A no ser que seas autónomo en el sentido más literal de la palabra, todos los días trabajarás como parte de un equipo. Sin embargo, es algo para lo que apenas te preparan en la universidad, donde ni siquiera te tomabas en serio los odiados trabajos grupales. Así que, después, nos toca ir aprendiendo con la experiencia. En muchas ocasiones, basta con aplicar el sentido común y tratar a los demás con empatía y asertividad. Sin embargo, hay errores que cometemos que son más evidentes que otros. De hecho, no siempre somos conscientes de estar equivocándonos detectamos. Es lo que sucede con dos errores muy comunes que te detallamos a continuación.
Reaccionando al presente desde el pasado
Seguro que alguna vez te ha pasado: se ha incorporado un nuevo compañero o compañera a la oficina y ya te ha caído regular casi desde el principio y solo porque te ha recordado a otra persona que no te cae bien por algo que ha dicho u hecho. Una vez establecida esta comparación, cualquier nuevo detalle que encuentres que pueda confirmar tu sospecha inicial irá afianzando y haciendo que aumente tu antipatía hacia esta persona. Incluso aunque, realmente, no hayáis tenido ningún problema.
Lo que sucede es que esa persona está cargando con el peso de los sentimientos que te provoca un tercero que ni conoce. No obstante, esto es tan solo un ejemplo representativo de un fenómeno que puede aplicarse a muchas otras situaciones en el entorno laboral, pero que se explican por los mismos mecanismos de transferencia y confirmación.
Error por transferencia
La transferencia es un concepto del psicoanálisis freudiano en el que los sentimientos del pasado que albergamos sobre una persona se transfieren de forma inconsciente a otra en el presente. Algo que puede suceder tanto de forma negativa como positiva. De hecho, el psicoanalista estadounidense Michael Maccoby encuentra que la transferencia es una parte importante tras la ciencia del liderazgo.
Esto se debe a que las personas, cuando siguen directrices de otras, en parte reaccionan a como ya experimentaron el liderazgo con sus padres. De este modo, puede suceder que se rebelen contra sus jefes o compañeros, por ejemplo, porque estén haciendo una conexión inconsciente entre una situación competitiva con otra similar a la que se enfrentaron en la adolescencia.
Error por sesgo de confirmación
Además, a este fenómeno se le une también el sesgo de confirmación, un concepto de la psicología cognitiva que fue descrito por Peter Wason. Se trata de una tendencia a favorecer, interpretar y recordar la información que confirme las propias creencias o hipótesis que se tienen sobre una persona o situación. De este modo, las personas pueden reunir o recordar información de manera selectiva o interpretarla sesgadamente, ignorando todo lo que vaya en contra de lo que quieren confirmar.
La buena noticia es que evitar los sesgos de transferencia y de confirmación es posible una vez que sabemos de su existencia y podemos detectarlos. Lo mejor que podemos hacer en estos casos es, aunque en nuestra cabeza empiecen a aparecer las comparaciones y los prejuicios, darle una oportunidad a ese nuevo compañero o a cualquier situación que, de repente, no ponga en el mood de otra pasada. Siempre, además, desde la empatía de intentar comprender al otro y cuestionándonos a nosotros mismos.
Además, los expertos proponen hacerse una serie de tres preguntas concretas que nos pueden ayudar a no caer en estos y otros errores de pensamiento. Pueden ser muy útiles para reflexionar cuando notemos que estamos quedándonos atrapados en un bucle poco beneficioso para nosotros y nuestros compañeros y son estas:
¿Es esto realmente lo que pienso ahora? ¿Mi percepción de esta persona es productiva? ¿Cuál es mi objetivo con esto?
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