Sentir bienestar y tener una vida plena tiene mucho que ver con cómo vemos la vida. Estos son algunos rasgos que te ayudarán a conseguirlo
La verdadera felicidad no es una emoción pasajera, es más un estado de bienestar que, a pesar de los retos o dificultades de la vida, se mantiene con el tiempo. El momento en el que entendemos que la felicidad no es una meta y dejamos de obsesionarnos con ella, estamos dando el primer paso hacia una vida más plena. Pero hay otros cinco hábitos que comparte la gente verdaderamente feliz y es el momento de saber cuántos de ellos estás poniendo tú en práctica.
Tienen agilidad emocional
Parece que la resiliencia y el optimismo van de la mano según esta psicóloga de Harvard que es común que las personas resilientes tengan en su diálogo interno frases optimistas como “puedo superar esto”. Tiene mucho sentido porque, si pensamos que la vida está llena de altibajos y que lo más importante es cómo respondemos a ellos, hacerlo con una actitud positiva facilita las cosas. Pero lo realmente interesante es que las personas verdaderamente felices tienen algo llamado en psicología agilidad emocional.
La resiliencia es la capacidad de recuperarse de los desafíos y crecer en la adversidad, la agilidad emocional es navegar las emociones con conciencia, comprensión y flexibilidad. Las personas que son verdaderamente felices saben que todas las emociones son parte del ser humano y entienden que está bien sentirse triste o enfadado. Pero aceptan todo el rango de emociones sin dejar que éstas dominen sus acciones o las decisiones que toman.
Tienen una mentalidad positiva
Es fácil confundir el positivismo tóxico que nos impide ver la realidad con una actitud positiva pero realista. La mentalidad positiva bien entendida es el llamado optimismo saludable en psicología. No se trata de ignorar la realidad y decir que somos felices y la vida es maravillosa con una sonrisa. Es algo más complicado que eso. Se trata de encontrar un equilibrio entre la necesidad constante de ser positivos y la negatividad en la que podemos caer. Se trata de enfrentar los retos como oportunidades, de ver el vaso medio lleno.
Te pongo un ejemplo de sus efectos. Según este estudio, aquellas personas que veían el envejecimiento de manera más positiva estaban mejor casi dos décadas y media después. Esta investigación de María Dolores Merino, profesora en la Universidad Complutense de Madrid, aseguraba que el optimismo te pone en acción y este otro de la Universidad de Stanford afirma que puede hacer que tu mente sea más eficiente y productiva. También tiene efectos en nuestra salud mental porque se relaciona con una menor incidencia de síntomas de depresión, ansiedad y estrés.
Practican el agradecimiento
Encontrar algo por lo que estar agradecidos hasta en los peores momentos no es un imposible. De hecho es un ejercicio diario que podemos poner en práctica y que tiene unos resultados increíbles con solo cinco minutos: tener un diario de gratitud. Cuando tenemos una mentalidad de agradecimiento, cambia nuestra percepción de la vida. Y es un rasgo que comparte la gente verdaderamente feliz.
Practicar la gratitud tiene numerosos beneficios, empezando porque hace que seamos más felices gracias a que puede aumentar la liberación de dopamina como indican desde la Universidad de Harvard. También se ha demostrado que practicar la gratitud reduce el estrés y la ansiedad e incluso mejora el sueño y quienes mantienen un estilo de vida agradecido tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades como resfriados y manejan mejor el dolor crónico.
Son capaces de conciliar y encontrar el equilibrio
¿Podemos ser felices solo consiguiendo éxito en el trabajo? Harvard lo tiene claro: no. Las relaciones interpersonales son clave en la felicidad de los seres humanos como apuntaba su Estudio del Desarrollo Adulto, uno de los más longevos de la historia. Comprender la importancia de mantener un equilibrio saludable en todos los aspectos de su vida es algo que las personas verdaderamente felices tienen en común. No podemos ser verdaderamente felices si solo cuidamos un aspecto de nuestra vida.
No solo hablamos de conciliar vida personal y laboral, también hablamos de un equilibrio entre la socialización y la soledad, entre el descanso y la actividad. Hablamos de saber decir “no”, establecer límites y priorizar su bienestar.
Se sienten cómodos en soledad
Piensa en el tiempo que pasas realmente solo o sola a lo largo del día. Hay personas que sienten un rechazo a la soledad que puede llegar hasta a condicionar sus relaciones de pareja, pero como indicaba la psicóloga y directora de Trendencias Iria Reguera, “nunca estás menos sola que cuando estás contigo misma”. Aunque los humanos somos, por naturaleza, seres sociales que necesitamos formar parte de grupos sociales y relacionarnos con otros, existe una gran diferencia entre estar solo y sentirse solo. Las personas verdaderamente felices se sienten cómodas con la soledad porque comprenden y aprecian esta diferencia.
Son capaces de disfrutar de su tiempo a solas y verlo como una oportunidad para la autorreflexión, la introspección y el autodescubrimiento. Y lo más importante, su felicidad no depende de otros sino de ellos mismos, así que en soledad no se sienten mal. Entienden que la famosa frase de Aristóteles “La felicidad depende de nosotros mismos”, es una verdad que, en un mundo hiperconectado, se nos olvida. El psicólogo Carl Jung afirmaba que “el privilegio de una vida es llegar a ser quien realmente eres” y para eso, necesitamos pasar tiempo a solas y conocernos sin que nos resulte incómodo.
Fotos | Joe Yates en Unsplash, Krists Luhaers en Unsplash, Patrick Carr en Unsplash
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