A pesar del éxito de los succionadores de clítoris, existe muchas formas de alcanzar el placer usando la imaginación
Que los succionadores de clítoris han cambiado la vida sexual femenina es un hecho. Todo el mundo ha hablado (o habla) de ellos, tiene una amiga que se confiesa adoradora del mismo y si aún no lo tienes, es más que posible que te plantees que uno de ellos entre en tu vida.
Según nos informa la sexóloga clínica Megwyn White, Directora de Educación en Satisfyer, “cuando tenemos un orgasmo las endorfinas y las hormonas liberadas, incluida la "hormona del amor", la oxitocina, ayudan al cuerpo a controlar el dolor, los calambres y las migrañas”, y añade que "tener orgasmos con regularidad puede ayudar a mantener un equilibrio hormonal saludable y un ciclo regular." Pero no solo es por los beneficios físicos. El orgasmo es capaz de reducir el estrés, por ejemplo, así que masturbarse siempre es una gran idea, sea o no con un Satisfyer (aquí te contamos cómo usar un Satisfyer para sacarle el máximo partido).
Pero ahora que hablamos de masturbación, ¿solo puedo masturbarme con un juguete sexual? Para nada. El placer permite todo lo que tu imaginación quiera, y no solo puedes darte placer con juguetitos. Te contamos varias formas de masturbarte con la que no necesitarás un Satisfyer.
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Con una almohada o cojín
Aunque creas que todo vale, lo cierto es que no te aconsejo nada que nada que uses frutas o verduras para masturbarte. Primero porque pueden probarte infecciones, desgarros o algo peor y que se te quede dentro medio pepino (imagínate explicándole la situación al médico de urgencias), y segundo porque no lo necesitamos. Aunque durante años los dildos se conocieran como consoladores, la verdad es que no necesitamos meternos nada de nada para disfrutar al máximo. Solo con una almohada podemos disfrutar muchísimo.
No me he vuelto loca. El roce contra la almohada y las sábanas puede ser especialmente placentero. La clave está en colocar cualquier objeto como una toalla enrollada, un cojín o una almohada entre las piernas, y ejercer un movimiento de fricción, simulando el que harías haciendo el llamado “petting” (esa práctica sin penetración que tanto nos gusta), pero a solas, rozando nuestros genitales con el objeto.
Podemos hacer lo mismo boca abajo, colocándonos directamente sobre las sábanas, o aumentar el contacto haciéndolo sobre la almohada. Ahora solo tienes que moverte suavemente hasta encontrar el punto justo y el movimiento que más placer te provoca.
Puedes comenzar en la cama con un automasaje erótico, ya que la piel es el órgano más grande del cuerpo y su estimulación puede que no nos provoque un orgasmo, pero sí nos puede excitar al máximo porque nadie nos conoce como nosotras mismas. El punto exacto de placer, el nivel de presión, el movimiento justo. Volvemos de nuevo a la máxima que deberíamos grabarnos a fuego cuando hablamos de placer y de masturbación: disfruta de todo el proceso y no te centres en el orgasmo.
Con la ducha
El chorro de la ducha es un clásico que nunca falla. La idea es colocarlo sobre el clítoris y que la presión del agua haga su magia. Cuidado con este método, eso sí, un exceso de uso podría provocar cambios en el PH vaginal y generar molestias a posteriori como picores, pero de vez en cuando es muy muy placentero.
Estimular el clítoris con tus dedos, pero de una forma diferente
Antes de entrar de lleno aquí, un consejo: no vayas directamente al clítoris según comiences a masturbarte. Es un punto al que llegar, pero recorre un caminito previos por ejemplo estimulando los labios mayores con un movimiento de tus dedos arriba y abajo, o las ingles con suaves caricias, o los pezones de los que hablábamos antes. Y una vez tu clítoris esté preparado para el placer, prueba diferentes movimientos.
Los movimientos en círculo son maravillosos, pero prueba a practicar algo nuevo como movimientos en zig zag que vayan desde la entrada de la vagina a la parte superior del clítoris (pasarás de camino por el punto U y el descubrimiento será maravilloso). Otro gesto placentero y diferente es el de presionar el clítoris con el dedo índice y el pulgar, ligeramente. Un pequeño apretón que puedes combinar con otros gestos como el llamado sandwich, que consiste en colocar el estimular el clítoris con el dedo corazón y anular y colocar el índice y el meñique sobre los labios, estimulando varias zonas a la vez.
Puedes probar por ejemplo a no repetir el mismo gesto durante más de 20 segundos. Así alargarás la llegada del clímax, aumentarás al máximo la excitación y el orgasmo será más potente.
Con un collar de perlas
Vale, no es lo más habitual del mundo, pero te aseguro que funciona. Lo único que tienes que hacer es sentarte sobre tus rodillas en la cama, y poner el collar (bien limpio, por favor), entre tus piernas y moverlo hacia adelante y hacia atrás.
¿Un orgasmo estimulando solo los pezones? Sí, existe
Los pezones son una de las muchas zonas erógenas del cuerpo, y tienen asombrosas posibilidades. Podemos estimularlos con las manos, rozándolos contra la ropa, pellizcándolos y hasta con un hielo.
Hay mujeres de hecho que consiguen alcanzar el clímax solo con la estimulación de los pezones, ya que es una zona con una alta concentración de terminaciones nerviosas y pueden producir mucho placer. Y si el orgasmo no llega no pasa nada porque no necesitas alcanzar el clímax para disfrutar al máximo. En el sexo lo más importante debería ser el camino y no el destino final, ese ansiado orgasmo.
Frente al espejo
Si practicas sexo con otra persona delante de un espejo (y te resulta realmente excitante), prueba a masturbarte frente a uno y a observar cómo reacciona tu cuerpo a los estímulos que vas regalándole. Un extra de excitación y una forma de conocerte aún más a fondo.
Sexo anal a solas
No descartes ninguna zona del cuerpo. Acuérdate de Mónica cuando le explica a Chandler las zonas erógenas que debe tocar...
Siguiendo con esta premisa, ¿por qué no probar con el sexo anal si nos masturbamos? Con nadie estaremos más tranquilas que con nosotras mismas, y puede que esa puerta de atrás que ya te descubrimos con el beso negro, sea tu nueva zona favorita.
Puedes ayudarte de un lubricante para la tarea de estimular el ano despacio, más aún que si lo hicieras con el clítoris. Masajea no solo el interior sino toda la zona perianal y déjate llevar hasta donde quieras. Un sexconsejo: después del ano, nada de tocarte la vulva sin haberte lavado las manos antes para evitar infecciones no deseadas.
Buscando el famoso punto G
Con la estimulación del punto G puede que estemos a las puertas de conseguir el famoso squirting, pero lo consigamos o no, lo realmente divertido es el proceso. Para encontrar esta zona situada en la pared frontal de la vagina, a unos 3-5 centímetros de su entrada, y que coincide con la parte interna del clítoris, podríamos usar un juguete sexual específico para ello (aquí tienes varios juguetes pensados para encontrar el punto G), pero con las manitas también podemos.
Toma nota: vamos a estimularlo con un movimiento de “ven aquí”. Para ello colocamos la palma de la mano hacia nuestro ombligo (la palma hacia arriba) y uno o dos dedos dentro de la vagina. Estos dedos son los que moveremos flexionándolos una y otra vez cuando haymos localizado esa zona más rugosa.
Haciendo deporte
¿Sabías que es posible llegar a tener un orgasmo haciendo deporte? No está al alcance de todos, pero es una posibilidad y por probar no perdemos nada. Es el llamado “coreorgasm” o coreorgasmo, y puedes tenerlo en spinning, haciendo running o hasta con el yoga. En TikTok se hizo viral y lo cierto es que funciona, tal y como afirma este estudio publicado en Sexual and Relationship Therapy.
Fotos | Clarke Sanders, Heng Films, DANNY G, Jakayla Toney, Charles Deluvio en Unsplash
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