La sexualidad femenina y, en concreto, nuestra respuesta orgásmica ha sido uno de los temas que más curiosidad ha despertado dentro de la Sexología y el estudio del comportamiento humano. ¿Por qué algunas mujeres son capaces de alcanzar el clímax con la simple penetración y otras necesitan la estimulación del clítoris? ¿Qué factores desencadenan orgasmos múltiples y cuáles un único orgasmo intenso?
En la lucha constante por encontrar la explicación científica a todas estas preguntas, el ginecólogo alemán Gräfenberg en los años 50 descubrió que la vagina esconde en su pared anterior (a unos 2 o 5 centímetros de la entrada) un punto altamente erógeno, capaz de desencadenar una secuencia de orgasmos intensos y explosivos. Localizarlo es bastante fácil: túmbate bocarriba en el borde de la cama (con la zona pélvica sobre el canto de esta y los pies descansando en el suelo) e introduce el dedo en tu vagina en forma de gancho. Notarás la forma de un hueso que sobresale (el hueso púbico) y un área de tejido algo esponjoso. Pues bien, justo ahí se esconde el famoso punto G.
Y digo “famoso” porque parece ser el más conocido, buscado y deseado, a pesar de que los expertos aseguran que existen otros tres puntos claves en el conducto vaginal capaces de proporcionarnos un terremoto de orgasmos de magnitud 6 en la escala de Richter. (¡Caballeros, pónganse a cubierto!)
El punto A o AFE (Anterior Fornix Erotic Zone).
Fue localizado por el Dr. Chua Chee Ann, quien asegura que el 95% de las mujeres que logran localizarlo experimentan orgasmos intensos.
¿Dónde se encuentra? En la cara anterior de la vagina, a unos 7,5 centímetros de su entrada por encima del punto G cerca del cuello del útero. Al presionar de forma intermitente esta zona aumenta el nivel de lubricación y la respuesta de excitación.
Posturas ideales para su estimulación: en cuadripedia (apoyando manos y rodillas sobre suelo o cama) mientras tu chico te penetra desde atrás; o la del misionero, siempre y cuando coloques un almohadón que eleve tu pelvis unos centímetros respecto al resto de tu cuerpo.
El punto U.
Se le atribuye la letra U por su cercanía a la uretra. Es una zona muy sensible, cuya estimulación “manual” antes y durante la penetración intensifica el placer y juega un papel excepcional durante el sexo oral. Pero ¡ojo!, un exceso de presión sobre él puede provocarnos ciertas molestias. Así que, no lo olvides: al punto U hay que cogerle “el puntito”.
¿Dónde se encuentra? En la vulva, en el área entre la uretra y el clítoris. Por lo tanto para acceder a él debes separar los labios vaginales.
Posturas ideales: la amazona (tu chico tumbado y tú sentada a horcajadas sobre él). Durante la penetración, balancea tu cuerpo hacia delante para facilitar la fricción de tu clítoris y uretra contra su pelvis. Otra opción es que pidas colaboración a tu pareja para que acaricie con sus dedos esa zona tan maravillosa que esconden tus labios vaginales.
Punto K (o “pasaje misterioso”).
Su máxima defensora es la sexóloga Bárbara Keesling, la autora súper ventas de ‘Cómo volver loca a una mujer en la cama’ y muchos otros manuales de sexualidad muy recomendables.
¿Dónde se encuentra? En el área regional del cuello del útero, por lo tanto su acceso es bastante complicado. Según Keesling, el secreto para alcanzar un “súper orgasmo” a través del punto K consiste en trabajar nuestro músculo pubococcígeo con los ejercicios de Kegel o el uso de la pesa vaginal.
Posturas ideales: aquellas que faciliten la penetración profunda. Por ejemplo, tú en cuclillas sobre tu chico, dirigiendo la penetración, o colocando los pies sobre sus hombros (a cada lado de su cabeza) en el caso de que estéis practicando el misionero.
Después de este (casi) estudio cartográfico sexual, te preguntarás si es tan imprescindible localizar y estimular cada uno de los rincones insólitos que esconde tu vagina. Pues, sí… y NO.
Conocer a fondo tu cuerpo y compartir esos nuevos hallazgos con tu pareja te garantiza un mayor disfrute de las relaciones sexuales. Ya sabes, el conocimiento no ocupa lugar. Además, no nos olvidemos que siempre es más divertido hacer este tipo de espeleología acompañada que sola. Sin embargo, creer que tu placer depende exclusivamente de tocar cuatro teclas es un error. Las mujeres no somos solamente una vagina y cada milímetro de nuestra piel tiene potencial suficiente para convertirse en un punto erógeno si tú y tu pareja os lo montáis bien.
Fotos: DariuszSankowski
En Trendencias| Productos sensuales para disfrutar en pareja
Ver 2 comentarios