La gente que no sabe que está agotada emocionalmente tiene estos ocho comportamientos sin darse cuenta

Aunque se habla mucho de burnout, el agotamiento emocional puede darse fuera de trabajo y provocarnos algunos síntomas que no identificamos como tales

Sentirnos cansados de vez en cuando no debería ser por sí solo un signo de alerta. Por ejemplo, podemos estar cansados después de una intensa clase de spinning, después de tener un mal día en el trabajo, después de hacer un doble turno o tras pasar todo el fin de semana disfrutando de alguno de los festivales de música que tenemos en España.

Sin embargo, podemos confundir estar cansado con estar emocionalmente agotado o sufrir el también llamado síndrome de desgaste emocional. Lo segundo no se cura con un par de días libres y muchas horas de sueño en una cama confortable. Para lo segundo necesitamos pedir ayuda psicológica. Y aunque parece que ese desgaste emocional puede ocurrir solo en el trabajo con el llamado burnout, en nuestra vida personal también podemos sentirnos agotados emocionalmente y presentar comportamientos que en realidad son síntomas de ello. Según diversos estudios, el agotamiento mental y sus síntomas afectan entre un 10% y un 30% de la población, así que no está de más saber sus síntomas.

Siempre te sientes agotado

¿Cómo estás? Si en los últimos meses tu respuesta a esta pregunta ha sido “agotado/a”, no estamos ante un cansancio puntual, aunque te repitas una y otra vez que es una racha. En el caso de cansancio normal, una buena noche de sueño o un fin de semana de descanso suelen ser suficientes para mitigarlo, pero cuando estás emocionalmente agotado, la fatiga no desaparece por mucho que duermas. Es un cansancio más profundo que hace que siempre estés agotado.

Tienes problemas para dormir

Puede que te cueste conciliar el sueño, que te despiertes constantemente o que te levantes igual de cansado que estabas antes de meterte en la cama y aunque hayas dormido ocho horas. Y aunque tengas una buena higiene del sueño, este está alterado. Además, siempre tienes sueño, como si te hubiera picado la mosca tsetsé. Como estamos agotados, el sistema nervioso no consigue relajarse adecuadamente y esa constante activación desgasta el organismo, según una investigación de la Universidad de Burdeos en Francia.

Te cuesta concentrarte

Como nos explican desde Arkopharma cuando sentimos fatiga emocional nos cuesta concentrarnos más de la cuenta y además tenemos una disminución de la capacidad cognitiva. Nuestra productividad disminuye, pero también nuestras capacidades. Piénsalo, tu mente está cansada y nublada así que rendir y concentrarse resulta más difícil que de costumbre.

Has perdido la motivación hasta por cosas que te gustaban

Cuando estás emocionalmente agotado a menudo pierdes el interés por cosas que antes te entusiasmaban o te inspiraban. Es como si nada te apeteciera. Si antes disfrutabas de los conciertos, ahora no quieres ni ir. Si antes te apasionaba la gastronomía, ahora cada vez sales menos a cenar fuera. Si antes disfrutabas de la pintura, hace meses que no coges un pincel. Incluso puedes empezar a cuestionar el propósito o el valor de tu trabajo u otros aspectos de tu vida.

Estás irritable sin motivo

¿Saltas a la primera de cambio? ¿Te sientes atacado por todo el mundo que te rodea? ¿Te molestan hasta los detalles más minúsculos? Cuando tenemos agotamiento emocional se produce un aumento de la irritabilidad. Nuestro nivel de tolerancia tiende a caer y nuestro estrés, a aumentar. De hecho este estudio encontró una correlación directa entre el agotamiento emocional y la irritabilidad en el lugar de trabajo.

Te sientes desconectado/a del mundo

Aunque pueda parecer ambiguo, cuando te explique en qué consiste, si lo sufres, vas a saber de qué te hablo. Es como si estuvieras viendo tu vida desde una ventana, como si a pesar de estar haciendo las cosas no estuvieras realmente presente, como si hubiera un muro invisible que te separa de tu propia vida. Sentirse separado o desconectado del mundo que lo rodea puede ser una señal sutil de agotamiento emocional, una sensación de desapego de tu propia vida.

Te has descuidado sin darte cuenta

No te cortas el pelo, puedes pasar tres días sin salir de casa (y sin ducharte) si teletrabajas. No te maquillas cuando antes lo hacías, has dejado de hacer ejercicio y cada vez comes peor, pero la llegada hasta este punto ha sido tan progresiva que ni te has dado cuenta de ello. Descuidar el cuidado personal es un síntoma común del agotamiento emocional, así que piensa si has estado ignorando las señales de tu cuerpo.

Tus relaciones personales se han diluido

Las relaciones personales también se ven afectadas por el agotamiento emocional. No tienes ganas de hacer planes, ni de salir, ni de estar con gente. El mero hecho de pensar en compartir espacio con otras personas te da… pereza. Pero esto es la pescadilla que se muerde la cola, porque si hacemos caso a este estudio de la Universidad de Harvard, lo que nos hace realmente felices son las relaciones. Al no tenerlas nos sentimos más infelices y eso nos lleva a más soledad.

Enfermas más de lo normal

La doctora Esther Sternberg explica en el libro ‘The Balance Within: The Science Connecting Health and Emotions’, que nuestro organismo está preparado para concentrar la energía en los músculos y el cerebro en situaciones de alerta como el estrés, para preparar al cuerpo para la acción. Así, nuestro sistema inmunitario cuenta con menos recursos para defenderse y como explican desde Mayo Clinic, la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones se reduce. Las enfermedades frecuentes pueden ser un signo importante, y a menudo pasado por alto, de agotamiento emocional.

Sientes tensión muscular

A menudo te descubres apretando los puños sin motivos, con los hombros levantados, el ceño fruncido o los dientes apretados. Según una investigación de la Universidad Dongguk, en Corea del Sur, es culpa del estrés crónico que provoca una tensión física y mental que puede terminar provocando dolores en el cuello, los hombros o la cabeza, lo que también explicaría el porqué de tus dolores de espalda y tus migrañas.

Ahora que sabemos que estamos agotados mentalmente y no solo cansados, es el momento de hacer algo para remediarlo. Como nos explica la psicóloga Iratxe López, “el primer paso es parar y descansar. En algún momento hay que hacerlo. Es necesario reflexionar sobre qué te ha llevado a ese agotamiento y cómo evitar caer en el mismo patrón en un futuro. Mirar hacia dentro y no hacia afuera. Estar pendiente de ti y de tus necesidades.” Y como no es fácil, pide ayuda. Hay muchos profesionales de la salud dispuestos a ayudarte.

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