Toma nota de este asana que no puede faltar en tu sesión de yoga
Si eres de las pocas que aún no se ha sumado a la moda del yoga, hoy venimos a darte el empujón definitivo para que te unas a esta disciplina. La conexión cuerpo mente que promete esta práctica, junto con su poder a la hora de tonificar los músculos de nuestro cuerpo, ha sido el mix perfecto para convencernos y poner a prueba algunas asanas. Inmediatamente, tras probar la primera clase ya estábamos completamente conquistadas por su efectividad y sus beneficios. Eso sí, de todas las posturas posibles hay algunas que sí o sí siempre tienes que tener bajo tu radar.
Tanto para las principiantes en el yoga, como para las más veteranas, la postura de malasana, es una auténtica imprescindible. Este asana no solo consigue liberar la tensión de los músculos de nuestro cuerpo, sino que también aumenta notablemente la flexibilidad del mismo y mejora nuestra digestión, trabajando los músculos de la zona del core y estimulando los órganos internos que forman parte del proceso digestivo.
El paso a paso de la malasana
Para poner en marcha este asana, nos colocamos sobre el mat de yoga de pie con las piernas separadas a la altura del ancho de las caderas. Desde ahí, flexionamos las rodillas como si fuésemos a hacer una sentadilla e inclinamos nuestro tronco hacia a delante. Seguidamente, apoyamos nuestros codos sobre la cara interior de las rodillas, manteniendo nuestra columna recta y nos quedamos en dicha postura al menos durante 30 segundos.
Puedes ejecutar este asana en cualquier momento del día, tras levantarte por la mañana a modo de estiramiento matutino para despertar los músculos de tu cuerpo, o tras las comidas, para favorecer la digestión de las mismas. Sea como sea, lo importante es hacer hasta 4 repeticiones, de unos 15 segundos cada una o, en su defecto, añadirla a tu sesión de yoga junto con otras de tus posturas favoritas, para obtener más resultados.
Además de ser un must para aumentar la flexibilidad de nuestro cuerpo y favorecer nuestra digestión, la malasana también ayuda a tonificar y fortalecer los músculos de las piernas y trabajar el abdomen y la espalda, mejorando así nuestra postura y nuestro equilibrio. Tampoco podemos olvidarnos de que este asana, al igual que la gran mayoría de movimientos del yoga, ayuda a relajar nuestra mente. De ahí que sea una gran opción para ayudarnos a desconectar del estrés del día a día mientras mejoramos nuestra condición física, ¡Solo trae ventajas!
Fotos | Ivan Samkov en Pexels
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