Siete señales de que estás siendo una persona agotadora según la psicología

Aún no lo sabes, pero estos comportamientos que tienes cada día en tus relaciones pueden hacerte parecer insoportable sin que te des cuenta

Que levante la mano la persona que conozca a alguien con quien es complicado estar. Una persona agotadora, de esas con las que se hace un mundo interactuar y que son como vampiros emocionales que chupan tu energía. Yo tengo levantada mi mano y estoy convencida de que tú también. Siendo franca, conozco a más de una persona así.

Todos tenemos malos días en los que estamos realmente insoportables, pero hay personas cuyo día a día es así. No porque quieran. A veces ni siquiera son conscientes de ello, pero sus comportamientos nos sacan de quicio. Según explica Lachlan Brown, fundador de HackSpirit y experto en mindfulness, relaciones y desarrollo personal, existen siete comportamientos que suelen mostrar las personas con las que es difícil estar, y que muestran sin darse cuenta de que lo hacen y del efecto que esto podría tener en sus relaciones. Conocerlos es el primer paso para tratar de evitarlos.

Siempre vas de víctima

Las personas que siempre van de víctimas no suelen ser fáciles de tratar. Nunca se hacen responsables de sus actos y siempre son otro (o el mundo en general) quien tiene la culpa de lo que les ocurre, y esa “perpetua victimización” puede resultar “agotadora para quienes los rodean, ya que a menudo da lugar a una falta de responsabilidad y de crecimiento personal”, asegura el experto. En lo que a relaciones se refiere, puede provocar incluso que exista una bajo o nula responsabilidad afectiva. No solo es perjudicial para aquellos que tienen cerca, también para ellos mismos porque la forma en que respondemos a los desafíos es determinante para nuestro propio desarrollo personal.


Eres excesivamente competitivo

Las personas que convierten cada situación en una competición son innegablemente complicados de tratar. Y esa competitividad puede darse en una conversación en la que tú les cuentas que tienes una enfermedad y ellos te dicen que la suya es más grave. O puede ser si les hablas de lo mucho que se ha esforzado tu hijo para aprender a tocar la guitarra y ellos te dicen que el suyo aprendió a tocar el piano con cinco años. Su necesidad constante de ganar puede hacer que los demás se sientan inferiores, o generar una tensión porque la otra persona no sienta escuchada.

No tienes empatía

La empatía es mucho más que ponerse en los zapatos de otro. Es comprender los sentimientos de los demás y respetarlos. Todos los sentimientos y emociones son válidos, aunque no los entendamos. La validación emocional entraría dentro de la empatía, así que si tienes al lado a alguien que te dice “súperalo” o “no es tan malo” en lugar de “entiendo que puedes sentirte mal por esto”, puedes sentirte solo e incomprendido. El experto explica que “las personas que carecen de empatía a menudo no se dan cuenta de que su incapacidad para conectarse con otros a nivel emocional puede hacer que sea difícil estar cerca de ellos”.

Siempre eres negativo

Era 1999 y el entrenado Louis Van Gaal se hacía viral con la frase “Siempre negativo, nunca positivo”, que tan bien nos viene hoy. Es cierto que nuestro cerebro tiene una mayor sensibilidad a los sucesos y experiencias negativos, ya que la información negativa produce una estimulación más intensa y aunque se ha descubierto que las personas se sienten más motivadas a cambiar para evitar algo malo que para conseguir algo bueno, el sesgo de negatividad puede afectar a nuestra salud mental.

Todos tenemos días malos y derecho a estar tristes, pero hay personas que parece que viven en una eterna negatividad que las persigue. Su vaso siempre está medio vacío y cualquier cosa que les ocurra tiene un lado malo. Ese pesimismo constante puede resultar agotador y crear un ambiente tenso.

Interrumpes continuamente

Maria Venetis, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Rutgers aseguraba al NY Times que cuando nos interrumpen nos molesta “porque insinúa que mis ideas o mi participación no son válidas”. Imagina que esas interrupciones fueran constantes. Es como si estuvieran diciendo: "Lo que tengo que decir es más importante que lo que dices tú", lo que provoca que la conversación parezca unilateral y sea complicado tratar con estas personas. Una conversación no es hablar. Es hablar y escuchar porque todos tienen derecho a participar en ella.

Eres demasiado crítico

Brown asegura que “Deberíamos esforzarnos por ser más comprensivos y menos críticos para lograr una coexistencia más armoniosa”. Cuando estamos hablando con alguien que siempre tiene una opinión sobre todo y es capaz de encontrar defectos hasta en las cosas más pequeñas y hacer esa crítica en alto, puede ser agotador para quien lo escucha. No es que no haya que ser críticos, es que todo en exceso es malo. Como bien decía el experto, hay que recordar que “cada uno tiene su propia manera de hacer las cosas y diferente no significa necesariamente incorrecto”.

Fotos | The Big Bang Theory

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