La tendencia parece haber cambiado con la Generación Z y tiene la culpa de que se ya no se hable de la crisis de la mediana edad sino de una crisis de salud mental de los jóvenes
Recuerdo mi adolescencia como una de las épocas más felices de mi vida. No soy la única. Existe algo llamado la “curva de la felicidad” que aparece en numerosos estudios sobre bienestar y felicidad, como este realizado por los economistas Andrew Oswald y David Blanchflower, que explica que los picos de bienestar aparecen en dos momentos concretos de nuestra vida: en la infancia y en la madurez, una curva en forma de U. En términos más simples, la crisis de la mediana edad existe y la felicidad alcanza su punto más bajo alrededor de los 50 años, con picos a los 30 y después de los 70.
De hecho existen al menos 600 artículos publicados que sugieren que la felicidad tiene forma de U con la edad y, a la inversa, que la infelicidad tiene forma de joroba con la edad. O al menos tenía, porque se ha publicado un nuevo estudio que indica que algo está cambiando. Según la investigación dirigida por David Blanchflower, la curva en U del bienestar ahora es más bien una lucha ascendente hacia la felicidad si hablamos de los más jóvenes.
Ya hay curva en U para la felicidad
El patrón en forma de U existe en todas las sociedades e independientemente de lo desarrollados que estén los países o de la cultura que tengan. En lugares con expectativas de vida altas y bajas, niveles altos y bajos de democracia, independientemente de los ingresos promedio, el PIB o el coeficiente de Gini. De hecho Blanchflower afirmaba ya en 2020 en uno de sus artículos que encontró “una forma de U del bienestar para cada uno de los treinta y cinco países miembros de la OCDE. Para 138 de los 193 países miembros de las Naciones Unidas”.
La curva en forma de U se ha mantenido como una referencia válida para datos que se remontan a 1973 y hasta la actualidad. “Es un hecho comprobado. Lo consideramos uno de los patrones más llamativos y persistentes en las ciencias sociales”, afirmaba Blanchflower, profesor de Economía en el Dartmouth College y coautor de uno de los primeros artículos sobre la curva de la felicidad en forma de U, publicado en 2008.
Y no necesitamos limitarnos a las sociedades humanas para verlo: la tendencia se ha observado incluso en poblaciones de grandes simios. De este modo, parecía ser una parte ineludible del ser no sólo humano, sino del homínido. Como si por culpa de la biología estuviéramos destinados a ser felices cuando somos más jóvenes, pero ahora todo ha cambiado.
Esa curva se mantuvo durante décadas "hasta que dejó de hacerlo" como explicaba Blanchflower, que sugiere que este patrón en forma de joroba en la infelicidad ha sido reemplazado por una línea gráfica que revela una disminución constante de la infelicidad con la edad. Tanto es así que las personas mayores son más felices que los jóvenes.
Como explicaba Blanchflower en una conferencia, se sorprendieron al observar “un rápido deterioro del bienestar de los adultos jóvenes (de 18 a 25 años), especialmente las mujeres jóvenes”. Una caída en el bienestar de los jóvenes ha cambiado su curva de felicidad en forma de U por una línea recta, con la satisfacción con la vida más alta al final y más baja al principio de la edad adulta. “Hubo cambios en los datos que realmente nunca habíamos visto antes”, añadió. Algo sin precedentes: ahora los adultos jóvenes son las personas menos felices y la felicidad aumenta con la edad, algo que según los expertos parece haber comenzado alrededor de 2017, aunque algunas evidencias muestran que esto ocurrió alrededor de 2014.
El equipo se centró en la infelicidad porque es más sencilla de abarcar y descubrió que en Estados Unidos, una de cada nueve mujeres jóvenes asegura que cada día de su vida es un día de mala salud mental y en el caso de los varones jóvenes, uno de cada 14. La mala salud mental está correlacionada con el absentismo escolar, las admisiones en hospitales psiquiátricos y las tasas de suicidio.
Durante el último año, el científico Zach Rausch ha escrito una serie de artículos que examinan el alcance internacional de la crisis de salud mental juvenil demostrando que la salud mental entre los jóvenes ha empeorado en las cinco naciones anglosajonas, las cinco naciones nórdicas y muchas otras naciones de Europa occidental y oriental. También ha demostrado que las tasas de suicidio han aumentado entre las niñas de la Generación Z y encontró las mismas tendencias en las visitas a los servicios de urgencias y las hospitalizaciones por autolesiones.
El problema no es solo de un país, se sugieren patrones similares en Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Basándose en un conjunto de datos que abarca 34 países desde 2020 hasta 2023 del Global Mind Project de Sapien Labs, los autores demostraron que la infelicidad se encuentra actualmente en niveles más altos en edades más jóvenes en estos países. Pero ¿por qué sucede?
Los motivos de la infelicidad
“Se necesita algo que comience alrededor de 2014, que sea global y que afecte desproporcionadamente a los jóvenes, especialmente a las mujeres jóvenes”, afirmaba Blanchflower a Scientific American. Podríamos pensar que la culpa es de la COVID, pero según los expertos “la COVID simplemente extiende las tendencias que habían comenzado en 2011” y tampoco se cree que se deba al mercado laboral, ya que el bienestar de los jóvenes parece comenzar a disminuir justo en el momento en que el mercado laboral se recupera.
Eso sí, estos últimos estudios han demostrado que para los mayores de 18 años el malestar disminuye con la edad así como el bienestar mejora con la edad, y el cambio de paradigma oscila entre 2014 y 2017, afectando sobre todo a mujeres según los datos.
Aún no está claro por qué hemos terminado perdiendo esa curva de la felicidad. Pero como bien indica Blanchflower “la joroba en el malestar y la forma de U en el bienestar son cosa del pasado, de un pasado muy reciente. [...] La crisis de la mediana edad, largamente estudiada, ha sido ahora sustituida por una crisis de salud mental de los jóvenes… a nivel mundial”.
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