El artículo que estás a punto de leer puede tener contenidos que te produzcan mucha curiosidad e, incluso, te dejen bastante desconcertada o patidifusa. Podríamos hacerte un spoiler y avanzarte de qué va la cosa. O hacerte un Trigger Warning, un tipo de aviso para alertar de material sensible, desagradable o peligroso y que cada vez es más frecuente en un mundo donde triunfa lo políticamente correcto.
¿No estamos preparados para enfrentarnos a la realidad? ¿O vivimos en una sociedad tan egocéntrica que no queremos que ninguna mala noticia enturbie nuestro día a día? Estas son algunas de las primeras preguntas que me vinieron a la cabeza la primera vez que escuche las palabras “Trigger Warning”, escrito con las siglas TW en muchos sitios, un término que en nuestro país todavía no es muy utilizado, pero que triunfa en los EE.UU., el país de lo políticamente correcto y donde incluso en las universidades se está produciendo un gran debate sobre la libertad de que cada uno pueda decir de lo que quiera porque siempre hay alguien que puede sentirse ofendido.
Le comenté mis impresiones al sociólogo Fernando Buendía y esto fue lo que me contestó: "hemos llegado a una primera fase de doble moral, donde aquello que no sale en TV parece que no existe, o que si no nos dicen que está mal lo normalizamos, el viejo refrán de "ojos que no ven corazón que no siente". Por ello en las TV del primer mundo "vende" más con quién se acuesta un famoso que las pandemias de países llamados subdesarrollados (...)".
Según Buendía todo esto se desarrolla en el contexto actual "de la que está cayendo", donde el individuo considera suficientes sus preocupaciones como para tener que pensar en las preocupaciones de los demás. O considera que cuando ve la televisión o escucha la radio busca un entretenimiento, hasta dar por hecho como "normales" situaciones de hambre en el tercer mundo. Para evitar tener que sentirnos mal por estar en una situación mejor o que nos provoque cierta satisfacción saber que eso no nos ocurre a nosotros, preferimos evadirnos de la realidad.
Y precisamente ese parece uno de los objetivos de los Trigger Warning; avisar al posible lector de que lo que va a leer se trata de un contenido violento o desagradable. No es nada nuevo para los que crecimos viendo los rombos en la televisión de nuestros padres y sabíamos que había programas que no estaban hechos para que vieran nuestros inocentes ojos, cosas que podían provocarnos pesadillas.
El propio Trigger Warning ya necesita de una advertencia previa.
Entiendo que haya noticias que necesiten de una advertencia, el famoso “las imágenes que van a ver a continuación pueden herir la sensibilidad de los espectadores”, pero da la impresión de que hoy en día cualquier cosa puede herir la sensibilidad de alguien. Puede ser cualquier cosa: homofobia, misoginia, agujas, arañas, payasos (a mucha gente les aterra), unicornios de cuernos azules (que no existan es traumático para mucha gente) o incluso noticias de embarazos (parece ser que hay solteros recalcitrantes que sienten ansiedad cuando ven a una mujer parturienta). Incluso las palabras Trigger Warning provocan ansiedad en mucha gente. ¿Nos estamos volviendo demasiado blanditos?
En estos casos, el Trigger Warning me parece mucho más que un advertencia previa. Para mí, a veces se trata de una burbuja. Una burbuja metafórica en la que nos podemos guarecer si no queremos que nada del exterior nos haga pasar un mal rato. Entiendo que vivimos en un mundo en el que pasan a diario cosas horribles y que no siempre podemos asumir esa carga de drama. Pero también tengo la impresión de que no podemos huir eternamente de todo lo malo. De ignorar lo que pasa a nuestro alrededor.
Tampoco es una solución para las víctimas de tragedias.
Podría pensarse que el Trigger Warning nació para proteger a todas aquellas personas que han vivido una situación traumática, para que no haya ocasión de revivir ese momento. Pero en una entrevista que concedió a Telegraph, el Dr. Metin Basoglu, un psicólogo reconocido internacionalmente por sus investigaciones basadas en experiencias traumáticas, explicó que evitar no es siempre la mejor opción porque sólo conduce a la impotencia. Y la impotencia a la depresión.
Preferimos evadirnos de la realidad. Lo que nos gusta es el final feliz, el de los cuentos, el del cine. Fernando Buendía, sociólogo.
Las advertencias, estos llamados Trigger Warnings, son necesarias, no todos los contenidos son adecuados para todo el mundo y no todo el mundo está preparado psicológicamente para enfrentarse al Lado Oscuro, pero en un país en el que tenemos la suerte de contar con una razonable calidad de vida, donde todos podemos acceder a ayuda para superar nuestros traumas y contamos con una buena base educativa que nos prepara para la vida, ¿no deberíamos ser capaces de afrontar la realidad sin tantos filtros?
No ser capaces de digerir las noticias o las emociones negativas que nos provocan puede estar interponiéndose en nuestra capacidad para aprender de las malas experiencias de otros, de empatizar con los demás y sus problemas o de prepararnos psicológicamente a nuestras propias experiencias futuras.
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