No son muchos los famosos que han manifestado mantener una relación abierta o liberal, es decir, una relación en la que ambos miembros pueden mantener encuentros eróticos con otras personas con conformidad de todas las partes. Entre los que han “salido del armario” no monógamo se encuentran Will Smith y Jada Pinkett Smith, Angelina Jolie y Brad Pitt y Núria Roca y Juan del Val.
Los referentes siempre son importantes para normalizar una situación, pero que no haya muchas voces públicas, no significa que la monogamia como forma de vivir en pareja no sea cuestionada. Lo que pasa, y es comprensible, es que posicionarse públicamente en algo que se sale de la norma es exponerse a críticas. Si no, que se lo digan a Núria y Juan que tras comentarlo en un programa de televisión vieron como su relación fue objeto de comentarios, no todos bonitos.
En cualquier caso, algunos estudios afirman que entre el 5% y el 8% de las relaciones estables podrían considerarse como parejas abiertas, en las que el sexo con terceros se consiente.
Fidelidad y exclusividad sexual no son lo mismo
Plantearse una relación abierta es romper con una idea muy arraigada en las relaciones de pareja: la exclusividad sexual. Fíjate que no he dicho fidelidad, porque aunque tradicionalmente entendamos como fidelidad el no tener relaciones sexuales con otras personas más allá de la pareja, realmente la fidelidad es un concepto que va más allá. Según la RAE es la lealtad que alguien debe a otra persona.
Una relación monógama da por hecho, incluso sin necesidad de hablarlo, que la exclusividad en las relaciones eróticas es la fidelidad. En contraste, las relaciones no monógamas consideran que la fidelidad es romper con los acuerdos que se han establecido entre ellos, sean estos los que cada pareja pacte. Por ejemplo, si una pareja tiene como norma explicarse cualquier encuentro erótico con otra persona, si un día uno no lo cuenta, estará siendo infiel.
La fidelidad, así, se convierte un concepto muy particular de cada pareja.
¿Estás preparada para una relación abierta?
Hay personas que tienen muy claro que en una relación tiene que haber exclusividad sexual (según una encuesta del CIS el 74,9% consideraba que la total fidelidad sexual es imprescindible para que una pareja pueda funcionar bien y ser feliz). Hay otras que consideran antinatural la monogamia y que optan por otro tipo de encuentros afectivo-sexuales. Y también hay quién entiende y respeta la idea pero no tiene claro si podría mantener una relación de este tipo. Con todo esto quiero decir que no hay una relación mejor que otra, sino que a cada pareja le encajará mejor una u otra.
¿Cómo saber si una relación abierta está hecha para ti? Puedes empezar planteándote una serie de cuestiones:
- ¿Eres capaz de separar el sexo del amor?
- ¿Te gusta replantearte lo establecido?
- ¿Hablas de sexo, de deseos, de fantasías con tu pareja sin tapujos?
- ¿Puedes imaginar a tu pareja con otro/a sin que te moleste?
- ¿Tienes claro cuáles son tus prioridades en la relación?
- ¿Eres empático/a?
- ¿Disfrutas cuando tu chico/a lo está pasando bien?
- ¿Confías en tu pareja?
- ¿Crees en la honestidad por encima de todas las cosas?
- ¿Hablas de forma abierta, de cualquier tema, con tu pareja?
- ¿Puedes pasar de lo que opinen los demás sobre vuestra relación?
Si la mayoría de respuestas por parte de los dos son sí, hay una buena base para intentar una relación abierta. Aunque nada garantiza su éxito, este depende de la propia pareja y de cómo lo gestione.
Mi pareja quiere una relación abierta y yo no lo tengo claro.
Para que una pareja abierta funcione las dos personas tienen que estar implicadas y con ganas. Si uno arrastra demasiado al otro, si uno no va del todo convencido es posible que el tema no salga bien.
Puede pasar que uno de los dos tenga muchas ganas y que el otro tenga dudas. Hay dos cosas fundamentales: hablar y no presionar. Hay que hablar mucho sobre cuáles son esas dudas, cómo se siente cada uno, qué miedos y qué ilusiones hay. Y el otro punto es no presionar para probar. Por muchas ganas que se tengan, por muy claro que uno lo vea, el respeto a una decisión tan privada es fundamental.
Y no dejarse presionar. Pero sí podemos dejarnos convencer. Quiero decir que una cosa es sentir que nos empujan y otra que la idea poco a poco nos vaya seduciendo y nos apetezca probar. En estos casos, siempre será recomendable ir poco a poco. Quizás se puede empezar yendo a un club de intercambio para mirar y luego ir dando pasos si es lo que se desea. No hay que pasar de 0 a 100 en 3 segundos.
Imágenes | Pexels y fotograma de la película Una relación abierta.