El libro de 'La verdad sobre el caso Harry Quebert' es mejor que la serie de Patrick Dempsey, y podemos demostrarlo

Hay un problema con la serie que emite Movistar +. Al contrario que nos pasó con Bodyguard, no podemos dejar de pensar en Patrick Dempsey como el doctor mazizo de Anatomía de Grey. Es como si Harry Quebert no llegara a meterse bajo su piel. Pero no es lo único que nos pasa con ella. A día de hoy y con tres capítulos vistos, preferimos el libro. Y no pienses que es algo arbitrario. 'La verdad sobre el caso Harry Quebert' no nos está gustando, y te contamos el por qué.

Los flashbacks llegan a confundirte

Vamos a partir de que la serie, como el libro, se desarrolla en tres momentos temporales diferentes (y eso desde el primer capítulo). Por un lado, un presente en el que Harry Quebert (Patrick Dempsey) es detenido por el asesinato de la joven de quince años Nola Kellergan (Kristine Froseth). Por otro lado, un pasado 33 años atrás en el que Harry es un joven escritor que se enamora de Nola. Y por otro, uno diez años antes de la detención en el que Nola está desaparecida.

No es que no nos gusten los flashback. De hecho en series como Homecoming de Amazon Prime Video están tratados maravillosamente bien, tanto que cambian el formato de la imagen, de digital a analógica para separarlas y que no pierdan la integración. El problema es que en la serie que emite Movistar + hay tantos cambios, en muchas ocasiones innecesarios, que te acabas perdiendo.

El Harry Quebert del presente no es creíble

En los primeros planos, no convence. Y por mucho que le pongan canas y le caractericen con látex, sabes que algo en su cara no está bien cuando le enfocan. Y es una pena, porque los ojos de Patrick Dempsey transmiten muchísimo, pero te perderás buscando los remates de una envejecida cara que no termina de cuadrar.

Si lo mejor son los paisajes, no es una buena señal

Nos pasa lo mismo que con la serie española Presunto Culpable, con Miguel Ángel Muñoz. Tiene unos paisajes del País Vasco que son perfectos para hacer un documental precioso de la provincia española, pero fuera de ahí, no es una gran serie. Con La verdad sobre el caso Harry Quebert pasa igual. Los bosques, los planos de largas playas y esa espectacular casa a la orilla del mar que te recuerda a un verano eterno, son lo mejor de la serie (al menos de momento).

La voz en off es excesiva

Es casi imposible reflejar toda una novela tal cual es en una serie. O en una película. En El Señor de los anillos, por ejemplo, tuvieron que quedarse personajes fuera que a los fans nos parecían importantes (como Tom Bombadil), pero que realmente no eran necesarias en una versión visual de la historia.

Si te apoyas tanto en que una voz en off explique todo lo que no puedes explicar con una imagen, consigues dos cosas: que el espectador sienta que tienes que darle más explicaciones de las que necesita, y que acabe resultando pesado. No es necesario que la voz nos demuestre con su constante presencia que el protagonista es Marcus Goldman. No es un libro, que necesita descripciones más exhaustivas para alimentar tu imaginación.

Marcus Goldman no tiene el carisma del libro

El actor, Ben Schnetzer, no nos ha convencido. Llevamos tres capítulos a su lado y no hemos conseguido empatizar con él. Ese personaje que en el libro es leal, de mente inquieta, perfeccionista y con un fuerte espíritu por descubrir la verdad… No termina de estar. Le faltan matices que, esperemos, aparezcan antes de que termine la serie.

No termina de enganchar

La trama del libro nos tuvo en vilo. Y eso que la historia a lo Lolita, con ese amor entre una adolescente de 15 años y un señor de 41, no es algo fácil de plasmar. Y mezclada con un crimen a lo Laura Palmer donde no sabes quién es el asesino, menos. Quizá tuvo demasiada publicidad en su día, lo que hizo que la novela de Jöel Dicker se convirtiera en un best seller y hasta en una moda, pero siendo justos, es un buen libro, que engancha y te atrapa hasta el final.

Hay que pensar que esto es una miniserie de 10 capítulos. Desde el minuto uno tiene que enganchar, porque la oferta es tan amplia en cualquier otro canal, que es fácil soltar lastre y deshacerte de ésta, sobretodo teniendo en cuenta que se emite un capítulo a la semana. ¿Por qué esperar si no me intriga? Es mucho más fácil que me olvide de ella mañana cuando me ponga Las aventuras de Sabrina, a que me acuerde de que ya hay otro capítulo de La verdad sobre el caso Harry Quebert.

De momento este thriller psicológico no es lo que esperábamos. Patrick Dempsey y una novela que nos gusta eran motivos más que suficientes para darle una oportunidad. Y aunque aún quedan personajes por aparecer y mucha trama por tejer, la verdad es que de momento prefiero volver a leerme el libro que terminar de ver la serie.

Fotos| Movistar +

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