Septiembre es un mes de nuevos propósitos y de reflexiones. Es el momento de apostar por nuestro bienestar y perseguir la felicidad
Hace muchos años mi abuela pasaba un mes en casa de cada uno de sus hijos. Era mi mes favorito del año pero mi abuela no lo sabía porque nunca se lo dije. Cuando falleció, me quedé con la sensación de que nunca le había demostrado todo lo que ella significaba para mí. Me di cuenta cuando ya era muy tarde. Y es que hay algunas lecciones que necesitamos aprender antes de que la vida nos pase por encima.
Enero y septiembre son meses de nuevos propósitos y también de reflexiones. Dos veces al año me bajo de la rueda de la rutina que nunca para de girar para pensar en mi vida. En cómo la he vivido, en cómo la vivo y en cómo quiero vivirla. Toca parar y pensar, y aquí tienes algunas cosas sobre las que reflexionar para que no te ocurra como me ocurrió a mí con mi abuela.
Cuida a tu familia y amigos, son el secreto de tu felicidad
Según el Estudio del Desarrollo Adulto de Harvard, uno de los más longevos de la historia, lo que nos hace realmente felices son las relaciones interpersonales. Sin embargo, ¿cuánto tiempo empleamos en aquello que nos hace felices? Cuando estemos en el lecho de muerte (siento ser tan trágica pero un bofetón de realidad es la mejor manera de despertar del letargo) pensaremos en el pasado y puede dibujarse una sonrisa si hemos tomado las decisiones correctas en la vida.
Enrique Rojas es catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica, aseguraba que no dedicar tiempo a familia y amigos era una de las cosas de las que más personas se arrepentían antes de morir. Piensa si quieres ser una de esas personas y si la respuesta es no, haz algo para remediarlo.
No necesitas tanto como crees para ser realmente feliz
Hace unos años creía que para ser feliz necesitaba una pareja, una casa grande, hijos, un trabajo en el que cobrara mucho dinero y un armario lleno de zapatos como el de Carrie Bradshaw. Ahora tengo 38 y soy feliz viviendo sola en un pequeño piso, sin hijos y con un trabajo que me llena por completo y me permite vivir sin grandes lujos. La mayoría de nosotros no necesitamos comprar nada más para ser felices.
Vivimos en una sociedad consumista que nos estimula de todas las formas posibles para que no nos bajemos nunca de la cinta de correr hedónica. Arthur C.Brooks, experto en felicidad, nos contaba que la única forma para encontrar el verdadero bienestar era alejarnos de la máquina consumista.
No te guardes un “te quiero”
El escritor francés André Gide decía que “Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se presentan ante nuestro espíritu hasta que ya es demasiado tarde”. Esto es quizá un clásico, pero nunca sabes cuándo será la última vez que veas a alguien. A quien sea. Tu madre. Tu mejor amiga. Un compañero de trabajo. Puede que mañana sea demasiado tarde para un abrazo. Demasiado tarde para un “te quiero", un “me gustas”, un “estoy orgullosa de ti". Tarde para un “te echo de menos” o para un “tengo ganas de verte”.
Las personas que nos rodean merecen saber que las admiramos y queremos. Que nos importan. Puede que no tengas un mañana para decir “Te quiero”, así que mejor no esperes y expresa lo que sientes.
Usa los errores de tu vida para algo más que lamentarte
Lucy Maud Montgomery decía que “debemos arrepentirnos de nuestros errores y aprender de ellos, pero nunca traerlos al futuro con nosotros.” Y es que nadie es perfecto. Todos fracasamos, cometemos errores, nos equivocamos y con suerte y esfuerzo, aprendemos. Aunque estés viviendo un momento complicado puedes sacar algo positivo y usarlo a tu favor. Romper con una pareja nos puede ayudar a ser más exigentes en el futuro o a saber lo que no estamos dispuestos a tolerar. Perder un trabajo puede abrirnos la puerta a otras oportunidades que no te hubieras planteado tener. El fracaso no es malo y los errores, tampoco.
Los hábitos te impulsan hacia el crecimiento
Charles Duhigg escribió ‘El poder de los hábitos’ y gracias a su lectura me di cuenta de la importancia que tienen los hábitos en nuestra vida. No hablo de que hacer deporte es importante para mi salud, de que no fumar alarga nuestra vida ni de que llevar una alimentación saludable nos ayuda a vivir mejor. Hablo de que los hábitos nos ayudan a alcanzar la felicidad, a ser mejores personas, a desarrollarnos intelectual y personalmente. Nos ayudan a crecer. Este es un momento tan bueno como cualquier otro para analizar cuáles son los tuyos y cómo influyen en tu vida y, si no tienen el valor que necesitamos de ellos, es un momento maravilloso para cambiarlos.
No intentarlo es la razón por la que la mayoría de las personas fracasan
Entiendo que no todos los proyectos, propósitos o metas que tienes en la cabeza son factibles en todos los momentos de tu vida, pero ¿cuántas excusas has puesto ya para no hacerlos? El novelista Steven Pressfield afirma que “La característica inequívoca de un simple aficionado es que tiene un millón de planes y todos comienzan mañana.” Lo malo es que ese mañana nunca llega hasta que ya es tarde para hacer nada y lo único que te queda es arrepentimiento. Siento decírtelo, pero las oportunidades que dejas pasar cuando ni siquiera lo intentas, son las que más van a doler en el futuro.
El momento de hacerlo es ahora
Aunque las frases motivacionales y todo eso suenan un poco a Mr. Wonderful, hay verdad en esas palabras porque el momento de hacerlo es ahora. Siempre has querido viajar sola. Hazlo. Siempre has querido apuntarte a clases de canto. Hazlo. Siempre has querido hacer el camino de Santiago. Hazlo. Aunque en la vida la paciencia es una virtud, tenerla no significa esperar y no hacer nada, sino hacerlo lo mejor que puedas con los recursos que tienes a tu disposición. Comienza sabiendo que los resultados que buscas valen el tiempo y el esfuerzo necesarios y que no están disponibles en ningún otro lugar por menos tiempo y esfuerzo.
Deja de obsesionarte con la perfección. Solo sirve para frustrarse
Mi hermano tenía una camiseta que ponía “Nobody is perfect. My name is nobody” (Nadie es perfecto. Mi nombre es nadie). Se me quedó grabado a fuego y durante mucho tiempo pensé que mi valor me lo daba lo cerca que estaba de dicha perfección en todo lo que hiciera. Solo me condujo a una dismorfia de la productividad de la que aún estoy saliendo. Todos los seres humanos somos imperfectos y estamos repletos de contradicciones. Los generosos pueden ser egoístas en algunos momentos, los pacientes perder los estribos, las buenas personas pueden hacer malas acciones y todos, absolutamente todos, cometemos errores.
Es el momento de empezar a ser más compasivos con el resto y con nosotros mismos y aceptar que en esa imperfección también hay belleza como asegura la filosofía japonesa Wabi-sabi. Vas a ser mucho más feliz cuando dejes de obsesionarte por la perfección.
Mira bien a tu alrededor y disfruta hasta de las cosas más pequeñas
Bronnie Ware, enfermera de pacientes terminales, aseguraba en su libro ‘Los cinco mandamientos para tener una vida plena’ que “hasta el final, no se dan cuenta de que la felicidad es una elección”. Los momentos más sencillos de nuestra vida puede ser pequeñas perlas de felicidad que pasamos por alto. Hasta ahora. Es el momento de disfrutar de todo, ya sea una croqueta o un viaje a Chichen Itza.
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