La gente con demasiada confianza tiene estos ocho comportamientos sin darse ni cuenta. Lo malo es que pueden intimidar a los demás

Quienes tienen este tipo de personalidad muchas veces no se dan cuenta del efecto que producen en otras personas y en cómo sus comportamientos afectan a sus relaciones

Parece complicado llegar a un equilibrio perfecto en la vida. De hecho diría que es imposible, un poco como en el monólogo que America Ferrera en el que le explicaba a Margot Robbie durante la película de ‘Barbie’ la realidad de las mujeres: “Tienes que ser delgada, pero no demasiado delgada. Y nunca puedes decir que quieres ser delgada. Tienes que decir que quieres estar sana, pero también tienes que estar delgada.”

En este caso no vamos a hablarte del cuerpo sino de la confianza en tu propia persona, un rasgo íntimamente ligado con la autoestima. A priori puede parecer algo positivo pero si hablamos de exceso de confianza, puede llegar a intimidar a los demás. Hay que tener confianza, pero no avasallar a los demás ni resultar intimidante.

Según la Dra. Estrella Flores-Carretero, “el exceso de confianza es un sesgo cognitivo común que se manifiesta en la sobreestimación de la propia capacidad”. Se le conoce también como sesgo de sobreestimación, y “se produce cuando una persona tiene una creencia exagerada en sus propias habilidades, conocimientos o juicios, en muchos casos aun sin tener algún tipo de experiencia previa o certeza de la situación”, explica la experta. Si te identificas en alguno de estos ocho comportamientos cuidado, tu exceso de confianza podría estar intimidando a los demás sin darte cuenta.

Confundes sinceridad con sincericidio

Existen diferencias entre ser sincero (algo a valorar en cualquier ser humano) y ser un sincericida, como nos explicaba la experta Raquel Mascaraque. Cuando decimos todo lo que se nos pasa por la cabeza y sin filtros, corremos el riesgo de hacer daño a la otra persona. “Es una conducta peligrosa porque la sinceridad aplicada sin inteligencia emocional ni empatía termina ocasionando daños innecesarios”, como explican los expertos de Evolma de Valencia.

Ignoras el consejo de otros

Una persona con un exceso de confianza piensa que nunca se equivoca y que siempre tiene la razón. Por eso desoye los consejos de otros, sus críticas constructivas o la simple perspectiva de la otra persona. Cuidado con este rasgo. La comunicación y las relaciones interpersonales mejoran considerablemente cuando aprendemos a escuchar. Además, como explica Flores-Carretero, “te cuesta reconocer cuando te equivocas y prefieres culpar a las circunstancias o a otras personas, ya que admitirlos es el paso fundamental para aprender de errores y mejorar”.

Prefieres los actos a las palabras

Cuando estamos ante una persona intimidante, también solemos estar ante alguien que da más valor a los actos que a las palabras. Este rasgo les convierte en personas proactivas y enfocadas a la acción, aunque corren el riesgo de volverse impulsivos. Como explicaba Flores-Carretero, en muchas ocasiones subestiman las dificultades o los riesgos, lo que hace que le pierdan el miedo a vivir.

Tienes una opinión para todo

Nos referimos a que tienes una opinión firme y autoritaria de absolutamente todo. Hasta de que lo sabes absolutamente nada. Lamento decirte que este rasgo no es algo que compartas con las personas más inteligentes porque ellas saben que para aprender algo primero hay que asumir que no lo sabemos.

Te comunicas directa y claramente

Si te expresas de forma muy directa y clara, sin dejar mucho espacio para conversaciones triviales, tu comportamiento puede resultar intimidante e inaccesible para algunas personas. Tampoco te va mucho eso de hablar de emociones, por lo que a la gente que te rodea es da la impresión de que tampoco estás interesado en sus sentimientos y perspectivas.

Después de que hables, se hace el silencio

Estás en un grupo y comienzas a hablar de una forma tan segura, que cuando terminas, el silencio se hace dueño del espacio, como si nadie más pudiera (o quisiera) aportar nada. Es posible que te estés expresando con demasiada vehemencia. Ser demasiado categórico, cortante o seco, puede invadir el espacio de quienes te rodean y cohibir su comportamiento.

No buscas aprobación

Es evidente que si tienes confianza en ti mismo y esa confianza es real, lo que opinen los demás te da exactamente igual. Eres una persona que no se deja influenciar por otros, nunca. Eres alguien que sabe lo que quiere, cuando lo quiere y cómo lo quiere y que no necesita la aprobación de los demás para sentirse bien. Lo que pasa es que llevado al extremo, esta actitud puede alejar a las personas que te rodean porque no dejas espacio para ellos. Sentirse y mostrarse vulnerable ante un círculo íntimo no es algo malo, porque nos ayuda a mantener una conexión y a crear un vínculo más profundo con otras personas.

No te importa nada el pasado

El presente se vive, pero para vivirlo es necesario haber aprendido del pasado y que ese conocimiento nos guíe en el futuro. Pues bien, si las experiencias que has vivido en el pasado no significan nada y “tiendes a ignorar o minimizar las lecciones aprendidas de experiencias pasadas”, puede ser una señal de exceso de confianza como explica la doctora.

Quiero recalcar algo y es que lo que para mí puede ser intimidante, puede que para ti no lo sea porque al final no solo entra en juego el comportamiento de un tercero, sino mis propias experiencias e interpretaciones personales.

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