Aunque la soledad puede ayudarnos en el desarrollo personal, la amistad es imprescindible para conseguir ser realmente felices
A pesar de estar aparentemente siempre conectados, lo cierto es que han disminuido las relaciones interpersonales. Perdemos el contacto con los demás y estamos en una recesión de la amistad en la que los millennials son los que menor porcentaje de amigos dicen tener. El Survey Center of American Life afirma que en 1990 un 63% de los encuestados decía contar con cinco amigos o más. Ahora solo dice tener ese número de amistades el 38% y el 12% llega a decir que no tienen ningún amigo.
Las personas que no tienen amigos cercanos a menudo exhiben comportamientos, la mayoría inconscientes, que influyen en su bienestar y salud como explican los expertos.
Evitan las interacciones sociales
Estar solos a menudo provoca una tendencia a evitar eventos sociales como fiestas o reuniones, pero también pequeñas interacciones diarias como saludar a un vecino. Si constantemente evitas encontrarte e interactuar con otras personas, estás limitando sin darte cuenta las oportunidades de crear relaciones duraderas. Es como si se convirtiera en un círculo vicioso: nos sentimos solos y esa soledad nos provoca buscar un aislamiento que refuerza nuestra incapacidad de socializar.
Son excesivamente independientes
Este rasgo, en el que una persona no muestra sus emociones o no es capaz de pedir ayuda a otras personas, consigue aumentar la barrera con otros y evitar que se cree ese vínculo de confianza. Tener autonomía es bueno, no se trata de perderla, sino de entender que no siempre podremos hacerlo todo solos.
Les cuesta tener una conversación
La comunicación no es igual de sencilla para todo el mundo. Cuando nos sentimos solos es posible que nos cueste mantener una conversación, ya sea porque intervenimos poco o porque lo hacemos demasiado, monopolizando la conversación. Aprender a escuchar activamente y participar de una forma equilibrada, aportando pero también escuchando, es clave.
Tienen dificultad para entender y expresar emociones
Esta habilidad, directamente relacionada con la inteligencia emocional, es lo que se conoce como la no disponibilidad emocional. Como explican desde Psychology Today, “un síntoma de falta de disponibilidad emocional es una persona que tiene dificultades para sintonizar, procesar, regular y expresar emociones”. Puede provocar una falta de empatía que aumenta el distanciamiento con los demás y evidentemente, nos aleja de las relaciones con otras personas.
Les falta autoconciencia
La autoconciencia está relacionada con la inteligencia emocional y hace referencia a la capacidad para entender nuestras emociones, sentimientos y reacciones ante ciertas situaciones. Saber cuáles son nuestras fortalezas nos permite tener un mayor control sobre nosotros mismos y es un signo que comparten las personas inteligentes.
Cuando no tenemos autoconciencia no entendemos cómo nuestros actos y comportamientos afectan a otros. La autoconciencia nos ayuda a adaptar nuestro comportamiento al de los demás y sin ella es difícil mejorar nuestras interacciones sociales.
Tienen miedo al rechazo
El miedo al rechazo puede provocar que rechacemos el compromiso social y la aceptación de invitaciones. Nos negamos a hacer algo con otras personas por miedo a ser rechazados en el momento de la socialización y por diferentes motivos. Puede ser por una baja autoestima o situación que hemos vivido.
Cuando nos rechazan podemos sentir un malestar que “nos hace conectar con la pérdida, el abandono y la soledad”, como nos explican desde Intropsicologos Madrid. Para superar esto hay que entender que recibir una negativa en cualquier tipo de relación es algo normal y no un ataque a nuestra persona. Superar este miedo es esencial para construir relaciones significativas.
Les cuesta confiar en otros
Como explican los expertos de Mundo Psicólogos “a veces depositar en alguien tu confianza es una tarea difícil pero no podemos negar que al socializar debemos asumimos ese riesgo con el objetivo de encontrar nuestro sitio”. En casos extremos si hemos sufrido una decepción o una traición podemos llegar a sentir un miedo irracional que les impide volver a confiar en los demás, conocido como pistantrofobia. Si crees que es tu caso, acude a un experto en salud mental para ponerle remedio, porque ese miedo a la traición o la decepción crea una barrera invisible para formar vínculos fuertes.
Presentan una mayor resistencia al cambio
Si no salimos de la llamada zona de confort y siempre nos movemos en los mismos ámbitos y círculos, estamos rechazando la oportunidad de conocer a nuevas personas y vivir nuevas experiencias. Las personas que se resisten al cambio pueden limitar sus interacciones sociales si estas no cumplen con sus rutinas y eso nos impide siempre conocer gente nueva y desarrollar nuevas amistades.
La soledad puede revertirse
La Universidad de Harvard, en uno de los estudios más longevos de la historia, aseguraba que la clave de la felicidad eran las relaciones interpersonales. El Estudio del Desarrollo Adulto de Harvard asegura que las relaciones no solo nos hacen más felices sino más sanos. También se ha estudiado lo contrario. La neurociencia ha revelado el efecto de la soledad en nuestra salud mental, a nivel fisiológico y hasta en cómo procesamos la información, y nos afecta más de lo que podríamos pensar, llegando incluso a cambiar nuestro cerebro.
Además, estudios estadounidenses han revelado que los efectos de la soledad prolongada en el tiempo pueden ser comparables a los de fumar 15 cigarrillos al día. Uno de cada cuatro adultos de todo el mundo afirma sentirse bastante o muy solo, según una encuesta de Meta-Gallup, que señala además que el porcentaje más alto está en el grupo de edad de 19 a 29 años, con el 27% de los participantes experimentando niveles significativos de soledad. En España, un estudio promovido por la Fundación ONCE y la Fundación AXA en el marco del Observatorio SoledadES, el Barómetro de la soledad no deseada en España 2024, asegura que el 20% de la población sufre soledad no deseada en España y dos de cada tres personas que lo sufren, llevan en esta situación más de 2 años.
Aunque la soledad puede proporcionar importantes momentos de reflexión personal que nos ayuden a desarrollarnos como persona y aprender lo que queremos y lo que no, es imprescindible tener amigos a nuestro alrededor y un círculo de confianza que nos acompañe para conseguir ser realmente felices.Tomar conciencia de estos comportamientos será el primer paso hacia el cambio con el que desarrollar amistades más profundas y gratificantes en el futuro.
Fotos | Carolina en Unsplash, Hannah Busing en Unsplash, Yuris Alhumaydy en Unsplash, Soragrit Wongsa en Unsplash
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