Según el avance vertiginoso de la tecnología e inteligencia artificial, los expertos predicen que no más allá del año 2050 el sexo tomará un camino absolutamente diferente al actual. Robotsexuales, sexo virtual con avatares de celebrities y el control absoluto de nuestros orgasmos formarán parte de nuestra vida cotidiana. La cuestión es: ¿cómo afectará todo esto a las relaciones de pareja románticas? ¿Estamos a las puertas de la deshumanización sexual?
Dejé de ver la serie futurista Black Mirror porque, cada vez que finalizaba un episodio, llegaba a la temible conclusión de que la tecnología terminaría destruyendo, no a los humanos; pero sí nuestra humanidad.
¡Alerta, spoiler! Recuerdo un capítulo en el que una empresa se ponía en contacto con una mujer recién enviudada para ofrecerle una App capaz de reproducir la voz de su marido para que ella pudiera seguir interactuando con él por teléfono. Dicha App hacía un análisis de los recuerdos, expresiones y emociones del fallecido gracias a la información que éste había generado en internet. Por lo tanto, las conversaciones que el programa reproducía resultaban absolutamente creíbles; versiones muy fidedignas a las que el fallecido habría mantenido con su esposa si hubiera estado vivo.
Que un móvil se convierta en el recuerdo en vivo de tu pareja; que una empresa haga negocio del dolor humano; que te impida superar un duelo para seguir adelante con tu vida, para volver a enamorarte y, en definitiva, para ser feliz me pareció un auténtica aberración. Creemos que la tecnología nos hace más fuertes y, sin embargo, corremos un alto riesgo de convertirnos en seres psicológicamente débiles que viven en una falsa realidad. Llámame anticuada o agorera, pero esa fue mi conclusión.
Cuando leí último artículo para Bondara (empresa de tecnología sexual) del doctor Ian Pearson, futurista tecnológico, inventor de los mensajes de texto y la lente de contacto activa me recordó tanto al panorama futurista planteado por dicha serie de televisión que no supe si echarme a reír o a llorar. Entre su docena de hipótesis, el científico asegura que lograremos proporcionarnos un orgasmo sin necesidad de sexo real; algo que, sinceramente, no suena nada mal. Sin embargo, lo que hay detrás de esa afirmación a mí, personalmente, me pone los pelos de punta.
En el 2030 el sexo virtual será tan cotidiano como contemplar porno hoy en día
Dada la buena aceptación que ha tenido el cine porno VR (realidad virtual) entre sus usuarios y el rápido avance de dicha tecnología (debido a las inversiones económicas generadas por el mercado del sexo), el director de Futurizon prevé que las gafas VR actuales evolucionarán en lentes de contacto activas. Estas podrán conectarse con la piel para reproducir sensaciones reales; y con el cerebro (área septal) ofreciéndonos la posibilidad de procurarnos un intenso orgasmo con presionar un simple botón.
¿Las ventajas del orgasmo sin sexo? Muchas; especialmente para casos de anorgasmia de causa psicológica. Pero además, aquellos que sueñan con el idílico y sobrestimado orgasmo simultáneo podrán disfrutar de él “a la carta”; eso sí, siempre que se organicen con su pareja. Sexo automatizado sin posibilidad de sorpresa.
Todas nuestras fantasías sexuales hechas realidad
Tendrán que pasar tres décadas para que nuestras fantasías sexuales dejen de ser eso, fantasías, y podamos llevarlas al mundo real. Podremos disfrutar de ellas de manera virtual con nuestros compañeros/as. Imagina: tu pareja y tú en la cama, cada uno con sus lentes VR y reproduciendo la escena más tórrida que escondes en tu memoria; o extraída de la novela erótica de moda. Incluso podremos cambiar la ropa o los rasgos físicos al otro virtualmente. El pijama de abuelito que su madre regaló a tu chico, tú lo podrás transformar en un kilt escocés y esa calva incipiente tupirla de los rizos cobrizos de Sam Heugham.
Para el 2050 veremos más sexo entre robots que humano con humano
La tecnología virtual aplicada al sexo fusionada con la inteligencia artificial darán a luz robots expertos en artes amatorias: androides que cubiertos de material blando semejante a cuerpo humano serán programados para satisfacer deseos, fantasías e instintos básicos del consumidor.
Podremos interactuar con ellos en vivo, ya sabes piel con piel (o mejor dicho, piel con goma eva; o lo que sea que utilicen como material). Y serán caros. El propio Ian Pearson admite que los primeros robotsexuales podrán adquirirlos los más pudientes; al resto no nos quedará más remedio que seguir currándonoslo cada sábado por la noche para ligar.
Los robots, asegura el científico, serán objeto de fetichistas, los grandes fichajes de los clubes de striptease y las auténticas estrellas del porno. Ya me imagino a las adolescentes con posters de una Android Band decorando las paredes de su habitación.
Los actores de Hollywood también tendrán sus propios dobles mecánicos para grabar esas escenas peliagudas de sexo. Incluso tendremos la posibilidad de adquirir una reproducción androide de nuestro ídolo que imitará su voz, movimientos y expresiones; pero con la ventaja de que estará programado para cumplir nuestros deseos.
¿Preferiremos el sexo con robots en lugar de sexo con humanos?
Para Ian Pearson esto no debería preocuparnos en absoluto: “la realidad virtual y la Inteligencia Artificial permitirán a la gente explorar sus deseos con seguridad y privacidad. Los valores sociales se adaptarán a estas nuevas posibilidades y comportamientos; y las relaciones amorosas seguirán siendo importantes si somos capaces de mantener el amor y las relaciones emocionales”. Los robotsexuales, considera el científico, serán una opción perfecta para todos los que busquen sexo sin compromiso o un juguete sexual más, equivalentes a los actuales vibradores, que uno puede (o no) incorporar en sus relaciones sexuales a solas y/o en pareja.
Visto así suena muy idílico. Claro que si reflexionamos sobre las altas tasas de adicción a internet en la actualidad, cabe suponer que sucederá lo mismo con el sexo virtual y los robotsexuales. Solo espero que para el 2050, además de orgasmos sin sexo y androides con fenotipo de celebrities, también fabriquen robots con nuestra inteligencia y conocimientos profesionales para que se levanten a las siete de la mañana, cojan el autobús, lleguen a la oficina y se ganen la nómina en nuestro nombre. Mientras tanto, nosotros podríamos dormir abrazados a nuestro compañero/a sentimental. El mío (espero y deseo) de carne y hueso, que da calorcito y no necesita 3-EN-UNO.
Fotos| Pixabay
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