Seis cosas de las que la mayoría de gente no se da cuenta hasta que es demasiado tarde

Lo pasamos por alto durante toda la vida y cuando abrimos los ojos nos damos cuenta del tiempo perdido, los momentos no aprovechados y la felicidad no disfrutada

Empecemos con una pregunta: ¿cuántas veces te has dicho “ojalá haber sabido esto antes”? La que escribe lo tiene claro. Demasiadas. Y es que hay muchas cosas que tendemos a pasar por alto y que cambiarían nuestra vida de haber tomado conciencia de ellas antes. Pueden ser pequeñas como “de haber sabido que el autobús tardaría tanto, habría salido más tarde de casa”. O grandes como, “de haber sabido que este chico me iba a partirme el corazón, no hubiera tenido ni la primera cita con él”.

Hay revelaciones o reflexiones que muchos pasamos por alto hasta que ya es demasiado tarde, así que vamos a pensar en ellas hoy, en lugar de arrepentirnos mañana.

El poder de vivir el ahora

No sé la cantidad de veces que me he obsesionado con el futuro y lo que podía pasar, o peor aún, que me he anclado en el pasado sin ser capaz de pasar página. Aunque revisitar el pasado es la única forma de seguir adelante en algunos momentos, lo cierto es que ni vivir pensando en el futuro ni hacerlo pensando en el pasado es lo más recomendable. Según la psicología, aumenta la ansiedad y el estrés cuando estamos centrados constantemente en lo que ha sido o en lo que será.

Se nos olvida apreciar el presente en ese ir y venir. Es algo que se trabaja en métodos como el mindfulness, centrar por completo nuestra atención en lo que vivimos aquí y ahora. El sabor de la croqueta que te metes en la boca. El abrazo cálido de tu madre. Un beso. La película que estás viendo. Estamos tan centrados en la vida que hemos vivido y la vida que viviremos que se nos olvida pensar en la que estamos viviendo.

La realidad es que la vida se desarrolla en el presente. No podemos volver al pasado ni sabemos lo que sucederá en el futuro, así que es el momento de aprender a vivir en el presente.

No tienes todo el control

Creemos que somos dueños de nuestro propio universo y que podemos controlar por completo el curso de nuestras vidas, pero si has leído algo de psicología es posible que te hayas topado con la realidad: hay muchas cosas que escapan a nuestro control. Podemos aprender a surfear las olas, pero no detenerlas porque, aunque no podemos controlar todo lo que nos sucede, sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ello.

Ser más productiva no te hará más feliz

Cuando sufres productivitis y estar ocupada durante todas las horas del día se convierte en tu máxima prioridad, lo más probable es que termines sufriendo estrés, agotamiento y una desconexión completa de lo que de verdad importa. Llenas todas las horas del día creyendo que la actividad constante equivale a productividad y éxito.

Solo te das cuenta del error cuando sufres las consecuencias y terminamos mental y físicamente agotadas. Pero te diré algo, las personas más felices del mundo llevan una vida tranquila y no corren de un lado para el otro. En las zonas azules, conocidas por ser las regiones más longevas y felices del mundo, el estilo de vida es siempre el mismo: una alimentación de calidad, mantenerse activos y conectados socialmente y lo más importante de todo, vivir tranquilos. Bajar un par de marchas a tu estilo de vida puede ser ese secreto para ser feliz que tanto persigues.

El ego tiene un poder destructivo

Aunque el ego puede darnos una sensación de identidad, también puede alimentar nuestras inseguridades y mantenernos estancados en patrones de pensamientos y comportamientos negativos. Como explican las psicólogas de Somos Estupendas, “si vivimos dominadas por el ego estaremos experimentando una distorsión de la realidad basada en lo que nos gustaría que fuera pero no es”.

El escritor Pablo d’Ors afirmaba en Aprendemos Juntos que, normalmente, somos víctimas de nuestro ego, y explicaba que “el ego es esta tendencia a la autoafirmación y a la apropiación que tenemos todos. Queremos autoafirmarnos y apropiarnos de las cosas con una imagen, como si tuviésemos un foco permanentemente iluminándonos a nosotros mismos, siendo nuestro primer plano el único plano de toda la película. Despertar es empezar a girar ese foco de tal manera no te ilumina solamente a ti. Cuando giras ese foco, ves el mundo”.

Nada permanece

Decía Heráclito que “todo fluye, nada permanece”. Han pasado más de 2.500 años y sigue siendo una verdad como un templo. Nada en el mundo es permanente, y cuando aprendemos a valorar lo efímero de la vida, aprendemos a disfrutar más. Las enseñanzas budistas hablan de ese concepto de impermanencia, pero pasamos gran parte de nuestras vidas aferrándonos a personas, posesiones y experiencias, esperando que duren para siempre. Nos cuesta practicar el desapego.

Aprender la cruda lección de la fugacidad de la vida cuando perdemos algo o a alguien, puede moldear profundamente nuestra perspectiva sobre la vida. Aceptar que las cosas cambian es complicado, pero nos ayuda a librarnos del miedo y a vivir de una forma más consciente aprovechando cada momento.

La búsqueda de validación externa no sirve para nada

En un mundo impulsado por las redes sociales y con una sociedad que nos juzga y dice cómo debemos ser y actuar constantemente, es posible que terminemos atrapadas en la búsqueda de validación externa. La Dra. Karen Hall afirmaba en Psychology Today que la validación es el reconocimiento y la aceptación de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y conductas de otra persona como comprensibles, y que la autovalidación es lo mismo, pero hacia nosotros.

Es posible que hayas modificado tu vida de alguna manera, tu aspecto o incluso tu forma de pensar para encajar en las expectativas de otros o en normas sociales sin darte cuenta de que al hacerlo, te pierdes a ti misma. Por ejemplo, el peso es el imperio romano de muchas mujeres por la presión social a la que su aspecto es sometido. Y te digo por experiencia que intentar encontrar siempre la validación externa es agotador y parece no terminar nunca.

La verdadera autoestima empieza y llega de nosotras mismas y la única validación que necesitas es la tuya. La mayoría de las personas no se dan cuenta de esto hasta que después de años buscando la aprobación de los demás descubren que no les da la felicidad que pensaban. Nuestro valor no está definido por los demás y es hora de que lo sepas ya.

Fotos | Harli Marten en Unsplash, Vlad Sargu en Unsplash

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