Marie es una joven de 18 años que lleva años en casas de acogida y que ahora vive sola. Una noche es atacada por un hombre que entra en su apartamento mientras duerme. Le ata, venda los ojos y viola.
Marie es vulnerable, tiene miedo y está cansada. Es joven, indefensa y está sola y traumatizada, y los detectives comienzan a dudar de su relato.
Así comienza Creedme, una miniserie que muestra la realidad de las violaciones en un relato tan necesario como terrible. Y no solo hablamos de la violación en sí, sino del tratamiento de las pruebas, la investigación del caso y el proceso en el que las víctimas se ven inmersas y que abarca desde una declaración a un exhaustivo examen físico.
La historia real en que se basa Creedme
El reportaje de ProPublica que recibió el Pulitzer en 2015 es la historia real en que se basa la nueva miniserie de Netflix, que narra la historia real de un violador en serie y la investigación del caso. Al igual que con Así nos ven, la miniserie nominada al Emmy que narra la historia real de los cinco de Central Park, Creedme es cruda y sincera.
La detective Stacy Galbraith y la sargento Edna Hendershot son las investigadoras reales que en la serie se transforman en Duvall y Rasmussen y a las que dan vida Merritt Wever (Godless) y Toni Collette (Hereditary), el maravilloso tándem que junto a Kaitlyn Dever (Súper empollonas) protagoniza esta serie.
La historia se relata en dos tiempos. Por un lado en la ciudad de Lynnwood, en el estado de Washington, donde Marie denuncia el ataque a la policía en 2008. Por otro lado en 2011, cuando la investigación de las detectives se lleva a cabo.
El primer capítulo de Creedme se centra en Marie y es la perfecta narración del sufrimiento de una víctima de violación. Sufrimiento que no termina cuando el atacante se va. Es un primer episodio duro, angustioso y eficaz en sus intenciones, porque tras verlo, te enganchará hasta el final de la serie.
El tacto y respeto con el que se tratan las agresiones sexuales
No es solo que la serie narre su historia desde las víctimas, colocándolas en la posición principal y que queda más que patente con su primer episodio centrado en la joven Marie, sino que ellas siempre están en un primer plano.
Una violación es “una marca de por vida, como una bala en la espina dorsal”, tal y como afirma Duvall en un momento de la serie, y esa sensación siempre está presente. Las víctimas de un violador en serie deben ser tratadas con tacto y respeto y a pesar de lo delicado del tema, la serie es brillante en ese aspecto.
La culpa de que ese respeto siempre esté presente es de Susannah Grant, Ayelet Waldman y Michael Chabon, las responsables de la serie, que centran sus esfuerzos en las víctimas en todo momento. Y la razón por la que los espectadores percibimos ese sentimiento es gracias al brillante trabajo del trío protagonista.
Esta miniserie puede que sea de lo mejor de Netflix en 2019. Por su crudeza, el talento de su reparto y lo necesario que resulta recordar que lo importante tras una violación, siempre son las víctimas.
Fotos | Creedme (Netflix)
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