Para evitar el "phubbing", necesitamos que la inteligencia emocional tome el mando. Es la forma de que nuestras relaciones personales puedan ser significativas y profundas
Hay una cosa que me molesta sobremanera y es compartir algo con una persona, abrir mi corazón y mostrarme vulnerable y que, cuando miro a la persona con la que estoy hablando, la vea mirando su móvil. No puedes estar prestándome atención si a la vez estás mirando Instagram, aunque sea haciendo scroll sin leer nada. Este tipo de comportamientos son investigados por la Dra. Jenny Woo, educadora formada en Harvard, experta en inteligencia emocional y fundadora y directora ejecutiva de Mind Brain Emotion. Ella habla de “etiqueta digital emocionalmente inteligente”, es decir, emplear la inteligencia emocional en el uso de smartphones para evitar el phubbing. Lo malo es que este comportamiento se ha vuelto tan automático, e incluso compulsivo, que muchos no nos damos ni cuenta de que lo hacemos.
El phubbing es ignorar a una persona por prestar atención al teléfono. Es un término formado a partir de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (ignorar) y sin darnos cuenta manda un mensaje sutil pero claro: “Mi teléfono es más importante e interesante que tú”. Según un estudio de la Universidad de Kent, ignorar a la persona con la que estamos tiene su origen en una adicción al teléfono móvil (nomofobia), algo que sufre el 45% de los universitarios.
Las personas más inteligentes emocionalmente tienen tres hábitos con los que se aseguran de que el phubbing no sea un impedimento para sus relaciones. Hacerle más caso al teléfono que a la persona que tienes delante, ya sea tu pareja, una amiga, un compañero de trabajo o alguien a quien acabas de conocer, erosiona la confianza y debilita las conexiones según los expertos, y hasta se asocia a una menor conciencia social. Como bien explica la Dra. Woo en la CNBC., “en lugar de dejar que su teléfono controle su atención, toman las siguientes medidas para permanecer presentes”.
Mantienen el teléfono lejos
Los estudios demuestran que tener el teléfono a mano, aún estando apagado, reduce la capacidad cognitiva. A nivel laboral, se necesita una media de 23 minutos para recuperar la concentración después de consultar el teléfono. Para lograr una mayor libertad mental que llegue incluso a aumentar su productividad, las personas emocionalmente inteligentes crean barreras físicas entre ellos y sus teléfonos. Por ejemplo, en mi caso saco el teléfono del despacho cuando estoy trabajando, y solo lo cojo si me llaman por teléfono. Como tengo un smartwatch, cuando me llaman se refleja en el reloj y son las únicas notificaciones que tengo activas en él. Si me llaman, me levanto y voy a la otra habitación para cogerlo, pero no lo tengo encima de la mesa y lo miro cada 10 minutos como haría si estuviera conmigo.
Planifican sus intenciones
Según explica la experta, las personas emocionalmente inteligentes establecen intenciones claras sobre cuándo y cómo usarán sus teléfonos, especialmente en entornos sociales. Por ejemplo, van a una cita y antes de que empiece guardan el móvil en su bolsillo para evitar mirarlo y prestar así la total atención a la otra persona con la intención de conocerla. Para reducir la tentación de revisar el móvil, que ya sabemos que es algo que hacemos de forma automática, planifican con anticipación sus interacciones con declaraciones del tipo “si-entonces” para “reducir la fatiga de toma de decisiones" como explica Woo. Algo similar a la regla de Ulises.
Lo que hacemos es pensar que haremos si pasa algo relacionado con el teléfono. Por ejemplo, si durante una conversación necesito revisar mi teléfono, primero se lo informo a la otra persona y le explico lo que estoy haciendo. O si estoy comiendo con alguien, pongo el móvil en silencio hasta que termine la comida y lo guardo en el bolso para no revisarlo.
En el caso de que estemos en el otro bando y nos hayamos dado cuenta de que estamos haciendo phubbing, lo mejor es hacer una reparación de la relación, como harías en una relación de pareja: pides perdón, dejas de hacerlo inmediatamente, pides perdón y avisas a tu interlocutor de que tiene toda tu atención.
Establecen zonas libres de móvil
Si tienes la inteligencia emocional más desarrollada es posible que te hayas dado cuenta ya de que el teléfono móvil es, además, una herramienta que puede perjudicarnos en las relaciones. Evidentemente nos sirve para mantenernos conectados a la gente que queremos cuando estamos lejos, pero nos puede desconectar de los que tenemos cerca. Según Woo, “las notificaciones constantes mantienen nuestro cerebro en un estado altamente reactivo y excitable, y estas distracciones nos alejan del trabajo y de las interacciones importantes, a menudo sin que nos demos cuenta”.
Por eso es importante establecer zonas libres de teléfono, con el fin de controlar nuestros impulsos por mirar esa notificación que acaba de sonar. Por ejemplo, podemos eliminar las notificaciones del teléfono, bien de forma permanente o bien usando aplicaciones de inactividad para ciertas horas o marcando en nuestro teléfono la opción de “no molestar”. Pero también podemos tener zonas libres de móvil. Por ejemplo, en mi caso, el dormitorio es zona de “no teléfonos”. Así cuando estoy con mi pareja podemos conectar mejor.
La experta asegura que “si planificas el uso del teléfono, estableces límites y gestionas las notificaciones, puedes romper el phubbing y fomentar conexiones más profundas y significativas”. Piensa que ese vídeo de TikTok puedes verlo más tarde, pero la sonrisa de tu madre mientras te cuenta lo que ha hecho en sus clases de manualidades está en este momento preciso. No te la pierdas por ver a alguien a quien ni conoces a través de la pantalla del móvil.
Fotos | Kaysha en Unsplash, Amith Nair en Unsplash, Ant Rozetsky en Unsplash
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