y sean sólidos.
En mi pasado relación me pasó. Él nunca quería y yo tengo un deseo sexual alto de por sí, así que nunca estábamos de acuerdo y lo que ocurría es que yo me adaptaba a él y no existían relaciones sexuales, lo que desgastó enormemente la relación, llegando incluso a afectar a mi autoestima sexual.
Causas y consecuencias de la falta de sexo en la pareja
Si algo nos deja claro la experta, es que la falta de sexo en la pareja (bien sea por haber perdido el apetito sexual o por cualquier otro motivo) influye en cómo nos comportamos con el otro. Es decir, si para nosotros es importante tener sexo, el hecho de prescindir de él nos hace estar más irritables, irascibles y se pueden formar discusiones más a menudo por no estar contentos con la situación que tenemos.
Por otro lado, sostiene las causas de la pérdida de interés sexual pueden ser infinitas. Desde problemas en la relación, hasta estrés, depresión, baja autoestima, desequilibrios hormonales o medicamentos.
En cualquiera de estas circunstancias, puede existir un momento en toda relación de pareja en que el sexo se convierta en una obligación. Cuando esto sucede, podemos intentar estar más unidos a nuestra pareja, hacer actividades y planes juntos, hablar más... ya que esa parte de intimidad la que nos hace sentirnos más cerca del otro.
"Cuando empiezan a aparecer esas sensaciones de obligación y malestar tenemos que replantearnos qué está fallando en nuestra pareja, para que algo que a priori nos brinda placer y bienestar lo convirtamos en una obligación llegando a veces a ser incluso aversivo", advierte.
Sobre terminar o no con la relación
Ante la pregunta de qué está fallando en nuestra relación, muchas personas llegan a consulta sin saber qué ocurre realmente y terminan concluyendo algo que suele ser muy común (aunque a veces cueste reconocerlo): "mi pareja ya no me atrae, no me gusta".
Cuando esto sucede en una pareja, hay muchos factores implicados. "El no tener ganas de tener relaciones sexuales con tu pareja no implica directamente que hayas dejado de quererle", explica la experta.
Recoge que todos en un momento determinado nos hemos podido ver abrumados por la situación que hemos tenido, trabajo, responsabilidades, amigos, familia y hay temporadas en las que el sexo puede ser más importante que otras. "Para tener ese espacio de intimidad en pareja, hace falta que haya un clima adecuado y agradable en el que existan momentos de acercamiento y complicidad entre ambos", añade.
Y advierte: "Si estamos en un contexto en el que existen muchas discusiones, desacuerdos es muy probable que la relación se debilite y con ello las ganas de tener relaciones sexuales con mi pareja".
También es probable que hayáis caído en la rutina y no seríais los primeros. Existen infinitos mitos sobre relaciones sexuales que debemos desterrar de una vez. Entre ellos, algo que debemos recordarnos es que la pasión no es eterna y las relaciones evolucionan, es lógico por tanto que el deseo sexual vaya cambiando conforme pasan los años. También es importante recalcar que practicar más sexo no es sinónimo de felicidad.
Por tanto: ¿cuándo me tengo que empezar a preocupar y puede ser un indicador de que no quiero seguir con mi pareja?. "Cuando ese deseo sexual sí está presente en mí, es decir, me atrae otra gente, siento ganas de tener sexo con otras personas y con mi pareja está totalmente dormido". En ese momento, sí tenemos que observar y ver si hay cosas que se puedan mejorar en la pareja que inviten a potenciar esa área, o si realmente me he distanciado tanto emocionalmente que ese ha sido el motivo por el cuál no siento ese deseo, y ahí es donde entran los profesionales de la sexología.
La comunicación, imprescindible para tomar la decisión
Nos explica también que cuando una pareja llega a este punto es importante replantearse muchas cosas. Normalmente, un problema sexual no viene solo sino que le acompañan otros ámbitos que pueden estar dañados como la confianza, la comunicación, el respeto... Quizá sea el momento de que os sentéis a hablar y seáis sinceros el uno con el otro sobre lo que queréis y esperáis, de una manera realista, de la relación.
"A la pareja se la tiene que cuidar como cuidas de aquellas personas que quieres. No podemos dar por sentado que esa persona que está ahora a tu lado va a estar ahí para siempre hagas lo que hagas. Esto no es así. Se trata de reinventarse a la vez que se crece como pareja e ir probando diferentes estrategias y formas de acercarnos el uno al otro", sentencia.
Como conclusión, sostiene que es muy importante comunicar nuestras necesidades y hacer un esfuerzo por entender al otro. En cualquier caso, si las diferencias son irreconciliables y habéis emprendido un camino de no retorno, puede que haya llegado el momento en que os sentéis y deis por finalizada esa relación.
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