La postura del trípode: el asana invertido perfecto para trabajar el equilibrio y tonificar el cuerpo

Si eres de las que, como yo, en cuanto bajan las temperaturas busca como sea adaptar su rutina para poder entrenar desde casa, sin necesidad de ir al gym, toma nota, porque he dado con el asana que no puede faltar en tus sesiones de yoga indoor. Esta disciplina ha sido una de las grandes protagonistas de este 2024 en mis rutinas fitness, pero es cierto que, en cuanto llega el invierno, siempre busco la manera de trasladar las clases presenciales a su versión online para poder hacerlas desde casa. A veces no se al 100% por qué posturas decantarme, pero hay una que siempre añado porque es perfecta para trabajar el equilibrio a la par que la fuerza.

El asana del que estoy hablando es la postura del trípode, un ejercicio que es ideal para trabajar la coordinación del cuerpo, ya que es especialmente útil para conseguir esa conexión cuerpo-mente que nos brinda esta disciplina, puesto que requiere estar especialmente concentradas para su ejecución. ¿Lo mejor?, que puedes practicarla desde el salón de tu casa, porque solo necesitas un mat de yoga.

El paso a paso de la postura del trípode

Para ejecutar bien este asana invertido, también conocido como salamba sirsasana, nos colocamos sobre el mat de yoga en una posición de cuatro apoyos. Desde ahí, llevamos la cabeza al suelo, apoyando la parte de la coronilla por delante de las manos, formando un triángulo con las mismas, es entonces cuando debemos repartir el peso del cuerpo entre la cabeza y las manos. Estas últimas se encargarán de empujar el suelo.

Es importante prestar atención a la zona de las cervicales e intentar que dicha área no esté especialmente comprimida para evitar lesiones. Una vez que tenemos bien firme los puntos de apoyo en la cabeza y las manos, vamos  elevando poco a poco las caderas y desde ahí llevamos las piernas y el tronco hacia nuestras manos, como si fuéramos caminando boca abajo. Desde esa posición favorecemos el impulso para la elevación del cuerpo.

Este asana requiere de equilibrio y fuerza, de forma que, si te estás iniciando en el yoga y no consigues ejecutarla en tus primeras sesiones, no tires la toalla. Se trata de una postura que necesita de práctica y, sobre todo, de la tonificación de zonas claves como los brazos o el core para poder llevarla a cabo. Eso sí, una vez que le cojas el truco se convertirá en un imprescindible en tus sesiones de yoga.

Fotos | Viktorya Sergeeva en Pexels

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