La película de Wonder Woman con Gal Gadot rompió todas las previsiones y se posicionó como uno de los films con mejor puntuación en Rotten Tomatoes. El relato de la superheroína conquistó a la audiencia y generó admiración por la amazona a montones pero la fascinante historia que escondía lleva años pasando desapercibida.
Siempre ha habido teorías acerca del feminismo de primera ola del personaje del cómic y La Mujer Maravilla ha sido considerada un símbolo de libertad y activismo social durante mucho tiempo. 'El profesor Marston y Wonder Women', una de las nuevas películas disponibles en Netflix esta temporada, arroja luz al asunto. William Moulton Marston creó allá por 1941 a la Mujer Maravilla teniendo claro desde el lanzamiento el nuevo tipo de mujer que, según él, debería gobernar el mundo. Y su relación poliamorosa y BDSM le sirvieron de inspiración. La Mujer Maravilla que conocemos hoy tenía una marcada carga erótica en sus inicios y mucho que ver con Cincuenta Sombras de Grey.
**Como siempre, avisamos de spoilers. Aunque se trate de una historia real si no la conoces y aún no has visto la película, no sigas leyendo.
Mary Olive Byrne fue la persona que inspiró el personaje de la Mujer Maravilla. Y para entender cómo surgió la chica bella, sabia, fuerte y rápida de los cómics es necesario entender su relación personal con el creador del mismo, el psicólogo William Moulton.
En 1925 Olive (hija y sobrina de dos de las grandes feministas de la época del país) empezó a trabajar como asistente para el profesor en la Universidad. Comenzó ayudando a Moulton y su esposa Elizabeth Holloway a realizar algunas de sus investigaciones entre las que se encuentran los experimentos que dieron lugar a la invención del detector de mentiras. Pero su relación con la pareja acabó traspasando el aspecto profesional. Olive terminó manteniendo una relación poliamorosa con el matrimonio. Y aquí es donde empezó todo.
Olive, quien estaba comprometida con un chico de la facultad, canceló la boda y los tres se embarcaron en una relación. Pero esta rienda suelta de los sentimientos les pasó factura. Ambos académicos fueron despedidos de la universidad de Harvard lo que les dejó en una situación complicada de búsqueda de empleo. Para más inri, Olive descubrió que estaba embarazada de su primer hijo. Lo que les animó a tomar la decisión de irse a vivir los tres juntos pero dificultaba aún más la situación.
En medio de este momento de dificultad, el profesor descubrió una tienda de artículos de bondage que le hizo sentirse atraído automáticamente por los tacones y le llevó a iniciarse en el mundo del BSDM y los cómics. Veía en ellos una explicación al comportamiento humano que estudiaba. Y fueron estas prácticas de bondage y fetichismo precisamente las que inspiraron las cuerdas, el látigo, los brazaletes de las muñecas, la armadura y la diadema de amazona. Lo que, junto a los ideales feministas que defendía el profesor, dio lugar a la superheroína de DC Comics.
Ya en la época hubo quienes se dieron cuenta de la tensión sexual que sugería el cómic, algo que lo llevó a ser duramente criticado pero, con el paso del tiempo y el fallecimiento de William, Wonder Woman terminó perdiendo este componente sexualizado.
Se dice que Olive no fue la única amante de William ya que existen rumores de que también mantenía una relación con Marjorie Wilkes Huntley, una mujer que trabajaba para él pasando a tinta los cómics de Wonder Woman.
Olive tuvo dos hijos con Marston que criaron junto a los dos que concibió Elizabeth. Aunque de puertas para fuera, esta historia nunca salió a la luz. Los tres engañaron a todo el mundo y convencieron a la gente de que ella era su cuñada.
Y esto fue así hasta tal punto que ni los hijos lo supieron hasta que Elizabeth se lo hizo saber en 1963. La historia oficial era que su padre había fallecido. Algo, como poco, irónico, teniendo en cuenta que los tres justos inventaron el polígrafo y que la misma Olive trabajó durante unos años dando consejos de cómo construir un hogar conservador a las amas de casa en una revista.
Fotos | Netflix