Hay canciones, películas, series, incluso olores, que nos traen infinidad de recuerdos y, para qué negarlo, nos devuelven por un segundo a nuestra niña - o adolescente - interior. Este es el motivo por el que en las bodas de todas mis amigas ha sonado, invariablemente, la canción Flying Free de Pont Aeri - sí, soy de esa época -. Cada una de las veces que ha sonado esa canción, nos hemos sentido transportadas a nuestros tiernos 15 años.
Así que aquí estamos, tenemos cerca de 30 años - año arriba año abajo -, nuestros trabajos, nuestras vidas independientes, tal vez hijos, hemos dejado atrás nuestra adolescencia y estamos viviendo la vida adulta que siempre quisimos. Y, sin embargo, cada vez que plataformas como Netflix nos traen una serie o una película que nos devuelve a nuestra adolescencia, nos derretimos y corremos a verla.
Hace unos días os contamos que Netflix iba a tirar de nostalgia y añadir a su catálogo, este mes de abril, la película Uno para todas. Todas en el equipo estábamos deseando volver a verla, porque esta película no solo nos devuelve a nuestra más tierna adolescencia, cuando la vimos por primera vez, sino que nos habla de la amistad en aquella época, cuando los veranos eran eternos y podías pasar cada segundo libre con tus amigas.
De vuelta a los momentos más felices
Cuando os paráis a pensar en vuestra infancia, en vuestra adolescencia, en el tiempo pasado, ¿recordáis mejor lo bueno o lo malo? Seguro que todas habéis escuchado la frase "cualquier tiempo pasado siempre fue mejor". Y es que los seres humanos tenemos una tendencia a quedarnos solo con lo bueno: siempre acabamos recordando lo bueno de las cosas.
Más que posiblemenete, mientras estábamos viviendo un tiempo concreto - como la adolescencia - esta tendría cosas malas. Es más, seguro que en el momento nos parecía que tenía más cosas malas que buenas. Sin embargo, cuando ahora miramos atrás solo recordamos las buenas: las amistades que con el tiempo han ido cambiando, la falta de responsabilidades, los veranos eternos que ya nadie tiene, las semanas que parecían meses y ahora parecen días, etc.
El motivo es sencillo, tal y cómo indica una investigación de la Asociación Americana de Psicología (APA), nuestra memoria ayuda a hacer nuestra vida más agradable. Una de las vías por las que eso ocurre es por la de los recuerdos. La mayoría de nosotros - independientemente de si en el pasado hemos tenido más vivencias positivas que negativas o no - recordamos más y mejor las vivencias positivas. Olvidamos con más facilidad los eventos negativos, posiblemente reprimiéndolos.
Además, la adolescencia es un periodo particular, y es que la época de las que más recuerdos se atesora es la que comprende entre los 10 y los 20 años. Personas de más de 40 años tienen más recuerdos de esta época que de su treintena. Si tenemos en cuenta que los humanos tendemos a amortiguar la parte negativa de nuestros recuerdos y verlos con una luz positiva, no es de extrañar que lo que nos recuerde a nuestra adolescencia nos guste tanto.
Las empresas lo saben y lo usan
Este apego por el pasado es lo que conocemos como nostalgia y la sentimos especialmente en relación a algunos eventos personales significativos que incluyan a personas importantes para nosotros, como nuestros padres o nuestras amigas. No es de extrañar, por tanto, que cada vez que sale una nueva película de Star Wars yo me acuerdo de la primera vez que vi el episodio IV en el cine con mi padre y corra a ver las nuevas.
Lo mismo ocurre con la música, o las series. Las investigaciones encuentran que estamos dispuestos a pagar mucho más por un objeto si este nos genera nostalgia. Y las compañías lo saben y Netflix, por supuesto, lo sabe. Así que sube a su catálogo series icónicas como Friends, Gossip Girl y Gilmore Girls - de esta última hicieron una mini serie con la vuelta de Lorelai y Rori a nuestras vidas que triunfó - y, por supuesto, películas como Harry Potter o, ahora, Uno para todas.
Y lo hacen porque las vamos a ver en masa, y vamos a recordar lo felices que fuimos la primera vez que las vimos. Y después vamos a rememorar todos nuestros buenos recuerdos. Vamos a ver sus relaciones de amistad, la camaradería, lo bien que se lo pasaban, la relación con sus padres y vamos a recordar, irremediablemente, nuestras propias amistades y todo lo que vivimos.
Personalmente, disfrutar de ese ratito de nostalgia y sentir que, por hora y media, vuelvo a tener 15 años me parece uno de los mejores regalos de mi memoria y de la industria del cine. Eso sí, no me olvido de que se trata de un "truco" de mi memoria, que todas las épocas tienen cosas buenas y malas y que los recuerdos están ahí para disfrutar de ellos, pero sin quedarnos atrapados en un pasado que, efectivamente, ya pasó.
Imágenes | The sisterhood of the traveling pants, Friends, Harry potter, Gilmore Girls