Lo estaba haciendo mal: esta es la mejor forma de comer avena, según la nutricionista Boticaria García

Todo lo que necesitas saber sobre este imprescindible de los desayunos

La avena es un must en mis desayunos. Recurro especialmente a este alimento en los fines de semana, donde la primera comida de la mañana puede extenderse tranquilamente en el tiempo y durar más de lo habitual en una jornada de trabajo. Los estudios científicos han señalado a este producto como un gran acierto en la dieta si queremos adelgazar, puesto que ayuda a reducir esa sensación de hambre, algo que hace mucho más fácil el hecho de perder peso, por eso cada vez más y más gentes e anima a añadirla a sus menús.

La farmacéutica y nutricionista Boticaria García, una de las divulgadoras de contenido relacionado con salud más aclamadas de los últimos tiempos, ha querido profundizar un poco más a cerca de las características de la avena, porque es cierto que muchas hemos introducido este alimento en nuestra dieta recientemente y apenas sabemos cuál es la mejor forma de prepararla para poder beneficiarnos de todos sus nutrientes.

Estamos acostumbradas a encontrarnos con recetas en las que la avena se consume en formato de gachas o avena trasnochada. En todas ellas, la avena ha sido mezclada con una fuente de proteínas, ya sea con leche o bebida vegetal, para hidratar el cereal y formar esa pasta parecida a la papilla que luego consumimos añadiéndole toppings como frutos rojos o frutos secos. Ahí es donde nos surge la duda, ¿podemos tomarnos la avena cruda?

La experta ha puesto el tema sobre la mesa: "seguro que has oído que no se puede tomar cruda porque tiene un antinutriente, el ácido fítico. Este no es el malo malísimo de la película. De hecho, tiene propiedades antioxidantes", explica. Aunque no se trata de un nutriente que atenta contra nuestra salud, si que puede "actuar secuestrando nutrientes", puesto que, como aclara la nutricionista, eso quiere decir que si el calcio, el hierro, el zinc, entre otros, andan cerca de esta sustancia, no se absorberán correctamente en el intestino.

Es en este momento cuando empezamos a pensar cuál puede ser la fórmula para consumir avena sin que contenga ácido fítico. Boticaria nos da el tip definitivo: "podemos remojarla la noche anterior durante 10 o 12 horas o calentarla". Esto quiere decir que la famosa receta de la avena trasnochada es una opción sobresaliente, algo que, confesamos que nos deja mucho más tranquilas.

Pero, ¿qué ocurre si quiero espolvorear unos granos de avena laminada a modo de topping sobre mi yogur natural? Boticaria ha aclarado que: "a diferencia de los garbanzos, que no se pueden comer crudos, los copos de avena se han sometido a un tratamiento térmico al vapor y luego se han laminado. En ese proceso ya se ha perdido parte de ácido fítico y no hay inconveniente en tomarla tal cual," explica la experta.

La clave a la hora de consumir avena está en mezclarla con una fuente de proteínas. Así lo explica la nutricionista Gabriela Gottau en un artículo de nuestros compañeros de Vitónica, ya que de esta forma no solo conseguimos reducir el índice glucémico de la avena, sino que a la par aportamos azúcares naturales a nuestra receta y favorecemos esa sensación de saciedad, evitando el picoteo entre horas. El truco de la avena es consumirla junto con proteínas.

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