Un cambio en nuestra mentalidad durante nuestro tiempo libre puede ser la clave para que el lunes lleguemos al trabajo con una sonrisa y siendo más productivos
Confieso que cuando llega el fin de semana tengo una lista de tareas pendientes que no he pedido hacer entre semana. Poner lavadoras, limpiar la casa, leer, ver una película e incluso dormir si la semana ha sido especialmente complicada. Pero hay algo que diferencia a las personas felices de aquellas que no lo son tanto y tiene que ver con su percepción de su tiempo libre.
Según Cassie Holmes, experta en bienestar y felicidad y autora del libro ‘Happier Hour: How to Beat Distraction, Expand Your Time, and Focus on What Matters Most’, dejar para el fin de semana todas esas tareas que no pudiste hacer no es vivir. Tal como explicaba en el podcast Everyday Better with Leah Smart, la gente realmente feliz se diferencia del resto en que tratan su fin de semana como si fueran vacaciones.
La mentalidad de vacaciones para los fines de semana
“La gente asocia las vacaciones con un descanso… mientras que nuestros fines de semana tienden a ser una rutina en la que nos movemos a través de nuestras actividades”, afirmaba. Las personas más felices usan el fin de semana como dos días más de vacaciones en los que salen de la rutina de hacer y hacer cosas y lo dedican simplemente a vivir. Sé lo que estás pensando, que la vida es algo más compleja y que hay que lavar la ropa para usarla el resto de la semana, pero no es negociable si queremos felicidad. En un experimento que Holmes hizo para su libro descubrió que aquellas personas que trabajaban y trataban su tiempo libre como si fueran vacaciones, tenían más felicidad al volver el lunes al trabajo que aquellos que se tomaban el descanso como el momento de seguir haciendo más y más tareas.
La experta aseguraba en Harvard Business Review que este simple cambio de mentalidad puede conducir a una mayor felicidad: tratar los fines de semana como unas vacaciones. Los que ella llama “vacacionistas” se comportan de forma algo diferente `porque al llegar el fin de semana hacen menos tareas domésticas, trabajan menos el fin de semana o durante su descanso, comen más y pasan más tiempo en la cama disfrutando de tiempo con su pareja. Pero no creas que ese cambio en las tareas fue lo que les hizo felices. Según su investigación, tratar el tiempo como unas vacaciones fue el culpable de que cambiara la mentalidad de las personas. “Los vacacionistas fueron más conscientes y atentos al momento presente durante las actividades de su fin de semana”, aseguraba en la revista de Harvard.
Las investigaciones demuestran que reducir el ritmo y prestar más atención a lo que nos rodea, a la actividad que estamos realizando y a las personas que participan en ella nos permite disfrutar más de la actividad. Es decir, vivir el momento presente de forma real nos hace más sensibles a disfrutar del placer. Y no hace falta que nos de viaje para sentir que estamos de vacaciones. Más bien se trata de reservar al menos un día para hacer eso que te gusta hacer. “Algunas personas dicen que el fin de semana es cuando hacen sus tareas. ¿Por qué no reservas el sábado? Y luego el domingo, puedes hacer todas las cosas que tienes que hacer”, aseguraba en el podcast. Lo que propone la experta es que dediquemos tiempo a aquello que nos hace sentir bien, que nos relaja y nos desconecta de la rutina habitual. Cocinar algo rico, dar un paseo por la montaña, leer, ir al cine, pasear…
Y parece que no solo funciona para ser más felices, también funciona para que cuando volvamos al trabajo seamos más productivos. Por ejemplo, Mark Cuban aseguraba en SXSW que pasa sus fines de semana con sus seres queridos y Richard Branson dijo al Telegraph que los domingos le suga escalar y hacer paddle surf. La clave es reservar un día para hacer lo que nos gusta y conseguir así esa mentalidad de vacaciones.
Pero cuidado porque dado que la mentalidad de vacaciones, y la felicidad que resulta de ella, surgen de romper mentalmente con la rutina y el ajetreo diario, este truco no puede convertirse en una rutina. “Tratar cada fin de semana o cada noche libre del trabajo como si fueran vacaciones puede reducir su impacto cognitivo y emocional”, asegura Holmes, y añade que esas vacaciones mentales puedes reservarlas “para cuando realmente las necesites”. Es decir, lo que propone la experta es que se haga como algo puntual y no como una tónica habitual porque esa repetición terminaría por volverse en una rutina más, así que podemos hacerlo cada dos semanas o cuando realmente necesites un descanso.
“Si se utiliza con prudencia, este sencillo replanteamiento permite disfrutar de parte de la felicidad de las vacaciones sin tener que tomarse tiempo libre adicional”, asegura. La experta añade que puedes aplicar una mentalidad de vacaciones a cualquier tarea que tengas entre manos. “Disminuye el ritmo, presta atención y hazlo más divertido”, por ejemplo poniéndote música mientras recoges la ropa o tomándote una copa de vino mientras preparas la cena.
Fotos | Ave Calvar en Unsplash, Fiqih Alfarish en Unsplash
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