La ciencia llevaba años buscando un hábito relacionado con un menor índice de masa corporal, ahora lo ha descubierto: el ayuno nocturno

Las revisiones de los estudios científicos ya nos habían planteado los posibles beneficios del ayuno intermitente a la hora de perder peso, así como ayudándonos a mejorar otros factores como la hipertensión o los niveles de glucosa en nuestro organismo. Las ventajas estaban ahí, pero está claro que esos periodos de ayuno durante el día es algo que tiende a costarnos más, porque es evidente en algún que otro momento nos pica el gusanillo a pesar de que a la hora de comer nos decantemos por alimentos saciantes a la par que saludables. Tranquilas, no todo está perdido, hay un tipo de ayuno que quizás se amolda más a nosotras y es el ayuno nocturno.

Según un estudio publicado en el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity, existirían dos hábitos específicos que estarían asociados con un menor índice de masa corporal (IMC) a largo plazo y son: hacer un ayuno más largo durante la noche y desayunar temprano. Y es que, a diferencia de otros ayunos, este no consiste en saltarse ciertas comidas, sino que son esas horas en que no comemos aprovechando el descanso nocturno.

En la investigación llevada a cabo participaron más de 7.000 personas voluntarias de entre 40 y 65 años respondiendo cuestiones sobre su peso y altura, sus hábitos alimentarios, incluyendo las horas de las comidas, así como otros hábitos de estilo de vida o incluso su posición socioeconómica. Se observó a través de sus resultados como el alargar el ayuno nocturno podría ayudarnos a mantener un peso saludable siempre que vaya acompañado de una cena y un desayuno tempranos. Como indican en el estudio esto podría deberse a que comer más temprano durante el día se ajusta más a los ritmos circadianos, lo que podría permitirnos quemar mejor las calorías y regular el apetito y, en consecuencia, mantener un peso saludable.

Aunque es una posible opción, desde la investigación señalan que aún es pronto para extraer una conclusión definitiva, puesto que para ello se necesita más evidencia científica. Además, es imprescindible tener en cuenta que en dicho análisis los datos variaban en función del sexo. En general, en las mujeres se observaba un menor IMC, una mayor adherencia a la dieta mediterránea, así como una menor tendencia al consumo de alcohol. Sin embargo, peor salud mental y mayor probabilidades de encargarse de la supervisión de la casa o de la familia.

Por otra parte, en análisis llamo especial atención un pequeño grupo de hombres que hacían su primera comida del día pasadas las 14:00 horas, realizando una media de 17 horas de ayuno. En relación al resto de participantes se observaba como este grupo tendía un estilo de vida menos saludable con mayor probabilidad de fumar beber alcohol o menor actividad física, patrones que, sin embargo, no se observaron en ningún grupo de mujeres. 

Aun así, volviendo sobre el ayuno nocturno largo y las ventajas de desayunar pronto a la hora tener un índice de masa corporal más bajo, es esencial tener en cuenta que, aunque se trata de un hábito saludable, se necesitan poner en marcha más investigaciones para llegar a un resultado contundente que nos asegure la razón por la que este hábito es beneficioso para nosotros.

Fotos | Ella Olsson en Pexels,  Polina Tankilevitch en Pexels

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