Cómo elegir la mejor opción para tu salud a la hora de tomar el café
El café es la bebida imprescindible de mis desayunos, aunque a veces también recurro a una segunda taza en las sobremesas. Ardiendo en invierno y con hielo en verano. Es sin duda una de las excusas más repetidas para poder quedar y "tomar algo". Basta que una ya lleve un par de cafés en el cuerpo para decantarse entonces por el descafeinado, pero, ¿cuál de las dos opciones es mejor? ¿Prescindir de las opciones con cafeína es una buena idea?
El café es un gran antioxidante que presenta un alto contenido en cafeína, lo que hace de esta bebida un producto psicoactivo que afecta directamente a nuestro sistema nervioso central, pero, como indican los estudios científicos, esto no es algo negativo, sino que siempre que se trate de un ingesta moderada nuestro sistema nervioso puede verse beneficiado, además podría ayudarnos a reducir también el riesgo de diabetes.
La versión descafeinada del café, según explican nuestros compañeros de Vitónica, es una opción perfecta para aquellos que quieren prescindir de la cafeína o que les sienta mal. Puedes pasarte al descafeinado y seguir disfrutando del sabor y los beneficios de esta bebida antioxidante ya que seguiría actuando también como prebiótico para tus bacterias intestinales. Y es que los polifenoles, metilxantinas y catequinas, esos antioxidantes que tanto despuntan en el café puro, no desparecen a través del proceso por el cual se elimina la cafeína del café, por lo que aportarían prácticamente los mismos beneficios.
El café descafeinado es una opción sobresaliente para esas ocasiones en las que ya hemos tomado varias tazas de café a lo largo del día, pero nos siguen apeteciendo uno, o quizás se acerca las horas más próximas a la noche y buscamos prescindir de cualquier estimulante. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, aclara que aunque la ingesta segura de cafeína diaria puede variar entre las personas, ya que cada una tenemos una tolerancia diferente a la cafeína, en un adulto sano el límite sería de hasta 200 mg de cafeína diaria, lo que equivale aproximadamente un máximo de 3 tazas.
Las opciones sin cafeína son una alternativa muy acertada para aquellas personas que por su herencia genética no son capaces de metabolizar la cafeína del café y aún así quieren disfrutar de los beneficios de esta bebida sin poner en riesgo su salud. Aunque la cafeína también puede sentar mal a personas embarazadas o periodo de lactancia, así como aquellas que estén pasando por un episodio de ansiedad, explican desde Vitónica. Ahí el descafeinado quizás se convierta en su mejor aliado. Esto no quiere decir que una opción sea mejor que otra, sino que, dependiendo de nuestra condición física, la hora del día en la que lo tomemos o el número de tazas que consumamos, una opción puede ser más acertada que la otra.
Fotos | Jason Villanueva en Pexels, Lucas Durães en Pexels
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