Estas son las características más típicas de una persona con pocas habilidades sociales

La inteligencia emocional es una de esas habilidades blandas que es innata al ser humano y que nos ayuda a relacionarnos. Pero hay personas cuyas habilidades sociales no están tan desarrolladas, ya sea por su personalidad, su pasado o simplemente porque su cerebro se ha desarrollado de otra manera.

Eso no significa que alguien que tiende a la soledad sea menos inteligente. De hecho puede ser al contrario. Según esta investigación publicada en el British Journal of Psychology, cuanto más inteligente es una persona, más solitaria es.

Pero es cierto que, como seres sociales que somos, dependemos de comunicarnos con otras personas para vivir en sociedad. La mayoría de las personas tienen la capacidad necesaria para manejarse en esas situaciones, pero otras personas no.

El psicólogo Edward Lee Thorndike describía en la década de 1920 la inteligencia emocional o social como el éxito, destreza y astucia con que un individuo interactúa con sus semejantes. El también psicólogo Daniel Goleman hablaba sobre el tema en su libro Inteligencia social: La nueva ciencia de las relaciones humanas, revela que estamos “programados para conectar” con los demás y que nuestras relaciones tienen un impacto muy profundo en nuestras vidas.

Pues hay personas con un bajo nivel de habilidades sociales que tienen en común varias características, y vamos a describírtelas para que seas capaz de identificarlas en otras personas, o en ti misma.

Características típicas de las personas con pocas habilidades sociales

No siempre escuchan atentamente

Cualquier persona que mira repetidamente su teléfono móvil durante una conversación, que interrumpe la misma con frecuencia para hablar de sí mismo o que no responde a ninguna pregunta, muestra un rasgo típico de alguien con una baja inteligencia social. Solo les interesa lo que ellos aportan.

No son conscientes de que se comportan de una manera inapropiada

La inteligencia social nos permite, entre otras cosas, percibir señales no verbales y sentir el estado de ánimo y los sentimientos de nuestros semejantes. Pues bien, es habitual que alguien que carece de estas habilidades no vea que su comportamiento no es el adecuado. Puede que hablen demasiado o que hagan bromas en los momentos menos oportunos, y en lugar de revisar su comportamiento, acusan a sus interlocutores de no entenderles o no pillar las bromas.

Pensemos que la empatía es una de las cualidades que una persona emocionalmente inteligente tiene, y aquellas personas con pocas habilidades sociales carecen de ella y por eso no son capaces de ver cómo su comportamiento o palabras afectarían a otros.

Se ofenden fácilmente

Es fácil sentirnos atacados y ofendidos cuando no vemos más perspectiva de las cosas que la nuestra. Las personas con baja inteligencia emocional se sienten atacados si alguien no está de acuerdo con ellos y suelen vivir con una idea más competitiva de la vida. Tienden a ser desconfiados y reaccionan muy rápido emocionalmente hablando al sentir que todo lo que no es como ellos piensan, es un ataque, aunque sea una crítica constructiva o simplemente una opinión diferente.

Son radicales en sus juicios y no ven la diversidad

Los seres humanos necesitamos trazar límites y usar categorías para organizar nuestro pensamiento y es en esa diversidad donde más nos enriquecemos como sociedad. Cada persona es única y las personas emocionalmente inteligentes entienden que esas categorías son dinámicas y sin límites definidos. Nos puede gustar hoy una cosa y mañana otra.

Las personas con escasas habilidades sociales no ven esta diversidad y suelen ser muy radicales en sus juicios, apegándose con vehemencia a sus categorías.

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