Es hora de dejar de preocuparnos por si caemos bien a la gente (así podemos dejar de obsesionarnos)

Es hora de dejar de preocuparnos por si caemos bien a la gente (así podemos dejar de obsesionarnos)

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Como una persona con ansiedad sé lo que es vivir la mayor parte de mi vida muy pendiente de lo que los demás pensaran de mí. La idea de caer mal a los demás era una que me perseguía muy a menudo, especialmente cuando conocía a gente nueva. Siempre he dicho que soy una persona que lleva muy mal que los demás la "odien" o ser consciente de que no cae bien a alguien.

Este miedo y preocupación me han llevado a evitar tanto como pudiera los conflictos - muchas veces aunque supusiera un perjuicio para mí - y a aguantar comportamientos que no tendría por qué haber aguantado. Sin embargo, este miedo y preocupación de caer mal a los demás no es exclusivo de las personas con ansiedad.

Es más que posible que muchos lo sintamos o hayamos sentido en algún momento de nuestra vida. Y, aunque puede parecer natural, en ocasiones llega a suponer un problema si entra en conflicto con cuidarnos a nosotras mismas y respetarnos.

Cuando la preocupación por caer bien a los demás nos afecta personalmente

Los seres humanos somos seres sociales. Esto significa que, en mayor o menor medida, necesitamos a los demás. Necesitamos formar parte de grupos sociales, sentirnos incluidos por otras personas y tener gente a nuestro alrededor con la que identificarnos.

Esto implica, en parte, que tendemos a buscar caer bien a los demás. Sin embargo, esto no siempre es posible. Y es que, igual que hay gente que a nosotros no nos cae bien, por muy amables, educados o simpáticos que seamos, habrá a gente que no le caigamos bien.

Algunas personas asumen esto y lo llevan bien: no es lo ideal, pero es algo que puede pasar y no supone ningún drama. Pero para otras, como es mi caso, no caer bien a alguien se convierte en un reto para mi autoestima y mi amor propio.

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Irónicamente, esto nos puede ocurrir incluso en el caso de personas que, realmente, a nosotras tampoco nos caen bien. Y, sin embargo, nos sentimos realmente estresados ante la idea de que les caigamos bien, caemos en la ansiedad y nos pasamos mucho tiempo preguntándonos qué es lo que ha podido pasar para que les caigamos mal y cómo podemos solucionarlo.

Faltarnos al respeto a nosotras mismas por agradar a los demás

En ocasiones, esto nos lleva a tener comportamientos poco adaptativos, especialmente para con nosotras mismas y nuestra salud mental. Y es que es posible que nos encontremos poniendo en marcha estrategias basadas en la ansiedad que sentimos.

En mi caso, me he visto intentando "forzar" el caer bien a esa persona, buscando ser extra simpática, riendo todas las gracias o prestándome a hacer cosas que en realidad no quería hacer solo por evitar conflictos y caer bien a alguien. Además, podemos caer en el error de aceptar y aguantar que no nos traten con respeto o que no nos tengan en cuenta, porque igual si decimos algo ya no les caeremos bien.

También podemos tender a guardarnos nuestras propias opiniones, por no generar un debate o conflicto, no pedir lo que necesitamos o queremos,e intentar complacer a todo el mundo -excepto a nosotras mismas-, únicamente por ser aceptadas y no enfrentarnos al rechazo de otras personas. Dedicamos esfuerzo y energía a relaciones que tienden a ser completamente desequilibradas y desiguales.

Cómo podemos empezar a dejar de preocuparnos tanto por caer bien a la gente

En este caso, el primer paso es tener claro que lo que realmente importa es que lo que piensas tú sobre ti misma. Y es que, a veces, por estar tan centradas en lo que los demás pensarán de nosotras y en caerles bien, acabamos haciendo cosas que nos llevan a no respetarnos. A veces estamos tan absortas por esto que, cuando nos damos cuenta, resulta que ya no nos caemos bien a nosotras mismas.

Y ese debería ser siempre el objetivo: estar a gusto con quiénes somos, caernos bien a nosotras y hacer únicamente cosas que nos hagan sentir a gusto, que se adapten a nuestros valores y que nos hagan ser fieles a quienes somos y no a quienes creemos que los demás esperan que seamos.

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Por desgracia, como ocurre en estos casos, es más fácil decirlo que hacerlo. Sin embargo, intentar pararnos y racionalizar es una buena estrategia. Para empezar, debemos trabajar en nuestra autoestima. Ya sea que lo hagamos por nuestra cuenta, como si acudimos a un profesional de la salud mental, aprender a respetarnos y trabajar nuestra autoestima es el primer paso.

Una vez que nos valoremos a nosotras mismas, que nos tratemos con respeto y con cariño y que sepamos lo que merecemos, será más difícil que caigamos en comportamientos dañinos y poco saludables o que aguantemos cualquier cosa con tal de caer bien. Además, cuando estamos seguras de nosotras mismas y de quiénes somos, nos importa mucho menos lo que piensen los demás de nosotros, porque ya no necesitamos su aprobación: tendremos la nuestra propia.

Por otro lado, es el momento de poner en valor la gente a la que sí caemos bien. Centrarnos en quién es la gente realmente importante para nosotros, ya que estas son las únicas personas cuya opinión importa. Normalmente, estas personas son las que nos tratan con respeto, nos quieren, buscan lo mejor para nosotras y con quienes mantenemos una relación en igualdad. A ellos ya les caemos bien.

La realidad es que no podemos controlar, hagamos lo que hagamos, lo que los demás piensan de nosotros. Lo único que podemos controlar es lo que nosotras pensamos de nosotras mismas.

Imágenes |Mean Girls, Giphy

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