Si puedes decir estas cuatro frases con sinceridad y a diario, eres más resiliente de que imaginas

Esta cualidad de la inteligencia emocional nos ayuda a superar los obstáculos y a salir reforzados de ellos, aumentando nuestra autoestima y felicidad en el camino

La resiliencia es una cualidad que se convierte en una herramienta ante los desafíos. Nos ayuda a enfrentarnos a las adversidades y a salir reforzados de ellas. Como explica Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias, “las personas resilientes no solo superaran los problemas sino que tienen la capacidad de convertir estas experiencias en algo de lo que aprender y conseguir que los fortalezca y los mejore”.

Según explicaba en la CNBC la doctora Corney Warren, psicóloga licenciada en Harvard, para cultivar esta soft skill o habilidad blanda “se necesita esfuerzo, práctica y fortaleza mental”, pero conseguimos ganar confianza, autoestima y felicidad. Además, hay ocasiones en que somos resilientes sin saber siquiera que lo estamos siendo. Si usas estas frases todos los días, eres más resiliente emocionalmente que la mayoría. Y mucho más de lo crees en realidad.

“Necesito un momento”

Para cultivar la resiliencia es imprescindible contar con flexibilidad emocional. Este concepto se describe en psicología como la capacidad de producir respuestas dependientes del contexto a los acontecimientos de la vida y de responder de manera flexible a las circunstancias emocionales cambiantes, es decir, es la capacidad para utilizar diferentes estrategias de regulación de las emociones a medida que cambia el entorno. Una persona con resiliencia también es una persona con flexibilidad emocional capaz de regular sus emociones y reducir su intensidad en una situación determinada.

Cuando dominamos esta capacidad, nos permitimos sentir, pero nuestra emoción es controlada y reducida para superar aquello que nos está haciendo sentirnos así. Necesitamos un momento para regular esas emociones y luego seguir. Por eso es habitual que las personas con más resiliencia necesiten un momento para “reconstruirse” antes de continuar.

“¿Qué puedo aprender de esto?”

Una persona con resiliencia no se centra en preguntarse por qué le pasa lo que pasa. Ya sea un desafío en el trabajo o una adversidad en la vida, cuando somos resilientes tenemos la capacidad de cambiar nuestra perspectiva y pasar de “¿Por qué me pasó esto?” a “¿Qué puedo sacar de esto para crecer?”. Pensemos en el fracaso. Una persona con una alta resiliencia  lo verá como una excelente forma de aprender. A pesar de cometer errores o de que en ese momento nos duela o nos parezca imposible superarlo, cualquier experiencia adversa puede resultar transformadora y enriquecedora.

“Estoy agradecido”

Una de las formas de mejorar nuestros niveles de resiliencia es fijar nuestra atención en los aspectos positivos de nuestra vida. No se trata de obviar lo malo que nos pasa, sino de evitar fijarnos exclusivamente en las cosas negativas que nos ocurren a diario. Según Warren, “estamos programados para percibir las amenazas a nuestro bienestar, pero las personas resilientes encuentran la manera de volcarse hacia lo positivo, incluso en tiempos difíciles”.

Dedicar todos los días algo de tiempo para pensar en las cosas buenas, usando un diario de gratitud, por ejemplo, nos permite ver la vida con otro talante. Incluso tiene efectos positivos probados por la ciencia como ayudarnos a dormir mejor, disminuir el estrés y reducir el riesgo de depresión. Recordarnos por qué estamos agradecidos es algo que las personas con resiliencia hacen casi sin darse cuenta.

“Puedo superarlo”

Cambiar nuestra autoconversación negativa es imprescindible para pasar de una autoestima mediocre e incluso baja, a una que nos permita ser fuertes mentalmente y afrontar con determinación lo que nos pase. “La forma en la que nos hablamos y las cosas que nos decimos afectan a nuestro autoconcepto, como explicaba Reguera, y si queremos que afecte a nuestra autoestima para bien, la frase “puedo superar esto” es una buenísima aliada que hasta usa Simon Biles antes de las pruebas más desafiantes de su carrera.

Esa intencionalidad que usamos al hablar, y según el psicólogo y filósofo Franz Brentano, nos dirige hacia un objeto o meta externa desde nuestro interior, y hacerlo puede reducir el estrés y mejorar el rendimiento. Y una cosa importante que explica Warren: “existe la idea de que debemos ser fuertes y superar la adversidad sin permitir que nos destruya”, pero no se trata de eso. Se trata de entender que todos pasamos por dificultades emocionales y que, aunque los contratiempos y desafíos pueden resultar horribles en el momento, nada en la vida es permanente.

Fotos | Brooke Cagle en Unsplash, Timothy L Brock en Unsplash, Ümit Bulut en Unsplash

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