Si haces estas tres cosas al hablar con otros, tienes más inteligencia emocional que la mayoría. Palabra de Harvard

La comunicación es clave en las relaciones y en todos los ámbitos de nuestra vida, y puede conseguir que tengamos una conexión muy auténtica con otros

Conocí a Jenny Woo por un artículo de Genbeta en el que se hablaba de los “slide hustlers", los trabajos secundarios con los que la gente gana un dinero extra. Allí aparecía su nombre. Jenny Woo es una educadora formada en Harvard, investigadora de inteligencia emocional y fundadora y directora ejecutiva de Mind Brain Emotion, en el que vende juegos de cartas diversos sobre el tema en el que es experta, a través de Amazon.

Me sorprendió su proyecto, pero me llamó aún más la atención que sus juegos de cartas y herramientas sirvieran para desarrollar una de las soft skills más demandadas hoy en día, la inteligencia emocional. Con ella conseguimos conectar con otros, ganarnos su confianza y prosperar en entornos sociales. La inteligencia emocional además, nos hace mejores comunicadoras. Tal y como explicaba la experta en un artículo de la CNBC, las personas emocionalmente más inteligentes siempre hacen tres cosas cuando hablan con otros, y son clave para que se cree una conexión verdadera con otras personas.

Replican el tono verbal y lenguaje corporal de la otra persona

La empatía está directamente relacionada con la inteligencia emocional. Cuando somos empáticos, se da el llamado efecto camaleón, un fenómeno psicológico que se da cuando practicamos una mímica inconsciente con el interlocutor, es decir, le imitamos sin darnos cuenta. No consiste en copiar, sino en alinearse con el estilo de comunicación de la otra persona para generar confianza y mostrar respeto. Es la manifestación externa del deseo de empatizar y conectar con la otra persona.

La gente con una inteligencia emocional muy desarrollada, tiene según Woo, la capacidad de “imitar sutilmente los comportamientos, los patrones de habla y el lenguaje corporal de los demás”.  Son capaces de leer las señales sociales en otros y reflejarlas, lo que provoca que se profundice en la conexión. Lo que hacen, de manera automática y sin darse cuenta, es adaptar las palabras, el tono y el ritmo de sus respuestas al lenguaje que perciben de la otra persona, captando todos los matices para que coincida con tus emociones.

Hacen preguntas que no se quedan en la superficie

En alguna ocasión te hemos comentado que los expertos en oratoria y los psicólogos formados en inteligencia emocional y relaciones coinciden en que hay una frase que permite llevar la comunicación a otro nivel: cuéntame más. Pues bien, según Woo, “las personas más inteligentes emocionalmente tienen una capacidad excepcional para introducir preguntas en cualquier conversación para despertar y mantener el interés”.

Este tipo de preguntas son siempre abiertas y buscan profundizar y no quedarse en la superficie. Quieren conocer lo que sientes, piensas y experimentas, por eso es común que les oigas decir “¿Qué piensas de…?” o “¿Cómo te hace sentir?”. No lo hacen de forma que sientes que están siendo intrusivos, al contrario. Como explica la experta, “tienen una forma rítmica de hacer preguntas de seguimiento sobre ti a lo largo de la interacción que les permite parecer auténticos”. Tiene un deseo genuino de saber de ti, y como interlocutor, se nota cuando a alguien le interesas de verdad.

Comparten sus errores y fracasos

Para una persona con inteligencia emocional, la vulnerabilidad no es un defecto, ni mucho menos. Es parte de una realidad, la de todos, que esas personas asumen y usan a su favor. Alguien con una gran inteligencia emocional sabe que sus errores y fracasos no los definen, por eso no tienen miedo de compartir con otras personas esos momentos en que han fallado o fracasado.

Como explica Woo, se centran en lo que pueden aprender de sus reveses usando la autogestión y la resiliencia, dos rasgos clave de la inteligencia emocional. “Al compartir sus experiencias tanto positivas como negativas, las personas altamente inteligentes emocionalmente alientan a quienes las rodean a compartir, aprender y crecer juntos”, explica. Cuando compartimos con otra persona las partes menos luminosas de nuestra vida, creamos una conexión mucho más profunda con ellos.

Fotos | Brooke Cagle en Unsplash

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