Desayuno dulce o salado: ¿cuál es mejor para nuestra dieta?

Cómo empezar el día con energía y de forma saludable

El desayuno es por excelencia una de las comidas más importantes del día. Comenzamos la jornada apostando por una serie de alimentos tras unas cuantas horas sin haber aportado nada de comida a nuestro cuerpo, de ahí que el hecho de decantarnos por una opción u otra sea una cuestión a tener en cuenta. Hay quienes se decantan por versiones dulces donde suele abrirse paso las tostadas con mantequilla y mermelada, pero también hay quienes apuestan por otros clásicos, en su versión salada, como las tostadas de tomate con aceite de oliva virgen extra.

Uno de los errores más comunes relacionados con el desayuno es la opción de prescindir del mismo, a veces ya sea por falta de tiempo, ya que nos despertamos con los minutos justos para prepararnos y acudir al trabajo o simplemente porque decidimos saltarnos esta comida. Lo cierto es que esto provoca que nuestro cuerpo llegue con mucha más hambre de la necesaria a la siguiente comida.

Mientras el desayuno dulce ha sido un claro ganador en los hogares españoles, en los último tiempos, gran parte de la población ha tomado la decisión de reducir el consumo de azúcar en dicha comida y apostar por alimentos salados, con el fin de llevar un estilo de vida más saludable, según indica un estudio sobre los hábitos de consumo en el desayuno de los españoles publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En dicha investigación se ha advertido como existe una creciente tendencia a incluir el desayuno salado, en concreto en una cuota del 19%, algo que supondría que uno de cada cinco desayunos que se realizan en los hogares españoles, son salados. Y es que son precisamente los desayunos salados aquellos que recomiendan los expertos, ya que a primera hora de la mañana es uno de los peores momentos para tomar azúcar, puesto que nuestro cuerpo está más sensible a la glucosa.

Según explica la nutricionista Gabriela Gottau, en un artículo de nuestros compañeros de Vitónica, cereales, galletas, bollos, zumos de frutas y muchos otros alimentos  que protagonizan nuestros desayunos, son fuente de hidratos de fácil asimilación que se recomienda evitar en el día a día y también poseen un sabor dulce que puede generar un efecto adictivo en nuestro cuerpo. Como indica la nutricionista, estas fuentes de azúcares en grandes cantidades o de hidratos de fácil asimilación, pueden ocasionar en nuestro organismo picos de glucosa que dan lugar a fatiga, cansancio, y también pueden estimular el hambre y el apetito poco tiempo después de haberlos consumido.

Bien es cierto que no debemos de demonizar el dulce por la mañana ya que también existen opciones saludables más allá de las anteriormente nombradas, como puede ser el yogur con frutas y chocolate negro 85%, o la granola. Mientras tanto las tostadas de aguacate, queso fresco así como huevos revueltos van ganando más protagonismo en nuestra comidas a primera hora de la mañana. Y es que podemos ir variando con los días apostando por una u otras opciones.

Fotos | Ngakan eka en Pexels, Elina Fairytale en Pexels

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