La disciplina deportiva perfecta para incluir en tu rutina fitness que es tendencia y la opción ideal para cuidarte por dentro y por fuera
Aunque la palabra slow jogging pueda parecernos algo nuevo en cuanto a disciplinas deportivas, su concepto lleva años y años entre nosotros y es que se trata de una técnica que ha sido redescubierta por expertos dados todos los beneficios que proporciona no solo en la salud física, sino también mental. Un tipo de ejercicio que se emplea en su mayoría como mecanismo de meditación activa, ya que ayuda a reconectar el cuerpo con la mente.
El slow jogging va mucho más allá de una simple rutina de ejercicio, sus raíces vienen del movimiento Slow, que se originó en la década de 1980 en Italia como una respuesta a la cultura de la prisa y la velocidad. Consiste en ir trotando a un rimo lento y consciente que se diferencia principalmente del running en que que en este último corremos midiendo el tiempo con el fin de llegar al máximo rendimiento, mientras que los principales objetivos del slow jogging no son la quema de grasa o los kilómetros recorridos, sino la conciencia del cuerpo y la mente, todo ello mientras ejercitamos también el cuerpo.
Para ponerlo en marcha empezamos a trotar manteniendo un ritmo cardíaco suave y estable en un rango de 110 a 140 pulsaciones por minuto y aprovechamos ese ritmo constante para meditar y conectar a la par con el cuerpo. Es esencial no aumentar y no disminuir la velocidad para no dejar atrás esa parte de conexión con uno mismo que se desdibuja con los altibajos que suponen los cambios de frecuencia. Y es que esta disciplina apuesta por correr lento pero de forma constante.
En cuanto a la lista de beneficios más allá de su papel como actividad mindfullness que permite mantener la mente completamente conectada con el presente, los estudios científicos destacan una mejora de la salud cardiovascular, puesto que mantiene la frecuencia cardíaca en un rango del 70% de la máxima teórica.
Podríamos decir que esta técnica coge lo mejor del yoga y el running y lo aúna en una misma disciplina para que puedas cuidar tu salud cardiovascular a la par que tu salud mental. Además, al tratarse de un ejercicio de bajo impacto se ha señalado en varias ocasiones a este tipo de entrenamientos como el slow jogging como la opción ideal para introducirse en el mundo fitness una vez pasados los 50, aunque es sin duda un must para incluir en las rutinas deportivas independientemente de las edades.
Fotos | Tima Miroshnichenko en Pexels, Gustavo Fring en Pexels
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