Quien más y quien menos se ha encontrado en una noche de insomnio dándole vueltas y más vueltas a un evento pasado. Obsesionándose ligeramente con algo que hizo, que no hizo, que podría haber hecho o con algo que querría cambiar.
Es parte del ser humano, de vez en cuando, hacer una visita al pasado y preocuparse - tal vez demasiado - por las cosas que se hicieron entonces. La realidad es que, por pura supervivencia, no podemos pasar todo el día obsesionados con el pasado.
Sin embargo, hay momentos, situaciones, preguntas, anhelos, etc. de los que no somos capaces de liberarnos por mucho tiempo que pase. Y es que, cómo dice Alejandro Sanz, "hay personas (y situaciones) que no consigues olvidar jamás, no importa el tiempo que eso dure". Vivir con estas espinitas clavadas puede hacer que acabemos mucho más anclados al pasado de lo que creemos y de lo que sería recomendable.
La importancia de revisitar el pasado y cerrar capítulo
En ocasiones podemos sentir que ya es demasiado tarde para arreglar ese error que cometimos, para preguntar aquello que nunca nos atrevimos a preguntar o para agradecer ese gesto que nunca tuvimos el valor de agradecer.
Y esta creencia de que ya ha pasado el momento y de que hemos perdido nuestra oportunidad puede ser la que más enganchados a esa situación nos mantenga. En otros casos podemos pensar que remover el pasado no va a solucionar el problema que nos atormenta.
Es posible que, efectivamente, no consigamos obtener las respuestas que queríamos o que cuando nos atrevamos a enfrentarnos a eso que tanto nos preocupa del pasado, el resultado no sea el que esperábamos. Sin embargo, sí que nos servirá para poder cerrar ese capítulo. Y es que ya dicen que no hay nada peor que quedarse con la duda.
Nunca es demasiado tarde
Tal vez hayan pasado meses o años y sintamos que ya no tiene sentido volver a intentar sacar algo en claro. Sin embargo, el tiempo puede no ser nuestro enemigo, sino más bien nuestro aliado.
Hay situaciones en nuestra vida que necesitan pasar por el reposo que nos ofrece el tiempo. Los eventos de nuestra vida suelen estar algo distorsionados por el calor del momento y cuesta más ser racionales y objetivos. Sin embargo, tener cierto tiempo para poder reflexionar sobre ellos nos puede aportar perspectiva, madurez y la capacidad de analizar posibilidades alternativas o la perspectiva de otras personas implicadas.
Así que, al contrario de lo que podamos pensar, que haya pasado cierto tiempo puede ser una ventaja. Es más, si involucra a otras personas, puede haberles dado a ellas la perspectiva necesaria como para poder tratar el tema más adecuadamente. Sea como sea, nunca es demasiado tarde para intentar adentrarnos en aquello que nos persigue desde hace tiempo.
Decir cómo nos sentimos, incluso aunque ya pasado tiempo, es siempre un alivio y, en ocasiones, basta con verbalizarlo para comenzar a sentirnos mejor.
Tienes derecho a sentirte cómo te sientes
Una gran preocupación cuando nos encontramos atascados en una emoción pasada o en un evento que ocurrió hace tiempo, es que pensamos que después de tanto tiempo ya no debería preocuparnos. Es posible, incluso, que lo hayamos comentado con otras personas y nos hayan indicado que no tiene sentido obsesionarse con algo que pasó hace tanto tiempo.
La realidad es que, pase el tiempo que pase, si algo te hace sentir mal o te preocupa, estás en todo tu derecho. Por mucho tiempo que haya pasado, las heridas antiguas que no se han curado pueden seguir molestando y resultar muy incómodas. Por ello, en vez de intentar acallarlas pensando que ya no tienen sentido, es mejor que las afrontemos e intentemos solucionarlas o darles el cierre que se merecen.
No importa cuánto tiempo haya pasado, si lo intentamos la menos nos quedará eso y podremos darnos un cierre.
A veces las otras personas no quieren hablar, y están su derecho
En muchas ocasiones estas situaciones, preocupaciones, arrepentimientos o dudas pasadas involucran a otras personas. Esto quiere decir que podemos tener la necesidad de ponernos en contacto con la otra persona para poder tener nuestras respuestas o decir aquello que nos quedamos sin decir.
Sin embargo, puede darse la situación de que la otra persona tarde en responder o, simplemente, no quiera hacerlo. Por supuesto, ese es su derecho - igual que el tuyo lo era intentar hablarlo - y no quiere decir que no le preocupe, o que no le interese. Simplemente, puede no estar preparada o estar en un momento en el que prefiere no entrar en algunos temas.
Sea como sea, esto no quiere decir que nos quedemos sin nuestro cierre. El simple hecho de habernos lanzado a intentar resolverlo y habernos enfrentado a nuestros miedos y nuestras dudas es un buen paso para el cierre. Nunca más tendremos la duda sobre qué hubiera ocurrido si lo hubiéramos intentado, dicho, o pedido.
Imágenes | Ghosts of Girlfriends Past