Es el secreto de los japoneses centenarios, aquellos que habitan en las zonas azules. No nos referimos al ikigai, sino a algo que consiguen con cinco hábitos
La isla de Okinawa, en Japón, es una de las zonas del mundo donde sus habitantes viven más años. Conocida como una de las zonas azules, parece esconder el secreto de la longevidad. Pero no es casualidad ni un secreto, al menos no uno que sea desconocido. Se debe, en parte, al método Hanasaki, la práctica que consigue que lleguen a los cien años y sean felices.
El escritor Marcos Cartagena explicaba en su libro ‘El Sistema Hanasaki’, este método de crecimiento personal con todas las claves para tener una vida plena y feliz. La más importante es encontrar la paz interior. Esa paz interior es una especie de estado de conciencia realista pero positivo. El experto asegura que es una "condición en la que somos capaces de percibir la realidad sin vernos afectados en exceso por ella". Es decir, es aquello que nos permite disfrutar sin sentirnos sobrecargados por las emociones y que nos aporta claridad mental para tomar decisiones. Y los japoneses encuentran siempre su paz interior siguiendo cinco sencillos pasos.
Empieza el día meditando
Meditar es una de las prácticas más beneficiosas para reducir los niveles de estrés y cuidar nuestra salud mental. Y aunque pensemos lo contrario, como bien nos explicó el monje budista Thubten Wangche no consiste en dejar la mente en blanco sino en reflexionar. Dedica los primeros cinco minutos del día a tu respiración y haz una reflexión centrada en pensamientos positivos.
Desde Vitónica, sin embargo, nos advierten que la meditación no es para todos, así que si decides empezar con ella piensa en que “si padeces afecciones crónicas como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático, la meditación puede empeorar tus síntomas” como explican en Psychology Today.
Al menos una vez al día, haz algo de manera consciente
Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva, el mindfulness es la focalización de la atención en el momento presente, es un método para conseguir la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo “aquí y ahora”. Pues vamos a hacer algo así. Elige cualquier actividad, la que sea. Ya sea comerte una naranja, prepararte un café o escuchar una canción. Pon todos tus sentidos en ello: escucha como suena la piel de naranja al pelarse. Huele sus aceites en tus dedos. Saborea cada bocado, centrándote en la textura. No mastiques con prisas, dedícale tiempo. Centra tu atención solo en eso que estás haciendo. Lo que intentamos con esto es hacer algo al 100%, con toda nuestra mente y nuestros sentidos puestos en ello.
Busca el silencio
¿Sabías que el japonés como idioma se estructuró basándose en la idea de comunicar lo máximo diciendo lo mínimo? El experto afirma que los japoneses aprecian el silencio y se esfuerzan por protegerlo, y nosotros vamos a buscarlo de forma activa. Puedes probar con la caminata silenciosa que ha puesto de moda la Generación Z o simplemente sentirte en una habitación vacía y sin distracciones buscando ese silencio.
Estar en silencio no solo es callarse, es intentar que nuestra verborrea interior se detenga, y aunque no lo parezca, esa práctica activa de búsqueda del silencio nos ayuda. Según el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, a nivel emocional el silencio nos aporta paz, tranquilidad y calma, y a nivel cognitivo facilita y estimula la atención, la concentración, el pensamiento y la escucha. Además, nos “ayuda a conectar de otra manera con nuestro mundo interior, con el mundo exterior, y con las relaciones con los demás”, afirman los expertos.
Relativiza tus emociones más desagradables
Cartagena dice en su libro que "calmar las aguas de nuestro espíritu nos dará la templanza que necesitamos para afrontar y superar con éxito los obstáculos que de forma intermitente se van planteando en nuestro camino". Y esto en psicología se llama gestión de las emociones. Como bien explicaba la psicóloga y directora de Trendencias Iria Reguera, las emociones no son positivas o negativas. “Todas ellas son emociones válidas y ninguna de ellas es evitable. [...] Aprender a reconocer nuestras emociones, valorarlas en su justa medida como lo que son, naturales al ser humano, aceptarlas y aprender a gestionarlas de la forma más sana para nosotros” es clave.
Ser lo más específico que puedas con tus emociones es imprescindible para aprender a gestionarlas de una forma sana, lo que en psicología se conoce como tener o no “granularidad emocional”. Una vez reconocida la emoción, toca aceptarla y ponerla en su lugar, relativizando si es muy intensa. Quizá no puedas relativizar la emoción, pero sí aquello que ha motivado esa emoción. Por ejemplo, estás en el supermercado y alguien se cuela delante de ti. Te cabreas. Mucho. Has tenido un mal día, pero ¿recordarás esto en dos días? Si la respuesta es no, bájale, como dirían en Canarias.
Según Cartagena cuando relativizamos “utilizamos argumentos enfocados a minimizar el impacto negativo” de una emoción. No es que la escondamos, es algo diferente. Lo que hacemos es intentar “restarle importancia y carga emocional a nuestra reacción”. Vuelve a leer: a nuestra reacción. Las emociones están todas bien y son válidas. Las reacciones y acciones que se desprenden de ellas son controlables, adaptables y es lo que haremos. Para conseguirlo podemos usar el método WISER que usan en Harvard, que te digo por experiencia que funciona a las mil maravillas.
Simplifica tu vida y tu forma de pensar
“Mowgli, mira, todo lo que tienes que hacer es…” No solo es una de las canciones más conocidas de Disney, es el reflejo del último de los pasos: busca lo más vital. Simplifica tu vida.
¿Crees que en Okinawa sus habitantes se preocupan por lo mismo que te preocupas tú? No. Como explica Cartagena en su libro, tienen una palabra llamada “tegewa” que aunque tiene una difícil traducción, podría traducirse como “no te compliques demasiado, simplifica”. Ellos "simplemente se limitan a vivir una vida sencilla, llevando las tareas de su huerta, realizando su oficio, disfrutando de las pequeñas cosas y cuidando de sus amigos y familiares", y les sirve para vivir una vida plena, feliz y repleta de paz interior.
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